Clinton y Gore ofrecen una amnist¨ªa para 800.000 inmigrantes hispanos sin papeles
Con el tel¨®n de fondo de la b¨²squeda del voto latino para Al Gore y George Bush, Bill Clinton y la mayor¨ªa republicana del Congreso se han enzarzado esta semana en una batalla sobre una amnist¨ªa para cientos de miles de inmigrantes ilegales. Para probar que Gore, los dem¨®cratas y ¨¦l mismo son m¨¢s generosos que los republicanos, y en una etapa de b¨²squeda desesperada de sufragios, Clinton quiere ampliar la amnist¨ªa a m¨¢s de 800.000 indocumentados, trabajadores que en su mayor¨ªa proceden de Am¨¦rica Latina. Los republicanos reducen esa cifra a la mitad.
La propuesta de amnist¨ªa, contemplada en la Ley de Presupuestos que negocian ahora la Casa Blanca y el Capitolio, es una trampa peligrosa para Bush y su nueva visi¨®n de un Partido Republicano abierto a los inmigrantes hispanos. En el momento en que Bush aspira a conquistar un 40% del voto latino en las elecciones presidenciales del 7 de noviembre, los dem¨®cratas del Congreso, apoyados por Clinton, han presentado la llamada Ley de Justicia para los Latinos y los Inmigrantes. Se trata de legalizar la situaci¨®n de m¨¢s de 800.000 personas que viven y trabajan en EE UU de modo m¨¢s o menos clandestino.La ley contempla tres medidas generosas. La primera permitir¨ªa que soliciten residencia permanente entre 400.000 y 500.000 ilegales que llegaron antes de 1986. La segunda conceder¨ªa a m¨¢s de 300.000 refugiados de los conflictos de Hait¨ª, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala y Liberia el estatuto privilegiado del que disfrutan cubanos y nicarag¨¹enses. La tercera permitir¨ªa que, con el pago de una multa de 1.000 d¨®lares (casi 200.000 pesetas), todos los que intenten regularizar su situaci¨®n puedan permanecer en EE UU, en vez de tener que regresar a sus pa¨ªses.
Clinton confirm¨® ayer que vetar¨¢ las propuestas presupuestarias de la mayor¨ªa republicana del Congreso si no incluyen estas medidas, lo que recibi¨® el aplauso de los l¨ªderes hispanos. "Si el Partido Republicano es serio en su intento de cambiar de imagen entre la comunidad latina, no deber¨ªa oponer una resistencia tan dura a la amnist¨ªa", se?al¨® Cecilia Mu?oz, vicepresidenta de La Raza, principal grupo hispano de defensa de los derechos civiles.Los republicanos no se oponen por completo a la amnist¨ªa. Liderados por sus dirigentes m¨¢s sensibles en esta materia, el senador John McCain y el congresista Henry Bonilla hicieron el lunes una contraoferta que contempla la amnist¨ªa tan s¨®lo para el primer grupo: los que est¨¢n en EE UU antes de 1986. "Esta contrapropuesta es inaceptable", respondi¨® Jake Siewert, portavoz de la Casa Blanca.
Mientras que Gore aprueba al presidente, el tejano Tom DeLay, en nombre de los congresistas republicanos, denuncia que "la amnist¨ªa general" es "una maniobra politiquera destinada a comprar votos". Pero a los conservadores no se les escapa que Clinton ha vuelto a ponerlos en un l¨ªo. Bush no quiso pronunciarse ayer sobre este debate, pero Ray Sullivan, uno de sus portavoces, declar¨®: "El gobernador no apoya en estos momentos una amnist¨ªa general para inmigrantes ilegales".
El crecimiento econ¨®mico permite a EE UU sostener esta pol¨¦mica, imposible a?os atr¨¢s. En una situaci¨®n de pleno empleo, la amnist¨ªa a los ilegales ya fue aprobada en su ¨²ltimo congreso por la central sindical AFL-CIO. Y tambi¨¦n es defendida por numerosos empresarios pr¨®ximos al Partido Republicano, sobre todo de los sectores de hosteler¨ªa, limpieza, jardiner¨ªa y sanidad. Esos negocios no funcionar¨ªan si no fuera por los contingentes de trabajadores indocumentados.
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