Ariadna Gil roza lo insuperable en una pel¨ªcula del argentino Lecchi
Una elemental¨ªsima pel¨ªcula francesa, La ladrona de Saint Luvin, y la excelente Nueces para el amor, escrita y dirigida por el argentino Alberto Lecchi, en la que Ariadna Gil elabora con maestr¨ªa una composici¨®n compleja y llena de dificultades, cerraron ayer la cruz y la cara del concurso de esta edici¨®n del Seminci. Redonde¨® el d¨ªa la proyecci¨®n, acogida con ovaciones, del documento Orson Welles en el pa¨ªs de Don Quijote, elaborado por Carlos Rodr¨ªguez, Carlos Heredero y Esteve Riambau para Canal +.
Suceso ver¨ªdico
Fuera del concurso se proyect¨® Brother, ¨²ltima pel¨ªcula de Takeshi Kitano. El c¨¦lebre y singular¨ªsimo actor y director japon¨¦s quiere dar a esta obra un sabor de antolog¨ªa ir¨®nica de s¨ª mismo y ofrece con ritmo de ametralladora un alarde de su especialidad, que es la aventura y el tiro al blanco, o m¨¢s exactamente, al rojo, de un asesino profesional yakuza, llevada esta vez a sus consecuencias extremas y, gracias al extra?o sentido del humor de este artista, a las proximidades de la caricatura.Para ello, el infalible pistol¨®n de Kitano vuela desde Jap¨®n a Estados Unidos y all¨ª, acosado por la flor y nata del pistolerismo gringo, entra en un ruidoso debate con ese aludido cruce entre humor y violencia que desgarra por dentro alguno de los m¨¢s feroces y refinados momentos de su extra?a e incatalogable manera de hacer cine. Brother est¨¢ lejos de ser la obra mayor de Kitano, pero tiene algo de divertida antolog¨ªa, de repaso viv¨ªsimo de lo ya hecho por ¨¦l, lo que parece anunciar o presagiar un cambio de rumbo en las obsesiones argumentales sobre las que discurre el peculiar¨ªsimo estilo de este raro cineasta islote.
La actriz espa?ola Ariadna Gil gan¨® aqu¨ª hace dos a?os, con su amargo y muy intenso trabajo en L¨¢grimas negras, ¨²ltima e inacabada pel¨ªcula de Ricardo Franco, el premio a la mejor actriz. Hubo entonces disidentes, pero ¨¦stos pueden verse obligados a cerrar la boca este a?o si Ariadna Gil logra, como merece, hacer el doblete. Ser¨ªa lo justo tras ver y disfrutar la maestr¨ªa que la actriz derrocha en su composici¨®n -nada f¨¢cil, sino erizada de dificultades gestuales e idiom¨¢ticas- del personaje protagonista de la pel¨ªcula argentina, escrita y dirigida por Alberto Lecchi, Nueces para el amor.
Se trata de una obra ambiciosa y relatada con la mirada metida muy dentro, muy bajo la piel, muy concernida y comprometida en las im¨¢genes que deja ver. Compuesto con sencillez, este filme, aparentemente lineal, esconde en realidad un subsuelo muy rugoso y lleno de los recovecos de la tr¨¢gica historia argentina del ¨²ltimo cuarto de siglo, tiempo sobre el que se mueve la rica secuencia sentimental de Nueces para el amor. La pel¨ªcula esconde un magn¨ªfico gui¨®n de Alberto Lecchi, que combina sabia, honda y equilibradamente la cr¨®nica colectiva y el relato intimista, la pel¨ªcula de vuelo hist¨®rico y la pel¨ªcula de amor, de vuelo l¨ªrico.
Ariadna Gil logra enlanzar una y otra pel¨ªcula sin dejar ver la menor sensaci¨®n de artificio en su esfuerzo, como si respirase a ambas simult¨¢neamente. Pero finalmente su instinto de int¨¦rprete, su poderosa presencia y su formidable pegada fotog¨¦nica, aliadas al creciente -ya en los l¨ªmites de lo insuperable- refinamiento de su oficio traen a primer t¨¦rmino al suceso individual, a la formidable mujer de carne y hueso que la actriz alienta. Y el filme se convierte en un muy emotivo y convincente relato de amor, que Ariadna Gil llena de vibraci¨®n contenida.
Cerr¨® el concurso la bienintencionada y generosa, pero formalmente muy endeble -ya que tiene toda la pinta de estar ideada en forma de telefilme- pel¨ªcula francesa La ladrona de Saint Luvin, dirigida por Claire Devers. Es un relato que reconstruye casi al pie de la letra un suceso ver¨ªdico registrado no hace mucho en la jurisprudencia francesa. Se trata del caso de una juez que absolvi¨®, amparando su decisi¨®n en el concepto de "estado de necesidad", a una mujer que, al quedarse sin dinero, se vio forzada a robar alimentos de un supermercado para poder dar de comer a sus dos peque?os hijos. Obviamente, los precedentes que esta decisi¨®n pod¨ªa generar en la legislaci¨®n francesa eran de trascendencia enorme, pues daban v¨ªa libre a un acto de expropiaci¨®n. El formidable revuelo que esto provoc¨® en medios pol¨ªticos franceses es el fondo sobre el que discurre el inter¨¦s de esta peque?a obra, que deb¨ªa haberse elaborado con mayor meticulosidad y solvencia.
Y cerr¨® la secci¨®n Tiempo de historia, considerada por muchos como la m¨¢s distintiva y rica del festival de Valladolid, el extraordinario documento Orson Welles en el pa¨ªs de Don Quijote. Se trata de un admirable trabajo documental de Esteve Riambau, Carlos F. Heredero y Carlos Rodr¨ªguez, del que ya hemos dado amplia noticia en estas p¨¢ginas a ra¨ªz de su estreno televisivo. Los autores del magn¨ªfico filme dieron ayer aqu¨ª la cara por ¨¦l, y sostuvieron, tras la proyecci¨®n, un debate con el p¨²blico que casi se prolong¨® durante una hora.
Por otra parte, confirma las calidades de este trabajo documental el hecho de que no es empeque?ecido por la gran pantalla, que es lo que suele ocurrir con los telefilmes cuando son proyectados en un cine, sino que ¨¦sta multiplica su eficacia, como sancion¨® la cerrada ovaci¨®n que la sala dedic¨® a la pel¨ªcula una vez finalizada. Nadie se movi¨® de su asiento, el silencio se o¨ªa, y lo que se estaba viendo all¨ª no era un filme de suspense, sino una averiguaci¨®n hist¨®rica y did¨¢ctica.
Babelia
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