El Ej¨¦rcito y colonos israel¨ªes piden a Barak "mano dura" contra la Intifada palestina
Ehud Barak regres¨® ayer precipitadamente a Israel para hacer frente a la nueva oleada de violencia en los territorios aut¨®nomos palestinos, mientras sectores del Ej¨¦rcito y del movimiento colono ped¨ªan "mano dura" para frenar la revuelta palestina. El primer ministro israel¨ª, que se encontraba de viaje por Estados Unidos, donde pensaba permanecer toda la semana, presidir¨¢ hoy una reuni¨®n del gabinete de seguridad, en la que se planificar¨¢ una nueva ofensiva para atajar la Intifada, que ayer cumpli¨® 50 d¨ªas y se cobr¨® otras cuatro v¨ªctimas mortales, todas ellas ¨¢rabes.
Las ¨²ltimas medidas de seguridad adoptadas por el Ej¨¦rcito hebreo, que ha sitiado ocho ciudades palestinas (Tulkarem, Yen¨ªn, Hebr¨®n, Nabl¨²s, Ramala, Bel¨¦n, Kalkiya y Jeric¨®) como respuesta a la muerte de cuatro israel¨ªes por disparos de francotiradores, no han servido de nada. La poblaci¨®n palestina, habituada a este tipo de clausuras, logr¨® sortear durante todo el d¨ªa de ayer el bloqueo, escogiendo caminos alternativos. Pero adem¨¢s, la sanci¨®n no intimid¨® a los j¨®venes, que volvieron a acosar con piedras y disparos a los soldados.La aparente inefectividad de este tipo de medidas est¨¢ provocando la indignaci¨®n de un sector del Ej¨¦rcito israel¨ª, que ha empezado a pedir acciones b¨¦licas m¨¢s contundentes y en¨¦rgicas, seg¨²n reconoc¨ªa ayer un portavoz del Gobierno. Con estas voces de protesta, los militares se han unido a los colonos radicales, que desde hace varias semanas piden a Barak que "desate las manos de los soldados" y les "deje actuar con todos los medios contra los palestinos". Todos coinciden en afirmar, adem¨¢s, que esto no es una Intifada y que Israel se encuentra inmerso en una guerra.
Indignaci¨®n y protestas
"Parece como si nuestro primer ministro hubiera dado instrucciones al Ej¨¦rcito para que no responda a los ataques", aseguraba ayer indignado Yarni Eldad, un portavoz del movimiento colono, en medio de una manifestaci¨®n en Jerusal¨¦n en protesta por la muerte de una de sus vecinas, Sara Leisha, de 42 a?os, madre de cinco hijos, tiroteada en una emboscada en Ramala el d¨ªa anterior.La llamada a la calma del primer ministro a los colonos, efectuada desde el mismo avi¨®n en que regresaba a casa, y en la que les pidi¨® que "act¨²en con reserva y permitan a las fuerzas de seguridad hacer bien su trabajo y combatir la violencia", no logr¨® aplacar las iras de los colonos. Algunos han optado desde hace tiempo por lanzarse a la lucha abierta contra los ¨¢rabes. La ¨²ltima v¨ªctima de esta guerra sucia fue un palestino de 50 a?os de edad, que result¨® muerto por una pedrada lanzada contra su coche cerca de Ramala.
?sta es la situaci¨®n que ayer noche se encontr¨® Barak al volver a casa. Pero el panorama podr¨ªa agravarse en las pr¨®ximas horas como consecuencia de una llamada a la movilizaci¨®n efectuada por todas las formaciones pol¨ªticas palestinas, que han pedido a la poblaci¨®n que salga hoy a la calle en recuerdo del 12? aniversario de la declaraci¨®n de independencia efectuada en Argel. La consigna, impartida en todos los territorios de Cisjordania y Gaza, trata al mismo tiempo de poner en alerta a todos los ciudadanos, ante un inminente ataque de las fuerzas israel¨ªes.
Ayer, como medida de precauci¨®n, el presidente palestino, Yasir Arafat, orden¨® desalojar numerosas dependencias de la Administraci¨®n y oblig¨® a cerrar las escuelas. En Ramala, varias calles fueron clausuradas al tr¨¢fico y los servicios de seguridad y sanidad se encuentran en situaci¨®n de permanente y m¨¢xima alerta. La calle ha empezado a repetir sin cesar que "en cualquier momento nos pueden bombardear otra vez".
A los palestinos se les ha unido el miedo con la soledad, sobre todo despu¨¦s de comprobar los exiguos resultados de la reuni¨®n de la Organizaci¨®n de la Conferencia Isl¨¢mica (OCI), que se ha limitado a "invitar" a todos los pa¨ªses musulmanes a romper relaciones con Israel.
Este acuerdo ambiguo de la reuni¨®n de la cumbre isl¨¢mica, celebrada en Doha, la capital de Qatar, y a la que asistieron 56 representantes, fue el resultado de un compromiso entre sectores duros, encabezados por Irak y Siria, que ped¨ªan la ruptura de relaciones con el Estado hebreo, y los moderados, como Jordania o Turqu¨ªa, que se opon¨ªan a ello. Las posturas divergentes de los miembros de la OCI con respecto a la lucha palestina hicieron tambi¨¦n naufragar una propuesta de Egipto, que suger¨ªa la creaci¨®n de un fondo comunitario de 2.000 millones de d¨®lares (casi 400.000 millones de pesetas) para la Intifada.
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