La resistencia a la insulina, un peligro que crece
El s¨ªndrome X causa el 60% de la patolog¨ªa cardiaca en mujeres y el 25% en hombres
Una afecci¨®n conocida como resistencia a la insulina se est¨¢ revelando como otro factor de riesgo para la salud de nuestro coraz¨®n. El s¨ªndrome X, como la denomina un experto, no es propiamente una diabetes tipo 2, porque los niveles de glucosa est¨¢n en el l¨ªmite superior de la normalidad, pero predispone a la diabetes y a la enfermedad coronaria. Aunque algunos m¨¦dicos muy centrados en el colesterol puedan pasar por alto este s¨ªndrome potencialmente peligroso, la preocupaci¨®n por la resistencia a la insulina est¨¢ aumentando con rapidez entre los especialistas cardiovasculares porque dos de sus causas principales (la obesidad, sobre todo la abdominal, y la inactividad) tambi¨¦n aumentan. En Espa?a puede haber entre 5 y 6 millones de afectados.
El p¨¢ncreas responde
Las personas que padecen esta afecci¨®n no tienen escasez de insulina, pero no aprovechan adecuadamente esta hormona. La resistencia a la insulina o "s¨ªndrome X" causa hasta el 25% de las enfermedades cardiacas que afectan a los varones y hasta el 60% de las padecidas por las mujeres, seg¨²n algunos c¨¢lculos. Si estas estimaciones son correctas, las cifras dar¨ªan a la resistencia a la insulina el dudoso m¨¦rito de ser la principal causa subyacente de los ataques al coraz¨®n.Para empeorar las cosas, Gerald Reaven, profesor em¨¦rito de medicina en Stanford (EE UU) y principal autor de un reciente libro titulado Syndrome X, se?ala que la resistencia a la insulina es un "asesino silencioso". Este trastorno no aparece en los an¨¢lisis de sangre realizados habitualmente en los reconocimientos m¨¦dicos peri¨®dicos; por el contrario, para establecer con seguridad el diagn¨®stico de resistencia a la insulina son necesarias diversas mediciones.
Pruebas adecuadas
No es necesario ser obeso ni diab¨¦tico para padecer este problema. Reaven y sus colaboradores descubrieron que entre las personas con tensi¨®n arterial normal, que no son ni diab¨¦ticas ni obesas, aproximadamente entre el 25%y el 30% son resistentes a la insulina, lo que equivale a entre 33 y 40 millones de estadounidenses [extrapolando las cifras a Espa?a, representa entre 5 y 6 millones de personas], por no hablar de quienes padecen tensi¨®n arterial alta o diabetes.
Pero mientras que la gen¨¦tica es responsable aproximadamente de la mitad de la propensi¨®n de una persona a desarrollar resistencia a la insulina, la otra mitad se puede atribuir a la obesidad, la inactividad f¨ªsica y el tabaquismo.
Cuando una persona ingiere alimentos, el p¨¢ncreas libera insulina para procesarlos. La tarea de la insulina es obtener la glucosa de la sangre para introducirla en las c¨¦lulas de los m¨²sculos, que la usan como energ¨ªa. La insulina tambi¨¦n impide la liberaci¨®n de ¨¢cidos grasos de los dep¨®sitos de grasa del cuerpo.Pero en las personas resistentes a la insulina, la hormona no es muy eficaz a la hora de disminuir la glucosa que circula en la sangre ni bloquea adecuadamente la liberaci¨®n de los ¨¢cidos grasos. El p¨¢ncreas responde produciendo m¨¢s insulina en un esfuerzo infructuoso por superar esta resistencia. El resultado es un nivel relativamente elevado de glucosa y un aumento m¨¢s grave de los triglic¨¦ridos, como consecuencia de que el h¨ªgado aumenta su producci¨®n a partir de los ¨¢cidos grasos de la sangre.
Las personas que padecen el s¨ªndrome X sufren un riesgo especial de desarrollar diabetes y enfermedad coronaria cardiaca, y pueden tambi¨¦n enfrentarse a un riesgo m¨¢s elevado que la poblaci¨®n normal de padecer procesos como el infarto cerebral, insuficiencia renal y posiblemente c¨¢ncer, seg¨²n Scott Grundy, director del Centro de Nutrici¨®n Humana, perteneciente al Centro M¨¦dico del Sudoeste de la Universidad de Tejas, en Dallas (Estados Unidos), que dirige un estudio internacional sobre la gen¨¦tica del s¨ªndrome X.
A diferencia de la diabetes tipo 2, en el s¨ªndrome X los niveles de glucosa, aunque se encuentran elevados, no superan los par¨¢metros normales, por lo que al paciente no se le llegar¨ªa a diagnosticar como diab¨¦tico. Pero el s¨ªndrome est¨¢ asociado al menos con cuatro caracter¨ªsticas que permiten predecir un aumento del riesgo de enfermedad y muerte prematura: elevados niveles de triglic¨¦ridos en la sangre, bajos niveles de lipoprote¨ªna de alta densidad (HDL o colesterol bueno), tensi¨®n arterial alta e intolerancia a la glucosa.
Las investigaciones recientes han asociado la resistencia a la insulina con otros factores de riesgo coronario, incluida la formaci¨®n de peque?as lipoprote¨ªnas de baja densidad que transportan colesterol y son especialmente da?inas para las arterias, niveles elevados de grasa en la sangre despu¨¦s de comer, niveles elevados de ¨¢cido ¨²rico en sangre y niveles elevados de una sustancia, el inhibidor tipo 1 del activador del plasmin¨®geno, que da?a la capacidad del cuerpo para deshacer los co¨¢gulos de sangre.
Aunque los niveles elevados de insulina en la sangre son caracter¨ªsticos del s¨ªndrome X, Reaven recomienda que no se acuda a las pruebas ordinarias de los laboratorios m¨¦dicos comerciales, donde las mediciones y su interpretaci¨®n var¨ªan en exceso. Una prueba m¨¢s fiable incluir¨ªa un control del nivel de glucosa en ayunas y la respuesta a una prueba de tolerancia a la glucosa de dos horas. En las personas con s¨ªndrome X, seg¨²n informa este especialista, el nivel de glucosa en ayunas var¨ªa entre 110 a 126 (se diagnostica diabetes cuando la glucosa en ayunas excede de 126) y los niveles de la prueba de tolerancia a la glucosa siguen siendo elevados, de 140 a 200.Deber¨ªan medirse tambi¨¦n los niveles de triglic¨¦ridos y colesterol HDL en ayunas. Un nivel de triglic¨¦ridos superior a 200 miligramos por decilitro de suero sangu¨ªneo y un nivel de HDL inferior a 35 aumentan el riesgo de enfermedad cardiaca. La tensi¨®n arterial tambi¨¦n deber¨ªa comprobarse y, en caso de ser 14,5/9,0 o superior, se deber¨ªan tomar medidas para bajarla.
Tambi¨¦n se deber¨ªa pesar a las personas y determinar la proporci¨®n entre cintura y cadera. La obesidad, especialmente la grasa abdominal, se considera un factor de riesgo independiente para la resistencia a la insulina, as¨ª como para la diabetes y la enfermedad cardiaca.
Los preocupantes datos sobre la resistencia a la insulina vienen a sumarse a las connotaciones epid¨¦micas que est¨¢ adquieriendo la diabetes en el mundo. En la ¨²ltima d¨¦cada el n¨²mero de diab¨¦ticos se ha quintuplicado (se ha pasado de 30 a 150 millones) y se prev¨¦ que para el a?o 2010 habr¨¢ 250 millones. .
Recomendaciones preventivas
Algunos expertos sostienen, al referirse a ciertas dietas, que la resistencia a la insulina produce obesidad. Esta afirmaci¨®n pone el carro delante de los bueyes. Por el contrario, diversos estudios indican que la obesidad causa resistencia a la insulina. Y la p¨¦rdida de peso, incluso un mero 10% de la grasa corporal, puede corregir el problema. La p¨¦rdida de peso es a¨²n m¨¢s eficaz que los f¨¢rmacos para disminuir la insulina.
Gerald Reaven se refiere a algunas dietas muy populares que se centran en los carbohidratos como causa de la obesidad. Aunque la insulina se libera para procesar los carbohidratos y puede, al mismo tiempo, propiciar el almacenamiento de grasa, s¨®lo hace esto ¨²ltimo cuando se ingieren m¨¢s calor¨ªas de las que el cuerpo gasta. En otras palabras, no son ni la insulina ni los carbohidratos lo que hace engordar, sino un exceso de calor¨ªas. Y cuando se ingieren m¨¢s calor¨ªas de las que se utilizan, lo primero que el cuerpo acumula es el excedente de calor¨ªas procedente de las grasas.
Reaven aconseja a los pacientes resistentes a la insulina que reduzcan su ingesta de carbohidratos, especialmente az¨²cares y f¨¦culas refinadas, que son los que m¨¢s insulina demandan y est¨¢n asociados con niveles elevados de triglic¨¦ridos y niveles bajos de HDL. Otros investigadores han demostrado que las f¨¦culas no refinadas, ricas en fibra, son beneficiosas para las personas con diabetes tipo 2 y es probable que tambi¨¦n sean ¨²tiles para las personas con resistencia a la insulina.
En lugar de una dieta rica en carbohidratos, Reaven recomienda consumir m¨¢s grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, principalmente en forma de frutos secos y aceites vegetales. ?sta no es la dieta Atkins, que permite una ingesti¨®n ilimitada de grasas saturadas. La dieta Atkins puede ocasionar un descenso de los niveles totales de colesterol (esto sucede siempre que una persona pierde peso), pero el nivel elevado de grasas saturadas aumentar¨ªa el nivel de colesterol LDL, perjudicial para las arterias.
Otro factor esencial para controlar la resistencia a la insulina es el ejercicio regular: al menos 30 minutos diarios, cuatro veces a la semana. El ejercicio mejora la sensibilidad a la insulina durante un m¨¢ximo de 48 horas. Pero es crucial que sea regular, ya que a los pocos d¨ªas de dejar de hacer ejercicio los beneficios desaparecen.
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