La semana m¨¢s dura de Van der Sar
Cuando la desventura se presenta ante un equipo de f¨²tbol, entra por cualquier lado. Por el medio campo, la delantera, la defensa... Pero si la desventura llega por la porter¨ªa de un equipo quit¨¢ndole seguridad al arquero, se convierte en tragedia. Sabe bien que nada hay de exagerado en la afirmaci¨®n anterior Edwin Van der Sar, el arquero del Juventus (y de la seleccion holandesa), que por estos d¨ªas vive una de esas rachas de negatividad capaces de arrasar con todo y poner en juego una carrera.Enternece ver a este grandull¨®n rubio, con sus casi dos metros de estatura, achicado ante cada pelota que se aproxima a su ¨¢rea; dubitativo e impreciso cuando un bal¨®n cruzado asoma por el cielo, inseguro con las manos en los tiros de larga distancia; apurado y desprolijo cuando tiene que despejar con los pies.
En los arqueros la falta de confianza es como un virus, como una enfermedad que les corroe lenta pero implacablemente. Un fallo del portero es evidente, indisimulable; se transmite como un murmullo entre los aficionados, se narra con asombro en las cabinas de radio, se ve con impiedad en la moviola, se lee en grandes caracteres sobre los diarios y se vive con cierto embarazo por parte de los compa?eros.
Van der Sar esto lo sabe, porque no es nuevo en el oficio. Con el Ajax de Amsterdam, en 10 a?os de carrera, ha ganado todo: cuatro Ligas, tres Copas, tres Supercopas, una Liga de Campeones, una Supercopa europea y una Copa Intercontinental. Un curr¨ªculo envidiable. Pero en el f¨²tbol nadie vive de rentas. El presente de Van de Sar est¨¢ lleno de pancartas hirientes y coros vulgares en las gradas. Es la avanzada de la depresi¨®n juventina, es el el chivo expiatorio elegido, es el destinatario de la ira popular.
Desde que lleg¨® a Tur¨ªn la temporada pasada, Van der Sar ha debido luchar con el fantasma de Peruzzi, portero s¨ªmbolo del ¨²ltimo gran ciclo del Juventus y due?o del cari?o incondicional de la afici¨®n.
Sin despuntar, pero con regularidad, hab¨ªa logrado ganar su lugar. Pero con el apagarse paulatino del equipo, su figura comenz¨® a ponerse en evidencia, hasta que llego la cat¨¢strofe de Grecia. En la noche m¨¢s negra de los ¨²ltimos 10 a?os del Juventus (el Panathinaikos le elimin¨® de la Liga de Campeones y lo dej¨® tambi¨¦n fuera de la Copa de la UEFA), Van der Sar le abri¨® la puerta al desastre formando como un amateur el simulacro de una barrera y regal¨¢ndole todo el primer palo a Paulo Sousa. Fue la gota que derram¨® el vaso. A su regreso a Tur¨ªn, el s¨¢bado ante el Lazio, los tifossi no le ahorraron el escarnio. Esos noventa minutos fueron seguramente los m¨¢s largos de la vida futbol¨ªstica de Van der Sar. Salas le marc¨® un gol en el primer tiempo desde 30 metros en un disparo que s¨®lo pod¨ªa morir en los brazos del arquero. Pero Van der Sar fall¨® y, a partir de entonces, sus rivales le probaban con descaro desde cualquier distancia.
Cuando termin¨® el partido, Van der Sar se escap¨® a Holanda sin pasar por su casa en las colinas de Tur¨ªn. Salud¨® por tel¨¦fono a su mujer y sus dos hijos, y tom¨® el avi¨®n con el alivio de quien escapa de una tortura. Hoy en Sevilla, se las ver¨¢ con los chavales de Camacho, y en cada bal¨®n intentar¨¢ reencontrarse con su vieja identidad, la que le llev¨® a ser considerado el mejor portero de Europa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.