El Depor defiende su prestigio

El Deportivo se rebel¨® a tiempo para mantener inc¨®lume su prestigio, acrecentado en las ¨²ltimas semanas por su magn¨ªfico estreno en la Liga de Campeones. Durante la primera parte, el Depor desempe?¨® a la perfecci¨®n su papel de convidado de piedra en la guerra particular del Hamburgo, necesitado desesperadamente de la victoria. Pero cuando todo parec¨ªa a favor de los alemanes, Irureta le cambi¨® la cara a su equipo con un par de cambios y el Depor acab¨® imponiendo su altura futbol¨ªstica.No hac¨ªa falta consultar al or¨¢culo para predecir lo que iba a suceder anoche a orillas del r¨ªo Elba, y, en su fase inicial, el partido se ajust¨® impecablemente a todas las previsiones. El Deportivo hizo lo justo para mantener intactas su dignidad y su prestigio sin comportarse como un invitado insolente. El conjunto espa?ol no rehuy¨® la pelea, pero tampoco puso el mismo empe?o que su necesitado adversario. El Hamburgo persegu¨ªa un sue?o y para el Deportivo era un d¨ªa corriente en la oficina. Demasiada diferencia en los estados de ¨¢nimo para que no se notase sobre el c¨¦sped, especialmente trat¨¢ndose de un equipo alem¨¢n que empez¨® poniendo en la batalla toda la tenacidad que se le presupon¨ªa.

Las previsiones fueron cumpli¨¦ndose una tras otra desde el primer minuto. El bulldozer del Hamburgo entr¨® al partido a toda velocidad, y el Deportivo poco m¨¢s hizo que aguantar la acometida con toda la entereza de que fue capaz y sin poder disimular las carencias de la improvisada defensa que present¨® anoche. No es que los gallegos se tomasen a broma las apelaciones de su t¨¦cnico al prestigio del equipo. Pero el plus de motivaci¨®n del Hamburgo se dej¨® sentir sobre el partido inevitablemente, y el Depor vivi¨® el arranque del choque bajo un diluvio constante en el ¨¢rea de Molina. El Hamburgo no se limit¨® a arrollar a su rival con empuje f¨ªsico y con misiles lanzados desde cualquier lugar del campo, armas muy habituales en estos casos. Aun trat¨¢ndose de un equipo menor, cuenta el Hamburgo con algunos buenos futbolistas, sobre todo el iran¨ª Mahdavikia y el bosnio Barbarez. Con toques de buen f¨²tbol y un derroche de empe?o, el Hamburgo caz¨® muy pronto su objetivo, tras una buena jugada de Kovac magn¨ªficamente resuelta por el jugador iran¨ª.

El gol volvi¨® al Hamburgo m¨¢s cerebral, y a partir de entonces el partido se movi¨® al ritmo de los espor¨¢dicos arrebatos alemanes y de los contados contragolpes del Depor, que en la primera parte salv¨® varias situaciones muy apuradas y, con todo, dispuso tambi¨¦n de una magn¨ªfica ocasi¨®n en un mano a mano de Fernando con el portero. Pero el inexorable rumbo del partido se torci¨® tras el descanso, gracias, en buena media, al ingreso de Sampaio y Makaay. Los reci¨¦n llegados se asociaron a Emerson y Valer¨®n, el equipo se sold¨® mucho mejor que en la primera parte y el Depor empez¨® a tejer m¨¢s su juego. El Hamburgo cometi¨® el error de tomarse un respiro y lo pag¨® muy caro. Precisamente una jugada entre Sampaio y Makaay acab¨® con el gol del holand¨¦s, cuyo olfato no se ha resentido lo m¨¢s m¨ªnimo por su prolongada lesi¨®n. El empate destroz¨® la moral del Hamburgo, que ya no fue capaz de recuperar el vigor mostrado en el inicio de choque.