La dimisi¨®n del obispo Sanus
Era de esperar. Era de esperar que un obispo como Dios manda tendr¨ªa que acabar dimitiendo.Era de esperar que su hombr¨ªa de bien, su talante abierto, su capacidad de escuchar, su sensibilidad hacia la lengua del pa¨ªs y su talla de intelectual..., no encajara en las estructuras fr¨ªas, r¨ªgidas, egoc¨¦ntricas, insensibles y oscuras de una Iglesia cada vez m¨¢s alejada del pueblo fiel.Don Rafael Sanus ha sido v¨ªctima de su propio valor porque, adem¨¢s, no aspiraba a los honores de los cargos, ni trataba de medrar.
S¨®lo quer¨ªa trabajar para hacer cre¨ªble el mensaje de Jes¨²s, entre su gente.
A pesar de todo el sacrificio no resultar¨¢ in¨²til, pues los cristianos valencianos no olvidaremos f¨¢cilmente su testimonio. Y eso es lo que cuenta.-
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