Merce Cunningham Dance Company

Tambi¨¦n hay una evocaci¨®n culta y no casual de las danzas de Schlemmer (se vieron en la Bienal de Lyon de 1986 reconstruidas por Gerhard Bohner: danzas de varas, de c¨ªrculos, de metal), y con el mismo criterio que entonces en Bahuaus, aqu¨ª se ven proyectados sobre la gasa los bailarines vestidos herm¨¦ticamente de negro con pelotas de pimp¨®n blancas en sus articulaciones; al ser filmados, s¨®lo vemos esos c¨ªrculos blancos en movimiento. A pesar de que la m¨²sica de la pieza es menor, poco a poco el espectador entra en esa perspectiva ideal y sus figuras, acepta el canon particular del autor, capaz de fundir cuerpo, luz e imagen en una sola transparencia. Al final se entiende que es acertado repetir Biped los cuatro d¨ªas, pues esta obra no termina, es desinencia de s¨ª misma, es infinita; secuencial y matem¨¢ticamente hablando, como una peri¨®dica pura capaz de servir de urdimbre a un tejido est¨¦tico unitario, a la vez que multidireccional.