El Valencia paga su desidia y prueba la derrota en Atenas

El Valencia dej¨® pasar una excelente oportunidad en Atenas para meterse en la historia. El conjunto de C¨²per se sabe tan seguro y confiado de su f¨²tbol que en ocasiones, como ayer ante el Olympiakos, su superioridad le traiciona. Tras enterrar los automatismos viciados de la era Ranieri, C¨²per ha inculcado a sus jugadores su a,b,c futbol¨ªstico: seguridad en defensa, orden en el centro del campo, y m¨¢xima efectividad en ataque. Una vez asimilada esta idea, la f¨®rmula suele funcionar, pero falla cuando se olvida el ingrediente indispensable: la motivaci¨®n.Sin mordiente ni agresividad, el Valencia deambul¨® por el encuentro como un fantasma hasta que el Olympiakos castig¨® su chuler¨ªa con un tanto de Djordjevic en la segunda parte. Todo porque el Valencia no estuvo en lo que deb¨ªa. Le sobran armas al equipo de C¨²per para derrotar a un grupo como el griego sin excesivas complicaciones. Ning¨²n otro conjunto como el valencianista puede presumir tanto de ralentizar los partidos y dormir la pelota. As¨ª lo hizo el Valencia en el primer tiempo, hasta el punto de enfriar a los enfervorizados hinchas griegos. Mudos se quedaron en la caldera del Spyros Louis, cuya temperatura disminu¨ªa con el paso de los minutos. El equipo de C¨²per se conformaba con un empate, y eso es lo que mand¨®. Ello en medio del sopor generalizado, porque la practicidad del Valencia le arrastra por momentos a ofrecer un feo espect¨¢culo.

La pareja in¨¦dita en ataque, formada por Diego Alonso y Angulo, se perd¨ªa una y otra vez en las grandes lagunas que dejaban los griegos en defensa. Especialmente ap¨¢tico est¨¢ Angulo, que ha regresado irreconocible de Sydney. Diego Alonso, por su parte, sigue jugando al coyote y el correcaminos con los defensas contrarios. Corre que te corre.

La monoton¨ªa que propuso el Valencia se contagi¨® al Olympiakos durante gran parte de la contienda. Sorprendi¨® incluso la poca agresividad de los helenos, que cometieron muchas menos faltas que los valencianistas y que no vieron ni una sola tarjeta. Tanta calma emit¨ªa el conjunto de C¨²per que hasta sali¨® tarde de vestuarios cuando el ¨¢rbitro y los griegos esperaban para comenzar la segunda parte. Demasiada parsimonia, porque el Olympiakos, m¨¢s por inercia y dem¨¦rito del Valencia que por su calidad, acab¨® castigando a los valencianistas por su osad¨ªa. Con el marcador en contra (por primera vez en la Liga de Campeones), el Valencia se qued¨® sin recursos y prob¨® el sabor de la derrota en Europa.