Las grandes televisiones empujaron a otros medios a asumir resultados precipitados

En una muestra evidente del cambio de los tiempos, las cadenas de televisi¨®n e Internet han sustituido a los diarios escritos en el protagonismo de pifias monumentales en una noche electoral. En 1948, el Chicago Daily Tribune pas¨® a la historia del periodismo por anunciar en la primera p¨¢gina de una edici¨®n especial la derrota en las presidenciales del candidato dem¨®crata Harry Truman. Cuando se ultim¨® el recuento definitivo de los votos, Truman, el ganador, pos¨® satisfecho con aquella primera p¨¢gina del Chicago Daily en una foto bien conocida.

"Bush gana", anunciaron todas y cada una de las cadenas de televisi¨®n estadounidenses, tanto las de informaci¨®n continua como CNN, MSNBC y Fox, como las generalistas ABC, NBC y CBS. Segundos antes, hab¨ªan declarado a Bush vencedor en Florida, cuando a¨²n se apuraba el recuento. Abrumados, los partidarios de Gore se concentraron llorando en el War Memorial de Nashville y el candidato dem¨®crata se dirigi¨® all¨ª a aceptar su derrota. Pero a Gore le llegaron datos propios sobre la estrechez del resultado, cambi¨® de opini¨®n y las televisiones volvieron a anunciar empate. As¨ª fue durante toda la larga y febril noche. La estrechez de la batalla y el suspense sobre los resultados eran muy televisivos. Pero la feroz competencia por dar antes las noticias provoc¨® disparates monumentales. Bas¨¢ndose en sus sondeos a pie de urna, CNN proclam¨® de entrada un cauteloso empate en Florida. Presionada por el ansia de conocer el resultado, declar¨® luego ganador a Gore. La noche se promet¨ªa dem¨®crata hasta que el equipo de Bush se?al¨® que la cosa no estaba clara y CNN volvi¨® a anunciar empate en Florida. Las cadenas siguieron esas evoluciones con el anuncio de que Bush ganaba Florida y la Casa Blanca.

Las pantallas se cubrieron de mapas de EE UU, con rojo en los Estados que iba conquistando Bush, azul en los de Gore y amarillo en los indecisos. Los presentadores m¨¢s respetables se vieron obligados a correr para dar resultados, que en muchos casos no exist¨ªan. "Tambi¨¦n calculamos.... oh, no calculamos, hay empate en Ohio", dijo en un momento dado el veterano Peter Jennings. Tras una campa?a en la que fue indiscutible protagonista, la televisi¨®n marc¨® el ritmo. En algunos casos Internet se adelant¨®, como cuando Matt Drudge, el cotilla del ciberespacio que revel¨® el caso Lewynsky, explot¨® sus contactos en las cadenas y, cuando la gente todav¨ªa votaba, difundi¨® algunos sondeos a pie de urna. Las cadenas protestaron, pero la cosa se perdi¨® en la vor¨¢gine de la noche. Conscientes de los riesgos, los grandes diarios nacionales, como The New York Times y The Washington Post hab¨ªan anunciado que no proclamar¨ªan vencedor si la cosa no estaba clara. Cumplieron, limit¨¢ndose a se?alar en primera p¨¢gina que la pugna entre Gore y Bush era muy disputada, el ¨²nico hecho cierto. En cambio, el populista New York Post, propiedad de Rupert Murdoch, se tir¨® a la piscina y luci¨® ayer el titular: "Bush gana".

Los ejemplares de esa edici¨®n, luego retirada, se vend¨ªan ayer a 36 d¨®lares en Internet. Muchos publicaron varias ediciones con distintos t¨ªtulos conforme avanzaban los datos, como el Orlando Sentinel. ?Y los resultados oficiales? No los hubo. En EE UU no hay nada semejante al ministro del Interior espa?ol que comparece para darlos. Los medios son los ¨²nicos que pronuncian ganadores y perdedores, y luego los candidatos lo confirman.