Hospitales
Ni un solo hospital de la red p¨²blica valenciana figura entre los 20 mejores de Espa?a, seg¨²n una clasificaci¨®n realizada por una consultora privada. Los resultados de este informe se establecieron en funci¨®n de seis indicadores b¨¢sicos que toman en consideraci¨®n aspectos econ¨®micos, de calidad asistencial y funcionalidad. La contundencia de los datos no ha bastado para rebajar un ¨¢pice el nivel de autosatisfacci¨®n de los responsables (?) de la sanidad p¨²blica. Al contrario. Tiempo le ha faltado al consejero del ramo, Seraf¨ªn Castellano, para proclamar, sin que conste que la nariz le haya crecido un palmo, que los hospitales valencianos son "un referente mundial". Tama?o atrevimiento s¨®lo puede explicarse si se tiene en cuenta que tan dif¨ªcil es estar entre los mejores como lo contrario. En consecuencia, no cabe descartar que Castellano lleve raz¨®n y los hospitales valencianos sean "un referente mundial" negativo. Obvio es que no lo son en positivo. Si el consejero no hubiera salido en plan "a m¨ª Sabino, que los arrollo", tal vez hubiera ca¨ªdo en la cuenta que 13 de los 20 mejores centros elegidos son fundaciones, consorcios o empresas p¨²blicas. Un dato que refuerza las ya conocidas tesis del Consell sobre la gesti¨®n hospitalaria. Pero a Castellano se le subi¨® la sangre a la cabeza y fue incapaz de ver m¨¢s all¨¢ de su nariz, pese a que en las ¨²ltimas horas se le desarrollara de forma notable.El escapismo pol¨ªtico del consejero de Sanidad contrasta con la decisi¨®n con que el Consell afront¨® la aprobaci¨®n de la ley de parejas de hecho, aun teniendo en cuenta la rebaja introducida a ¨²ltima hora. La apuesta de Rafael Blasco, secundada por el Gobierno valenciano cuando el escepticismo era m¨¢s que notable tras las presiones de la Iglesia y la posici¨®n contraria del PP espa?ol, merece ser subrayada como un aspecto positivo de la gesti¨®n. Propuestas como ¨¦sta acercan a los gobernantes a la realidad social, subrayan su autonom¨ªa respecto de las presiones for¨¢neas y revelan una valent¨ªa pol¨ªtica que, desafortunadamente, no es moneda de uso com¨²n.
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