Madre, los quintos se van
Iniciamos la semana pasada un lamento etnogr¨¢fico -que no ideol¨®gico- por la p¨¦rdida irremediable de las fiestas de los quintos, a causa de la desaparici¨®n del servicio militar obligatorio. Ve¨ªamos en ellas c¨®mo los mozos del sorteo anual se agrupaban en coros de desafiantes p¨ªcaros, autorizados durante un par de semanas, por t¨¦rmino medio, a cometer toda clase de desafueros, provocaciones y grandes ingestas de comida y bebida.Tambi¨¦n cantaban y se acompa?aban de instrumentos, de percusi¨®n principalmente. Eso, junto a otros curiosos vestigios de rituales de iniciaci¨®n sexual y de liberalidades anti-sistema, que todav¨ªa este a?o tendremos ocasi¨®n de presenciar, por ¨²ltima vez. Pero no todas las letras eran soeces o de protesta social, como las que recog¨ªamos el pasado mi¨¦rcoles.
Tambi¨¦n por la Sierra de Aracena oiremos estas otras mucho m¨¢s tiernas: "Madre, los quintos se van / y yo no me quiero ir / porque tengo en esta calle / un capullo a medio abrir". "Por una calle me voy, / por la otra doy la vuelta. / La ni?a que a m¨ª me quiera / que tenga la puerta abierta". El estribillo s¨ª que ser¨¢ todav¨ªa: "Si te toca, te joes, que te tienes que ir, / a luchar con los moros / al frent¨¦ de Madrid".
La acusada relaci¨®n de estos desahogos de adolescente en v¨ªsperas de guerrero con la separaci¨®n de la novia, y tambi¨¦n de la madre (quien, sorprendentemente, suministra al hijo lo necesario para sus expansiones durante ese par¨¦ntesis de tolerancia) se ven reflejadas en esta copla de la provincia de M¨¢laga, que encontramos en el cancionero de Juan Ben¨ªtez: "Ma?ana se van los quintos / y se llevan a mi Pepe. / Ya no tengo quien me traiga / horquillas para el roete". Estribillo: "?Quinto, peluso, no llores m¨¢s! / Mira tu madre, mira tu madre, / qu¨¦ alegre est¨¢".
M¨¢s extendida por Andaluc¨ªa -y m¨¢s significativa, por tanto- es esta otra proclama general: "En la iglesia manda el cura, / y en la justicia el alcalde. / Los gitanos en las ferias, / y los quintos en las calles", con lo que una vez m¨¢s se atestigua el car¨¢cter transgresor de estos festejos. Una transgresi¨®n tolerada, y m¨¢s o menos participada por el resto de la comunidad, aunque fuera desde detr¨¢s de los visillos.
Otras muchas fuentes del folclore rural se ir¨¢n secando tambi¨¦n con la desaparici¨®n de estas reminiscencias inici¨¢ticas ligadas de un modo u otro al servicio militar. As¨ª, romances de la misma tem¨¢tica o canciones de marcha. Otro d¨ªa nos acercaremos a ellos.
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