Casi un mill¨®n de personas claman en Barcelona contra ETA y por el di¨¢logo para buscar la paz
Aznar e Ibarretxe se suman a la manifestaci¨®n convocada por el asesinato de Ernest Lluch

Clamor en favor del di¨¢logo. A pesar de que discurri¨® en un silencio sobrecogedor, la manifestaci¨®n contra ETA se convirti¨® en un clamor de cientos de miles de personas en favor del di¨¢logo y la b¨²squeda de soluciones que lleven a la paz. Pese a ser una de las concentraciones con mayor presencia pol¨ªtica e institucional de cuantas se recuerdan en Espa?a, el momento m¨¢s intenso se produjo al final, cuando la compa?era y las tres hijas del ex ministro socialista Ernest Lluch, asesinado el martes, subieron a la tarima y, entre un ensordecedor aplauso, exhibieron el cartel que resum¨ªa el esp¨ªritu de la convocatoria: "Di¨¢logo ya". Este gesto y la respuesta que provoc¨® cuajaron el sentido de la multitudinaria manifestaci¨®n.Eso sucedi¨® cuando la cabecera ya se hab¨ªa dispersado, con cierta incomodidad, tras recibir el inseperado jarro de agua fr¨ªa que arroj¨® sobre ellos, contra todo pron¨®stico, la periodista Gemma Nierga, que fue quien ley¨® el manifiesto unitario de condena del asesinato del ex ministro. "Ustedes que pueden, dialoguen", les dijo.
Encuentro tras cinco meses
El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, hab¨ªa compartido cabecera con el secretario general del PSOE, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero; los presidentes de la Generalitat y del Gobierno vasco, Jordi Pujol y Juan Jos¨¦ Ibarretxe, respectivamente, y una de las m¨¢s numerosas representaciones de las instituciones pol¨ªticas espa?olas en una manifestaci¨®n.Era la primera vez en mucho tiempo que Aznar e Ibarretxe coincid¨ªan en una concentraci¨®n. La ¨²ltima vez fue en Durango (Vizcaya), hace cinco meses. Desde entonces se han producido once atentados de ETA, con 15 muertos [desde la ruptura de la tregua ya suman 21]. Esta vez lo hac¨ªan portando una pancarta que dec¨ªa, en catal¨¢n, Catalu?a por la paz, ETA no.
Separados por unos metros, Aznar e Ibarretxe no llegaron a hablar. Cuando Aznar lleg¨® al cruce del Paseo de Gr¨¤cia con la calle de Arag¨®n, donde comenz¨® la marcha, no tuvieron tiempo de acercarse. Cada uno se coloc¨® tras la pancarta y quedaron separados por Pujol y el alcalde de Barcelona, Joan Clos. Aznar fue recibido con algunos silbidos, lo contrario de lo que sucedi¨® cuando llegaron Rodr¨ªguez Zapatero e Ibarretxe, que cosecharon aplausos. Tras la lectura del manifiesto con el que se cerr¨® el acto, Aznar abandon¨® r¨¢pidamente la plaza de Catalu?a.
Pero los manifestantes segu¨ªan llegando. Y la petici¨®n de di¨¢logo que Gemma Nierga acaba de formular, aunque no figuarba en el texto del manifiesto pactado por los convocantes, era coherente con muchas de las pancartas que portaban los manifestantes an¨®nimos. Y coincid¨ªa tambi¨¦n con las demandas expresadas el mi¨¦rcoles por los dirigentes socialistas en el acto de homenaje p¨®stumo a Lluch celebrado en la sede del PSC. Hab¨ªa muchos carteles que dec¨ªan Basta ya y ETA no. Eran los m¨¢s numerosos. Pero tambi¨¦n los hab¨ªa con la leyenda Queremos di¨¢logo.
La manifestaci¨®n ten¨ªa dos cabeceras. En la primera se apretujaban los presidentes de los Gobiernos, las instituciones y los dirigentes de los partidos y sindicatos convocantes. En la segunda, otras personalidades.
La compa?era de Ernest Lluch, Montserrat Lamarca, y las tres hijas, Rosa, Mireia y Eul¨¤lia, hab¨ªan sido invitadas a participar en la cabecera principal, pero horas antes de iniciarse la manifestaci¨®n, las tres se reunieron con los principales dirigentes del PSC para comunicarles que Ernest Lluch hab¨ªa sido un firme defensor del di¨¢logo entre los partidos como f¨®rmula para alcanzar la paz en el Pa¨ªs Vasco, y consideraban que traicionar¨ªan su legado si compart¨ªan el protagonismo de la manifestaci¨®n, que ya se prev¨ªa multitudinaria, con Aznar y el ministro de Interior, Jaime Mayor. De modo que se situaron en la segunda cabecera.
Ya se hab¨ªa dispersado la hilera de autoridades cuando ellas llegaron al final de recorrido. Subieron a la tarima y, entre sollozos, recibieron el homenaje de los congregados. Una de ellas levant¨® entonces el cartel que portaba, en el que se reclamaba Di¨¢logo ya, escrito en catal¨¢n. El gesto fue rubricado por una prolongada ovaci¨®n.
Los manifestantes se resist¨ªan a dispersarse. La comitiva tard¨® m¨¢s de dos horas en completar el recorrido. Parec¨ªa que la lectura de un simple manifiesto les hubiera sabido a poco, dada la intensidad emocional que hab¨ªa tenido el acto.
El tono general dado a la manifestaci¨®n por el gesto de la familia de Lluch, la iniciativa personal de Gemma Nierga y las demandas expresadas por los manifestantes a trav¨¦s de pancartas y aplausos, incomod¨® a los dirigentes del Gobierno y del PP. Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz, presidente del PP de Catalu?a, no ocult¨® su disgusto, que, por otra parte, hab¨ªa quedado patente en las expresiones de las caras de la cabecera, particularmente las de Aznar y Pujol. "Catalu?a es un ejemplo de di¨¢logo entre todas las fuerzas pol¨ªticas y el Gobierno, y este ejemplo se mantiene", dijo Alberto Fern¨¢ndez. "Pero lo que no se puede hacer es dialogar con quien utiliza las armas", insisti¨®.
Satisfacci¨®n del alcalde
La polic¨ªa municipal de Barcelona cifr¨® la asistencia en 900.000 personas. El alcalde de la ciudad, Joan Clos, expres¨® su satisfacci¨®n por la respuesta ciudadana al llamamiento realizado por todas las instituciones catalanas y por la ausencia de incidentes.La manifestaci¨®n hab¨ªa sido convocada por los gobiernos, los partidos, los sindicatos y cont¨® con la adhesi¨®n de numerosas entidades c¨ªvicas y sociales. Junto a Aznar y Rodr¨ªguez Zapatero estaban en la primera fila la presidenta del Congreso de los Diputados, Luisa Fernanda Rudi, y los principales dirigentes de todos los partidos. Cinco ministros, numerosos presidentes de comunidades aut¨®nomas, los secretarios generales de los sindicatos, decenas de diputados a Cortes, el Parlamento catal¨¢n en pleno, y cientos de alcaldes y concejales. Y numerosas escuelas, empresas, organizaciones, entidades no gubernamentales, asociaciones de vecinos y particulares.
Todos ellos pudieron o¨ªr c¨®mo a medida que avanzaba el recorrido de la silenciosa manifestaci¨®n, los gritos que se les dirig¨ªan desde las aceras donde una gran muchedumbre espereaba el paso de la comitiva eran sobre todo, demandas de di¨¢logo. Hubo tambi¨¦n alg¨²n grito reclamando cadena perpetua para los terrroristas, algunos insultos. Pero este tipo de expresiones eran pronto ahogadas por los aplausos del p¨²blico.
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