El hombre que pudo reinar
En la Universidad de Valencia, acaban de realizar un estudio para evaluar el efecto Sanus y el resultado obtenido es que el efecto Sanus no existe, que no ha existido jam¨¢s. No pondr¨¦ yo en duda la val¨ªa de este trabajo, ni la capacidad intelectual de su autora, pero sus conclusiones me resultan sorprendentes. ?Puede alguien gobernar una ciudad durante veinte a?os, y con mayor¨ªas absolutas, sin poseer un car¨¢cter y unas cualidades desacostumbradas?Sanus es un fen¨®meno curioso, irrepetible, un producto genuino de Alcoy, del microcosmos alcoyano. Ahora que Sanus ha abandonado la alcald¨ªa, comienza a surgir un movimiento que le niega cualquier carisma personal. As¨ª son las cosas de la pol¨ªtica y uno no tendr¨ªa nada que objetar si el asunto se detuviera aqu¨ª. Pero me temo que el fen¨®meno resulte imparable y nos lleve, en muy poco tiempo, a preguntarnos si Jos¨¦ Sanus hizo alguna cosa de m¨¦rito por esta ciudad.
Muy pocas personas defender¨ªan los ¨²ltimos a?os de Sanus al frente de la alcald¨ªa. En cambio, durante su primera etapa, fue un regidor excelente, muy valorado por los alcoyanos. Supo dar un aire nuevo a la poblaci¨®n y devolverle un protagonismo, una confianza que por entonces estaba muy debilitada. Fue una ¨¦poca de grandes realizaciones, de numerosas obras p¨²blicas. Una ¨¦poca en la que el gobierno valenciano se mostraba generoso y el dinero flu¨ªa hacia Alcoy con una gran facilidad. No pretendo afirmar que Sanus no cometiera equivocaciones durante este periodo. Naturalmente que incurri¨® en ellas. Pero sus aspiraciones, su ansia por transformar Alcoy y convertirla en una gran ciudad, hicieron, a mi modo de ver, excusables muchos de estos errores.
Con el cambio de poder en la Comunidad, las cosas fueron muy diferentes. Un gobierno de derechas no pod¨ªa seguir apoyando la transformaci¨®n de Alcoy, gobernada por un socialista. Se abri¨® una ¨¦poca plagada de incidentes, de controversias, de desencuentros. Una ¨¦poca en la que el dinero de los presupuestos se hizo cada vez m¨¢s escaso. En ocasiones, la Generalitat gobern¨® contra Alcoy cre¨¢ndole toda clase de inconvenientes. Fueron unos a?os malos para Jos¨¦ Sanus que debi¨® sufrir unas transformaciones psicol¨®gicas profundas, dolorosas, de gran complejidad.
El poder a¨ªsla de la realidad, separa de los ciudadanos, crea un territorio propio en el que todo parece permitido. Si el poder se ejerce continuadamente durante veinte a?os, las consecuencias son inimaginables. Este aislamiento parece haber empujado a Sanus a un comportamiento inapropiado. Una huida alocada en la que se confunden los l¨ªmites de lo permisible, mezcl¨¢ndose lo p¨²blico y lo privado. Para quienes hemos vivido estos sucesos desde una cierta distancia, el Sanus de los ¨²ltimos a?os es un hombre sin norte, doblegado por las circunstancias, ajeno a cualquier ideolog¨ªa, rendido a su propia satisfacci¨®n. ?Har¨¢ falta decir que su conducta era impropia de un socialista? La imagen de Jos¨¦ Sanus entregando la alcald¨ªa al Partido Popular y viajando a Valencia para regalar una pintura a Eduardo Zaplana, pone el final ¨¢cido a la biograf¨ªa de quien pudo ser un gran alcalde para Alcoy.
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