Peligro inminente
G¨¦za von Cziffra, director de cine h¨²ngaro, escribi¨® unos recuerdos de memoria del gran escritor austriaco Joseph Roth que la Editorial Trea, de Gij¨®n, acaba de publicar, titulados El santo bebedor. En el libro se cuenta, entre otras muchas curiosas an¨¦cdotas, la de Joseph Roth dirigiendo la palabra a un grupo de conjurados reunidos en Viena y dispuestos a restaurar la monarqu¨ªa austro-h¨²ngara en la figura de Otto de Habsburgo (que, naturalmente, no ten¨ªa ni idea del plan) en una ¨¦poca en que Hitler est¨¢ ya muy cerca de anexionarse la rep¨²blica austriaca. En su discurso, Roth cita a Plat¨®n: "En la democracia falsamente entendida el impulso hacia la libertad se reparte entre todos, se cuela en las casas de los ciudadanos. All¨ª, el padre se comporta como un muchacho y teme a sus hijos. All¨ª, el hijo toma el papel del padre y no teme a los padres y lo ¨²nico que quiere es ser completamente libre. All¨ª, los superiores se presentan como inferiores. Los profesores tienen miedo de los alumnos, los adulan, y los alumnos ya no tienen respeto por los profesores. Disminuye el respeto ante las leyes. Ya no se quiere soportar a ning¨²n se?or, a ning¨²n gu¨ªa, todo se interpreta como se quiere".
Y comenta Von Cziffra: "Esas frases suenan como si el buen Plat¨®n estuviera hoy sentado entre nosotros y tecleara su advertencia en una m¨¢quina el¨¦ctrica". O en un ordenador, dir¨ªa yo en este fin de siglo XX; porque si aplicamos las palabras de Plat¨®n a la situaci¨®n actual, podr¨ªan atribuirse a cualquier comentarista de ahora mismo. Son palabras que responden a esa confusi¨®n de que el lema "un hombre, un voto" puede aplicarse indiscriminadamente a todos los ¨®rdenes de la vida con s¨®lo propon¨¦rselo. Son palabras que responden a esa confusi¨®n, producto de la ignorancia, entre ser libre y hacer uno lo que le d¨¦ la gana.
Lo significativo del asunto no es que una buena parte de los profesores de instituto de nuestro pa¨ªs vengan a decir algo semejante respecto a la relaci¨®n profesor-alumno o que los padres hayan perdido autoridad a causa de su comodidad y de la malentendida permisividad del posfranquismo, m¨¢s cercana a la dejaci¨®n que a la verdadera tolerancia. Lo que llama la atenci¨®n de las palabras de Plat¨®n, pronunciadas 400 a?os antes de Cristo, es que Roth las utilice para describir la dif¨ªcil situaci¨®n de una Austria que, adem¨¢s, ya ten¨ªa encima la sombra de Hitler, y que casi un siglo despu¨¦s nos resulten tan familiares a nosotros. ?Es que todas las situaciones de decadencia son semejantes?
Mis amigos profesores de universidad se echan las manos a la cabeza cuando se enfrentan a cada nueva generaci¨®n de universitarios. "No saben nada de nada", dicen. "?Qu¨¦ demonios han estado haciendo durante todo el bachillerato?". No quiero ni comentar la cantidad de profesores de instituto que pasan directamente de unos alumnos que los ignoran o incluso los amenazan con total impunidad no porque sean malos docentes, sino porque es lo que dicta la sensatez.
La democracia se supone que trae el acceso a la cultura para todos, lo que no preve¨ªa nadie es que trajera el acceso a la incultura. Hoy se vende la vuelta a las Humanidades (ya veremos qu¨¦ son y en qu¨¦ queda eso) como la recuperaci¨®n de un esp¨ªritu perdido. Me temo que lo que no se puede recuperar en Espa?a, porque nunca se ha tenido, es el esp¨ªritu educativo. Lo tuvieron los institucionistas, lo tuvieron los antiguos maestros de preguerra, pero desde los tiempos de Franco hasta hoy mismo, la escuela p¨²blica ha venido siendo una especie de inclusa salvo, quiz¨¢, en el corto periodo socialista en que se estableci¨® la escolaridad obligatoria y gratuita. La educaci¨®n, hoy, es un producto que se paga, no un bien que se exige; o ¨¦sa parece ser la opini¨®n dominante entre los padres de la Espa?a que va bien.
Babelia
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