La democracia en EE UU

Est¨¢ muy extendido en la opini¨®n p¨²blica europea un sentimiento de sospecha y recelo ante el sistema democr¨¢tico estadounidense. Para comprobarlo, basta asomarse a las informaciones que estos d¨ªas aparecen en los medios de comunicaci¨®n sobre las elecciones en EE UU. A menudo se se?ala, y no sin raz¨®n, la presencia de m¨²ltiples contradicciones en un pa¨ªs que se autoproclama defensor de las libertades y de la democracia. Sin embargo, en honor a la justicia, deber¨ªamos reconocer tambi¨¦n determinados aciertos de la democracia estadounidense. Me refiero, en concreto, a las elecciones previas de candidatos o a la existencia de referendos paralelos en las elecciones presidenciales. El fracaso de la experiencia del PSOE, imputable a diferentes motivos, no es raz¨®n suficiente para privar a los ciudadanos espa?oles de la posibilidad de elegir tambi¨¦n a un candidato, y no solamente las siglas de un partido. Por otra parte, deber¨ªamos considerar la posibilidad de generalizar las consultas p¨²blicas. En una democracia como la nuestra, que ya ha alcanzado su mayor¨ªa de edad, la vida pol¨ªtica sigue monopolizada por los partidos. Al fin y al cabo, ?no deber¨ªamos pronunciarnos directamente sobre ciertos asuntos que nos incumben a todos, como el tratamiento legal de la inmigraci¨®n, el aborto, la eutanasia o el Estado de las autonom¨ªas?- Fernando Vivas P¨¦rez.