Servicio de Oncolog¨ªa
Soy paciente del doctor Hern¨¢n Cort¨¦s Funes desde octubre de 1991. Es decir, tengo ya nueve a?os de vida despu¨¦s de un c¨¢ncer y voy anualmente a su consulta para un control que me da la seguridad de que estoy sana. Me consta "en carne propia" (enti¨¦ndame cu¨¢nta verdad literal hay en esta frase hecha) la calidad profesional y humana de este m¨¦dico y del equipo que dirige: m¨¦dicos (Gitt), enfermeras (Elena), secretarias (Meli), all¨ª son todos partes fundamentales para que el paciente salga cada d¨ªa con ganas y confianza para poner la energ¨ªa que le queda en curarse.He visto y me beneficio de todos los adelantos que Cort¨¦s va ara?ando a?o a a?o para el Servicio. En 1991, el Servicio no ten¨ªa a¨²n camas para tratamientos; reci¨¦n entonces estaban montando la infraestructura para poder aplicar los nuevos tratamientos de autotrasplante, de lavado celular.
Claro, el Doce de Octubre es una "ciudad sanitaria", uno de los tantos inventos del franquismo que nunca fueron pensados en bien de los pacientes, sino en su masificaci¨®n. As¨ª que los pacientes y sus familiares, que est¨¢n hartos de horas de espera interminables, tienen toda la raz¨®n. S¨ª, pasa siempre en consultas tan prestigiosas. Durante mi a?o de quimio y radioterapia all¨ª (1991- 1992) coincid¨ª con otros enfermos que ven¨ªan desde cualquier sitio de Espa?a, aun desde Canarias. Llegaban all¨ª porque buscaban vida, nada menos.
El c¨¢ncer es una enfermedad que mina no s¨®lo f¨ªsica, sino psicol¨®gicamente al enfermo y a quienes est¨¢n a su lado. As¨ª que un Servicio oncol¨®gico es el lugar adonde la sensibilidad no hace callo, el cuerpo est¨¢ agotado y se tiene mucho, mucho miedo.
Los tratamientos de quimioterapia provocan un rechazo f¨ªsico y emocional que s¨®lo puedo transmitir diciendo que impreg-nan la pituitaria, saturan el olfato, anulan la energ¨ªa; son eso: veneno para c¨¦lulas locas. La sensaci¨®n es que el envenenado es el paciente y que los locos son los que lo aplican. (Entonces, mis hijos, que eran peque?os, me dec¨ªan: "Qu¨¦ raro, mam¨¢, que te pongan tan mal para curarte").
As¨ª que cada tanto hay que mudar las consultas de aplicaci¨®n para evitar el rechazo psicol¨®gico del paciente. Esto, para la organizaci¨®n administrativa al uso es un lujo, casi dir¨ªa que un capricho incomprensible. Le aseguro que es as¨ª, que a la cuarta o quinta aplicaci¨®n del tratamiento yo ya me resist¨ªa a entrar en esa consulta: all¨ª todo me ol¨ªa al suero, al c¨®ctel explosivo que me tocaba recibir.Mi testimonio no es ¨²nico, estoy segura. Como lo estoy de que las autoridades sanitarias est¨¢n obligadas a resolver este problema, a eliminar la masificaci¨®n, a dotar a un servicio fundamental y reconocido internacionalmente como es el que dirige Cort¨¦s Funes de toda la infraestructura m¨¢s moderna, pero tambi¨¦n de mayores comodidades para los pacientes, de m¨¢s personal especializado.
Desde siempre hago mi propia batallita social: convencer a los trabajadores de la salud que todav¨ªa lo ignoran y, cuando se da la oportunidad, a los responsables pol¨ªticos de que los ¨²nicos protagonistas de la medicina somos los pacientes. Pero ¨¦sa es una revoluci¨®n que precisa de muchos luchadores en este pa¨ªs, donde m¨¦dicos y pol¨ªticos se consideran clases sociales aparte, donde para referirse a un enfermo se habla de "un-veintiocho-barra".- Silvia Eichelbaum. Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.