La desaparici¨®n de Zeleste ya empieza a originar problemas a los programadores barceloneses
El agujero existe, s¨®lo cabe comprobar sus medidas. En esta frase puede resumirse la sensaci¨®n que existe entre los promotores de conciertos de Barcelona 46 d¨ªas despu¨¦s del cierre de Zeleste, la a?orada sala que, con una capacidad para 2.000 personas, ya se empieza a echar en falta en la ciudad. Aunque la agenda local de conciertos no se ha resentido de manera notable de momento, resulta generalizada la opini¨®n de que las cosas se ir¨¢n agravando y la ausencia de Zeleste del circuito art¨ªstico originar¨¢ graves d¨¦ficit musicales en la ciudad.
El da?o causado por el cierre de Zeleste se podr¨¢ comprobar en todas sus dimensiones de aqu¨ª a un a?o, en el ¨²ltimo trimestre de 2001, porque ese es tradicionalmente uno de los momentos m¨¢s fuertes en cuanto a programaci¨®n de m¨²sica en directo y que adem¨¢s requiere locales cubiertos. Ser¨¢ entonces cuando los promotores ofrezcan actuaciones ya planificadas sabiendo que no existe Zeleste, y cuando se podr¨¢ aquilatar verdaderamente lo que Barcelona ha perdido. De esa opini¨®n es Joan Rosell¨®, uno de los miembros de la promotora Project. "Cuando nos enteramos de que Zeleste cerraba ya ten¨ªamos contratadas las giras, de manera que la ¨²nica opci¨®n razonable era reubicarlas lo mejor posible para salir del paso. El problema real lo empezamos a tener ahora, cuando sabedores de la inexistencia del local id¨®neo hemos de plantearnos las soluciones, entre las que cabe omitir Barcelona de las rutas de conciertos". Project hubo de reubicar los conciertos de Carlos Go?i, quien actu¨® en Bikini, y de Marisa Monte, que recal¨® en el Auditori. Seg¨²n Rosell¨®, "el problema de hoy se llama Carlos N¨²?ez, un artista que desea recintos populares y menos solemnes que el Auditori o el Palau de la M¨²sica, o Flaco Jim¨¦nez, cuya festiva m¨²sica fronteriza no se aviene con las butacas y por cuestiones de capacidad tampoco con los locales que no las tienen tipo Bikini o Apolo".
Pero no todos los promotores tienen problemas para el futuro. Xavi Manresa, de Cap Cap, lo tiene en el presente. El concierto que Green Day deb¨ªa haber ofrecido en Zeleste el d¨ªa 29 de este mes hubo de programarse en el pabell¨®n de Vall d'Hebron aunque las expectativas de ventas no superaban las 2.000 entradas. Manresa explica: "El encarecimiento de la producci¨®n derivado de programar en un local mayor ha comportado que una entrada que hubiese costado 3.000 pesetas valga ahora 3.800. Hace falta montar el escenario, aumentar la seguridad y tambi¨¦n el personal de carga y descarga. En suma, pasas de una producci¨®n que cuesta dos millones a otra que cuesta m¨¢s de cinco. Eso repercute en el precio de las entradas, y hay p¨²blicos muy sensibles a 800 pesetas". El resultado es que Green Day ha vendido 1.000 entradas, insuficientes para Vall d'Hebron, pero suficientes para un hipot¨¦tico Zeleste, de manera que Manresa se est¨¢ planteando cambiar el local de la actuaci¨®n. La conclusi¨®n es que "si Zeleste hubiese estado abierto nada de esto habr¨ªa pasado".
Una de las promotoras que m¨¢s programaba en Zeleste est¨¢ sometida tambi¨¦n a una indeseada reflexi¨®n. Se trata de La Iguana Internacional, cuyo director, Robert Grima, tiene una patata caliente entre las manos. "La verdad es que con el grupo Deftones tengo un verdadero dilema. Es un grupo id¨®neo para Zeleste, tanto por convocatoria como por est¨¦tica, y ahora me estoy planteando qu¨¦ hacer con ellos. Si los programo en el Vall d'Hebron me arriesgo a un descalabro, pero al mismo tiempo no tengo locales alternativos".
Promotoras como Doctor Music tambi¨¦n est¨¢n apelando a la imaginaci¨®n y al riesgo para ubicar conciertos que de manera natural hubiesen recalado en Zeleste. En unos casos omitiendo directamente el paso del artista por Barcelona, cosa que ocurri¨® con Placebo. En otros acudiendo a locales ajenos al circuito habitual en los que es preciso montar toda la producci¨®n, caso de las Cotxeres de Sans, donde actuar¨¢n los rockeros Queen of Stone Age. Aun as¨ª, el problema central sigue sin resolverse, ya que, por ejemplo, PJ Harvey no tiene local que la acoja.
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