Alerta roja en el Bar?a
El triunfo del Zaragoza complica el futuro de Serra Ferrer
El Bar?a profundiza en su crisis despu¨¦s de su sonora derrota en La Romareda, donde el Zaragoza jug¨® un partido espl¨¦ndido, lleno de energ¨ªa y gusto por el detalle. F¨²tbol grande ante un rival empeque?ecido, liviano, que emite se?ales cada m¨¢s preocupantes. Termin¨® resignado a su derrota, con una alineaci¨®n indescifrable, especialmente en el segundo tiempo, en el que Serra reaccion¨® a cada gol eliminando defensas y colocando delanteros, como si la cosa fuera tan simple. Simao jug¨® el ¨²ltimo tercio de lateral derecho, donde no pinta nada. S¨ªntoma de que a Serra le desbordan los acontecimientos.El partido abund¨® en una idea que viene del verano. El Bar?a perdi¨® a Figo y decidi¨® invertir los famosos 10.000 millones en unos fichajes dudosos. De los reci¨¦n llegados, s¨®lo Pettit fue titular ayer. Gerard y Overmars salieron luego. Alfonso y De la Pe?a no jugaron. La pol¨ªtica de fichajes del Bar?a resulta extra?a. Act¨²a sobre puestos abundantemente cubiertos, como la media punta, y se desinteresa por zonas mal cubiertas, como el centro del campo. Xavi y Cocu est¨¢n condenados a una soledad que no tiene remedio. Y como la media es el camarote de los hermanos Marx, algunos tienen que emigrar a lugares que le convienen menos. Es el caso de Luis Enrique, convertido en extremo izquierdo.
De los curiosos fichajes, de un dibujo imperfecto, de una descompensaci¨®n clamorosa, se deriva un equipo cada vez m¨¢s inestable. El Bar?a busca su identidad tras el largo periodo holand¨¦s, y no la encuentra. Serra Ferrer, que siempre ha sido un entrenador de querencias conservadores, se siente obligado a actuar contra natura. Llena el equipo de delanteros, pero las cuentas no le salen. El Bar?a est¨¢ en el peor arranque de los ¨²ltimos quince a?os. Y no se ven soluciones.
Tampoco ayudan los jugadores. O sus mejores jugadores. Rivaldo pas¨® por La Romareda como un alma en pena. Si quiso justificarse con dos excelentes tiros libres, no lo consigui¨®. Rivaldo arm¨® la pasada temporada un alboroto porque no le pagaban la fortuna que exig¨ªa. Gaspart comenz¨® su mandato con una millonaria revisi¨®n de su contrato. La escandalosa cifra de la ficha de Rivaldo deber¨ªa traducirse en un compromiso febril con el equipo. No se?or. Pas¨® por el partido con una apat¨ªa de primer grado, como si el problem¨®n no fuera con ¨¦l, atento ¨²nicamente a los tiros libres. Lo dem¨¢s no le interes¨®. Si a todo ello se une la pelea que Kluivert tiene con el gol, el panorama del Bar?a es muy pesimista.
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