Josep Palau i Fabre recibe un doble homenaje con una exposici¨®n y un recital en La Rambla
"El alquimista es el hombre que tiene conciencia de que ¨¦l es un experimento y se permite tambi¨¦n hacer experimentos en busca de la quimera, que es lo ¨²nico que ha ayudado a la gente a sobrevivir". Lo explicaba ayer el alquimista Josep Palau i Fabre (Barcelona, 1917) durante la presentaci¨®n de la exposici¨®n homenaje que desde ayer y hasta el 24 de enero se le dedica en el Centro de Arte Santa M¨®nica de Barcelona. La inauguraci¨®n coincidi¨® con el homenaje que un centenar de escritores rindieron en La Rambla al autor de Poemes de l'alquimista.
Faltaban pocos minutos para el mediod¨ªa y todav¨ªa hab¨ªa cola delante del escenario que el Centre Catal¨¤ del PEN Club hab¨ªa situado frente al Palau de la Virreina, en La Rambla. El fuego lo hab¨ªa abierto a las diez de la ma?ana el propio Josep Palau i Fabre, que ley¨® el poema C¨¤ntic espiritual y, poco despu¨¦s, el m¨¢s emblem¨¢tico de La sabata, que en su d¨ªa levant¨® ampollas entre la bienpensante sociedad catalana. Tras ¨¦l desfilaron hasta 98 escritores que leyeron cada uno un poema del libro m¨¢s famoso de Palau i Fabre, Poemes de l'alquimista, del que est¨¢ a punto de editarse la novena edici¨®n. Y mientras Pau Riba y Enric Casassas esperaban su turno para recitar un poema alqu¨ªmico, Palau i Fabre agradec¨ªa en otro punto de La Rambla, el Centro de Arte Santa M¨®nica, la exposici¨®n homenaje que el Departamento de Cultura de la Generalitat, a trav¨¦s del KRT?, le ha organizado. Por si fueran pocas emociones, ayer tambi¨¦n se supo que el Ministerio de Cultura franc¨¦s le ha nombrado oficial de las Artes y las Letras. A sus 83 a?os, Josep Palau i Fabre comienza a ver como el tiempo ha diluido por fin su fama de poeta proscrito y escritor maldito, durante muchos a?os escondida bajo su otra faceta de gran especialista en la obra de Pablo Picasso, sobre el que ha escrito una veintena de libros, todos ellos, al igual que el resto de su producci¨®n literaria, exhibidos en el Centro de Arte Santa M¨®nica.
La exposici¨®n, cuyo comisario es Juli¨¤ Guillamon y que en oto?o de 2001 se ver¨¢ en Girona, tiene un montaje escenogr¨¢fico en el que se destaca, por una parte, el itinerario vital del escritor, y, por otra, algunos de los temas que dominan su obra literaria. En cuanto a su biograf¨ªa, se hace hincapi¨¦ en su infancia y juventud. Hijo de una familia burguesa del Eixample, Palau i Fabre creci¨® en un ambiente ilustrado. "La casa de este chico es el lugar de Barcelona en el que se hac¨ªan los mejores c¨®cteles de antes de la guerra", coment¨® un m¨¦dico conocido cuando estaba ingresado en el campo de concentraci¨®n de L¨¦rida en 1939. Su familia, sin embargo, se hizo franquista y Palau, que comenz¨® muy joven a frecuentar el ambiente literario y art¨ªstico de la ciudad, tuvo con ella serios enfrentamientos. Aprovechando una beca del Gobierno franc¨¦s, se autoexili¨® a Francia en 1945 y all¨ª vivi¨® como pudo la bohemia parisiense y su vida cultural, hasta que en 1961 regres¨® a Catalu?a.
Sus intereses nunca fueron obvios. En la segunda parte de la exposici¨®n, a modo de instalaciones, se presentan seis personajes que, a juicio del comisario, simbolizan la relaci¨®n entre el hombre y el colectivo en la obra de Palau: el hombre de las cavernas, el alquimista, Fausto-Don Juan, el hombre de genio, el eremita y el alienado. Este ¨²ltimo, por ejemplo, se refiere a Antonin Artaud, al que Palau i Fabre conoci¨® en 1947 cuando estaba ingresado en el sanatorio mental de Yvry sur Seine. El cat¨¢logo reproduce, sin traducirla, una dura carta de Artaud a Palau en la que, por ejemplo, le reprocha que se tocara los test¨ªculos delante de ¨¦l y afirma: "Un verdadero poeta no puede ser sexual". Algo que Palau, al igual que su admirado Picasso, dif¨ªcilmente pod¨ªa compartir.
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