Los servicios, fuera de servicio
Los sistemas p¨²blicos de salud, de educaci¨®n, de prestaciones sociales y de transportes no han sido eliminados por los gobernantes del Partido Popular, ni en Espa?a, ni en la Comunidad Valenciana. El radicalismo falsamente neoliberal a ultranza no ha llegado a tanto, o acaso no se atrevieron, en la medida que en nuestra cultura social y pol¨ªtica, incluida la de los empresarios pedig¨¹e?os de favores y mercedes, les hac¨ªa frente.Han optado por favorecer su deterioro, camino que acorta el trayecto para su privatizaci¨®n m¨¢s o menos encubierta o expl¨ªcita. Se ha trasladado a los gastos de las familias el coste del mantenimiento de los servicios, v¨ªa impuestos siempre, y en todo caso, lo que resulta m¨¢s cruel para el contribuyente para proporcionarse la satisfacci¨®n de sus necesidades. Repasen si no los gastos de las familias en salud, en educaci¨®n, en transporte, en atenci¨®n a las prestaciones sociales.
Algunos ejemplos facilitar¨¢n la comprensi¨®n de las afirmaciones precedentes. En salud, ante las listas de espera, la carencia de tratamientos coordinados por parte del sistema p¨²blico, el recurso ordinario se dirige a las atenciones privadas, desde un embarazo a un intervenci¨®n quir¨²rgica. Cierto que existe oferta p¨²blica, pero en condiciones que atormentan al paciente y esquilman la paciencia de los servidores p¨²blicos, agobiados por la carencia de medios humanos y t¨¦cnicos. En educaci¨®n, al deterioro de las instalaciones se une la carencia de los elementos de las nuevas tecnolog¨ªas, y el progresivo deterioro de la funci¨®n docente o investigadora; el recurso de las familias, con el sacrificio adicional de recursos escasos, es primero a completar la formaci¨®n, y en segundo lugar la migraci¨®n a los centros privados, por lo dem¨¢s con frecuencia subvencionados por los poderes p¨²blicos, pero que en virtud de la libertad de ense?anza orientan al alumnado a la misma direcci¨®n que en el pasado no tan lejano. Las prestaciones sociales, con frecuencia rid¨ªculas en t¨¦rminos individuales, son asumidas por las familias, como una carga adicional, como en el caso de las minusval¨ªas, o la vejez. En el transporte p¨²blico, en especial en el urbano, la discriminaci¨®n alcanza a la totalidad, desde el deterioro medioambiental de las ciudades por la v¨ªa de la contaminaci¨®n del transporte privado, a la privaci¨®n de externalidades para las empresas, y, por supuesto, en el nuevo sacrificio de las econom¨ªas dom¨¦sticas con costes crecientes de movilidad derivados del uso del autom¨®vil privado.
No hac¨ªa falta suprimir el espacio de lo p¨²blico, en estos pocos elementos que hemos considerado. Bastaba con propiciar, de modo directo o indirecto, su p¨¦simo funcionamiento. Arrojando, adem¨¢s, sobre los operadores directos, los funcionarios o los empleados de las empresas p¨²blicas, el bald¨®n de la incompetencia. Y estimular, a la vez, la deserci¨®n de la ciudadan¨ªa respecto de los bienes y servicios de uso p¨²blico, de tal suerte que se produjera una escisi¨®n entre el ciudadano, el contribuyente y el usuario, evitando la l¨®gica conexi¨®n entre los diferentes componentes de la ciudadan¨ªa. Estimular, en definitiva, el desentendimiento de lo p¨²blico, como responsabilidad de otros, en ignorancia de derechos que son consustanciales a la democracia.
Tema este ¨²ltimo que tiene que ver, tambi¨¦n, con otro olvido, menos excusable, si cabe, de los responsables pol¨ªticos. La pedagog¨ªa de la democracia, como sistema de valores, que incluye la responsabilidad c¨ªvica y la exigencia de su observancia. Junto a la desmemoria, o su correlato aun peor, el memoricidio voluntario, las viejas virtudes democr¨¢ticas han dejado, si acaso lo fueron alguna vez, patrimonio del sistema educativo, de la formaci¨®n de nuestros conciudadanos m¨¢s j¨®venes. Este olvido es tanto m¨¢s irresponsable cuanto que afecta a los fundamentos mismos de las sociedades libres, lo que en Francia, por ejemplo, llaman la ¨¦tica de los valores republicanos, que nadie cuestiona y todos aprenden como garant¨ªa b¨¢sica de la convivencia en libertad.
El recorrido a la inversa est¨¢ asegurado. Si pasamos de s¨²bditos a ciudadanos, y de ciudadanos a contribuyentes y usuarios y consumidores, podemos, de afianzar a estos falsos neoliberales, volver a las andadas, y convertirnos de nuevo en s¨²bditos d¨®ciles a las ¨®rdenes de cualquier t¨®mbola, en parias usuarios de servicios decr¨¦pitos, marginales y excluyentes. Esto es, en usuarios de unos servicios p¨²blicos que pagamos, y cuyos responsables pol¨ªticos, del Partido Popular, vapulean y desprecian por igual a sus operarios y a sus clientes.
Desde una oposici¨®n rigurosa, ¨²til a la sociedad, denunciaremos primero, propondremos siempre alternativas, como estamos haciendo, y desde el gobierno de las instituciones pondremos fin a estas pol¨ªticas de exclusi¨®n y marginaci¨®n a que se nos quiere reducir. Con las gentes, como siempre..., que somos la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos y ciudadanas. Y desde la experiencia de gobierno, desde el aprendizaje de los propios errores, y desde luego a partir del conocimiento real, inmediato, de los problemas derivados de una pol¨ªtica de desmovilizaci¨®n de la ciudadan¨ªa.
Ricard P¨¦rez Casado es diputado socialista por Valencia, y miembro del Comit¨¦ Federal del PSOE.
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