Greenspan, un ¨¢rbitro a la espera
No ha tocado los tipos de inter¨¦s desde el verano y evita hacer comentarios sobre uno u otro candidato
Alan Greenspan, el prestigioso presidente de la Reserva Federal, es el buda silencioso de la campa?a. No ha tocado los tipos de inter¨¦s desde el verano y evita hacer comentarios sobre uno u otro candidato. Pero esta semana ha hecho una advertencia gen¨¦rica: "Creo que la mayor¨ªa de nosotros albergamos dudas sobre si la din¨¢mica del proceso pol¨ªtico permitir¨¢ que los super¨¢vit sigan creciendo". Greenspan se refer¨ªa al presupuesto para el a?o pr¨®ximo, que se discute estos d¨ªas y que contiene un aumento del gasto similar al registrado en el pasado ejercicio, superior a la inflaci¨®n. A Greenspan se le atribuye la mayor parte del m¨¦rito en la prosperidad de los dos ciclos presidenciales de Bill Clinton. Hasta ahora, ha interpretado a la perfecci¨®n las pulsaciones de la econom¨ªa: ha sabido reducir el precio del dinero en momentos cr¨ªticos (la crisis asi¨¢tica de 1998, por ejemplo) y elevarlo de forma dosificada para impedir que los tirones del consumo interno estadounidense dispararan la inflaci¨®n. Pero inmediatamente despu¨¦s de las elecciones se le plantear¨¢ una de las situaciones m¨¢s dif¨ªciles de su mandato. Y nadie es capaz de predecir si decidir¨¢ abaratar o encarecer los cr¨¦ditos. Las dos opciones tienen ventajas e inconvenientes.El consumo dom¨¦stico parece condenado a reducirse. El nivel de endeudamiento de las familias est¨¢ llegando a los niveles m¨¢s altos de los ¨²ltimos a?os, y la presi¨®n combinada de una inflaci¨®n en alza, unos precios energ¨¦ticos altos durante un invierno que se pronostica fr¨ªo y una dificultad creciente para conseguir nuevos cr¨¦ditos permiten prever el largamente esperado enfriamiento de la demanda.
Si la prioridad es combatir la inflaci¨®n, alentada por el petr¨®leo y por una situaci¨®n de pr¨¢ctico pleno empleo, la opci¨®n es subir los tipos. Pero eso reducir¨ªa a¨²n m¨¢s la demanda y perjudicar¨ªa a las bolsas, con el riesgo de convertir un posible "aterrizaje suave" en un batacazo econ¨®mico. Por el contrario, si se trata de estimular la demanda para que el consumo dom¨¦stico no se frene en seco, la opci¨®n es bajar los tipos. Con el riesgo de avivar la inflaci¨®n.
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