"Mi gloria me ha matado, pero voy a resucitar"
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Su esposa le advirti¨® en abril de que Vlad¨ªmir Kr¨¢mnik pod¨ªa destronarle. Y Gari Kasp¨¢rov, a quien muchos colegas llaman "Dios" por su car¨¢cter y sus tres lustros de reinado indiscutible, reconoce ahora que estaba embebido en la gloria: "Eso me ha matado, pero voy a resucitar", anuncia a los 37 a?os. Anhela que su omnipresente madre, ahora muy deprimida, y su hijo de 4 a?os le aclamen otra vez como campe¨®n. Elogia mucho a Kr¨¢mnik, pero le ve como "un reflejo del pragmatismo imperante".Sin afeitar, pero muy amable, el optimismo de Kasp¨¢rov contrasta con la profunda tristeza que emana de Clara Kasp¨¢rova, quien presencia de pie la totalidad de esta entrevista, en un c¨¦ntrico y muy lujoso apartamento londinense.Desde que enviud¨®, hace 30 a?os, ella ha dedicado su vida a la conquista y defensa del trono de su ¨²nico hijo.
Pregunta: ?C¨®mo ve ahora la vida? ?Qu¨¦ le ha dicho su madre?
Respuesta: Perm¨ªtame que guardemos algo para nosotros. En todo caso, no nos vamos a morir de ¨¦sta. Estamos hablando del futuro, pero antes debemos analizar los errores cometidos frente a un rival que los ha aprovechado perfectamente.
P. Su buen talante de hoy y durante el duelo no encaja. Por ejemplo, nunca se le hab¨ªa visto sonriente, y hablando por el m¨®vil, cinco minutos antes salir al escenario.
R. Lo del m¨®vil eran llamadas de mis analistas, porque hab¨ªan encontrado fallos de ¨²ltima hora en la preparaci¨®n. Supongo que lo del buen talante se debe a un deseo de autoprotecci¨®n, de no caer en una depresi¨®n tremenda por el tremendo cansancio y la angustia. Por otro lado, quiero demostrar que s¨¦ perder. Los triunfos de un campe¨®n son memorables, pero sus fracasos tambi¨¦n deben serlo. Felicit¨¦ efusivamente a Kr¨¢mnik, e intento portarme como un caballero.
P. ?Ha ganado Kr¨¢mnik o ha perdido usted?
R. M¨¢s bien he perdido yo, tras ganarlo todo durante los ¨²ltimos dos a?os. Esa gloria me ha matado. Mi preparaci¨®n de las aperturas [primeros movimientos, que se realizan de memoria] era tan impresionante que no conceb¨ªa la posibilidad de que tuviese agujeros. Hace meses, Yuri [Dojoi¨¢n, su analista m¨¢s fiel] me advirti¨® de que Kr¨¢mnik pod¨ªa llevar la lucha a posiciones anodinas, con pocas piezas en el tablero. Lo apunt¨¦ en mi agenda para un entrenamiento espec¨ªfico, pero luego me concentr¨¦ en aumentar el volumen de mi arsenal de aperturas. En efecto, Kr¨¢mnik se ha dedicado a un juego destructivo, sobre todo con las piezas negras, y a encontrar ant¨ªdotos con las blancas contra mis recetas de laboratorio. Y lo ha hecho perfectamente, elaborando un repertorio durante tres a?os mientras yo me dedicaba a ganar todos los torneos. Tras mi derrota en la segunda partida me entr¨® el p¨¢nico porque vi que todo mi gigantesco trabajo no serv¨ªa de nada ante la estrategia de Kr¨¢mnik.
P. Y eso le oblig¨® a cambiar de repertorio sobre la marcha.
R. Exacto. Lo que supone un trabajo paralelo de much¨ªsimas horas, d¨ªa y noche. Con ese desgaste, jugar consecutivamente los s¨¢bados y domingos me ha perjudicado de manera decisiva. Al principio, estaba en una forma excelente, quiz¨¢ la mejor de mi vida. A veces, en los entrenamientos, calculaba variantes de diez jugadas con m¨¢s precisi¨®n que las computadoras. Pero el cansancio fue haciendo mella, como se vio cuando perd¨ª la d¨¦cima, que fue un desastre. Entonces casi tir¨¦ la toalla, no me di cuenta de que a¨²n pod¨ªa remontar, como luego se vio. Sab¨ªa que Kr¨¢mnik se iba a desmoronar si le ganaba una vez, y estuve muy cerca, pero no supe hacerlo.
P. Dadas las circunstancias, ?hubiera sido ingenuo olvidarse de las guerras de laboratorio y, simplemente, jugar al ajedrez?
R. Ya, ¨¦se es un gran consejo, y pens¨¦ en ello. Pero implicaba tirar a la basura todo mi trabajo de a?os. Ahora tengo que volver a la escuela y aprender. Revestir mi sabidur¨ªa con el pragmatismo de Kr¨¢mnik, que no ataca, no lucha por la iniciativa. Le reconozco como el 14? campe¨®n del mundo desde 1886, as¨ª como el m¨¦rito de haber aportado un nuevo estilo al ajedrez. Siempre he mantenido la teor¨ªa de que todos los campeones estaban en consonancia con las tendencias de su tiempo. Ruy L¨®pez de Segura fue el mejor en el siglo XVI, durante el imperio espa?ol, y el franc¨¦s Philidor durante la Revoluci¨®n Francesa.Fischer [EE UU, campe¨®n en 1972] es a los hippies como Kr¨¢mnik es a Down Jones. Lo que importa es que las acciones suban o bajen, ganar o perder, y ¨¦l ha ganado en justicia, aunque su estilo sea poco atractivo. Creo que el ajedrez necesita a¨²n la creatividad de Kasp¨¢rov, y por eso voy a resucitar. Buscar¨¦ la revancha con Kr¨¢mnik en los pr¨®ximos dos a?os. Y si tengo que aprender de ¨¦l lo har¨¦, a pesar de mi orgullo.
P. ?Sab¨ªa que cuatro de los mejores del mundo -G¨¦lfand, Morosi¨¦vich, Sv¨ªdler y Dolm¨¢tov- han trabajado en secreto para Kr¨¢mnik? ?Le parece ¨¦tico?
R. ?Uffff! Me lo tem¨ªa. Esos cuatro jugadores le habr¨¢n alimentado con muchas ideas. Por el contrario, en mi caso las ideas s¨®lo salen de m¨ª, y mis ayudantes las desarrollan. Recuerdo que durante el duelo de K¨¢rpov con Korchn¨®i [disidente sovi¨¦tico] en 1972, en Filipinas, hab¨ªa un equipo de 10 ¨® 15 grandes maestros trabajando para K¨¢rpov desde Mosc¨², por orden directa del Kremlin. La diferencia es el pragmatismo de Kr¨¢mnik. ?l paga, y ellos trabajan. Punto.
P. ?No hay razones extradeportivas en su derrota?
R. Ninguna. Todo lo que se ha dicho al respecto es falso, aunque debo pedir perd¨®n por haber contribuido a ello con una frase mal expresada. Me refer¨ªa s¨®lo a los problemas t¨¦cnicos y psicol¨®gicos que explico en esta entrevista. Y tampoco culpo a mis analistas, que han trabajado a destajo. La culpa es m¨ªa, porque pens¨¦ que no ten¨ªa sentido cambiar de armas si estaba ganando todas las guerras.
P. Tiene muchos enemigos ?No teme perder poder?
R. No, si gano los torneos importantes, como los de Wijk aan Zee (Holanda) y Linares, no podr¨¢n aislarme.
P. ?No se arrepiente de haber jugado con Kr¨¢mnik, y no con el espa?ol Alex¨¦i Sh¨ªrov, quien se gan¨® el derecho al vencer a Kr¨¢mnik en 1998?
R. En primer lugar, los patrocinadores de Brain Games no quer¨ªan a Sh¨ªrov, sino a Kr¨¢mnik desde el primer d¨ªa. Pero como [el indio Viswanathan] Anand era el segundo del escalaf¨®n en abril de este a?o, se lo ofrecieron primero a ¨¦l. Recuerdo muy bien la escena en mi casa, cuando me propusieron a Kr¨¢mnik. Mi mujer me dijo: "Espero que en noviembre no est¨¦s sentado aqu¨ª diciendo lo idiota que fuiste por no jugar con Sh¨ªrov, a quien hubieras ganado f¨¢cilmente". Pero, con toda sinceridad, volver¨ªa a hacer lo mismo por una cuesti¨®n de principios. El campe¨®n debe poner en juego su t¨ªtulo contra el rival m¨¢s peligroso. Y ¨¦se es Kr¨¢mnik. Intent¨¦ jugar con K¨¢rpov en 1997, Sh¨ªrov en el 98 y Anand en el 99, pero los patrocinadores no estaban interesados. El dinero es el term¨®metro del inter¨¦s p¨²blico.
P: ?Y si Brain Games no lo consigue para el Torneo de Candidatos de 2001 y el Mundial de 2002?
R. Mi derrota ha saltado a las primeras p¨¢ginas, incluso del New York Times. Al parecer, es lo que necesitaba el ajedrez para ganar popularidad. Mi contrato con Brain Games incluye la obligaci¨®n de jugar el Torneo de Candidatos. Pero si los patrocinadores quieren paralelamente la revancha directa contra Kr¨¢mnik, estar¨¦ preparado.
P. Sh¨ªrov dijo hace unos meses que este duelo con Kr¨¢mnik estaba ama?ado.
R. Si es un hombre, y no un ni?o grande, espero que se disculpe p¨²blicamente. Si no lo hace, no le dar¨¦ la mano en Wijk aan Zee.
P: Sus colegas le llamaban "Dios".
R. Est¨¢ claro que se equivocaban. Me siento orgulloso como ser humano de lo que he conseguido durante los ¨²ltimos quince a?os. Tal vez sea un r¨¦cord en la historia de todos los deportes. Y no creo que alguien lo supere en el futuro. Pero yo quiero m¨¢s.
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