La esperanza Zapatero
Los escasos meses transcurridos desde que Rodr¨ªguez Zapatero accedi¨® a la secretar¨ªa general del PSOE ofrecen luces y sombras significativas. Si por una parte Zapatero es ya uno de los l¨ªderes mejor valorados por la opini¨®n p¨²blica y su partido ha estrechado la distancia que le separaba del PP, por el otro ofrece numerosos flancos de debilidad ante las federaciones regionales del PSOE, que oscurecen el balance.Los congresos de este fin de semana en Madrid y en el Pa¨ªs Vasco, como antes los de Asturias o Valencia, as¨ª lo demuestran. Todo hace pensar que a¨²n no se ha trasladado a algunas federaciones la misma corriente de cambio que llev¨® a Zapatero a la secretar¨ªa general. Las bander¨ªas entre familias ideol¨®gicas, la lucha descarnada por el poder entre lo antiguo y lo nuevo, indican que la influencia de la nueva direcci¨®n todav¨ªa no ha cuajado en el conjunto del partido. El peligro que representan los resultados fallidos de estos congresos es doble: posible castigo electoral por parte de los ciudadanos, que siempre han preferido las formaciones cohesionadas a aquellas que se presentan divididas, as¨ª como abonar la imagen de un nuevo l¨ªder que no acaba de imponerse -por debilidad o inexperiencia- frente a unas federaciones excesivamente celosas de sus lazos con el pasado.
En lo que mejor sale servido Zapatero es en su relaci¨®n con la sociedad, sobre todo porque su elecci¨®n como nuevo secretario general del PSOE no provino de la recolecta de apoyos entusiastas generalizados, sino, en muy buena medida, del rechazo a otras opciones. As¨ª, su trayectoria se presentaba al mismo tiempo como una inc¨®gnita y como una esperanza de superaci¨®n de los a?ejos litigios internos del PSOE. La mejora en la imagen del partido permite aventurar, con las sombras antes citadas, que en lo fundamental la inc¨®gnita se va resolviendo de forma positiva.
Adem¨¢s, la coyuntura pol¨ªtica y econ¨®mica ofrece por primera vez indicios susceptibles de facilitar la reconversi¨®n del PSOE en una alternativa de gobierno. La inflexi¨®n del ciclo econ¨®mico; la distancia abismal entre la firmeza ret¨®rica y la cosecha pr¨¢ctica en asuntos de orden p¨²blico y en la pol¨ªtica de liberalizaciones; los episodios de prepotencia (cada vez m¨¢s frecuentes); la confusi¨®n en pol¨ªtica internacional (el fiasco de la ¨²ltima cumbre iberoamericana o, sobre todo, el desdibujado papel de Espa?a en la UE), y, finalmente, la apertura de la sucesi¨®n en el cartel electoral del partido del Gobierno por la anunciada renuncia de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
En este escenario, el aterrizaje de Zapatero ha resultado positivo. La opci¨®n por descrispar la estrategia opositora conforma un nuevo estilo, bien encajado por las encuestas. Un estilo que se corresponde con las caracter¨ªsticas personales del l¨ªder del PSOE, pero que obedece tambi¨¦n a la convicci¨®n de que eso es lo que exige el calendario, ya que la experiencia en Europa indica que los gobiernos suelen caer tanto m¨¢s por sus errores que por los aciertos de su oposici¨®n.
Zapatero ha implantado un estilo "constructivo" de oposici¨®n -para algunos, blando; para otros, intolerable porque se niega a plegar sus contenidos a la agenda del Gobierno-, cuyo mejor fruto ha sido dar aire al debate pol¨ªtico. La b¨²squeda del consenso sobre la Ley de Extranjer¨ªa es la muestra m¨¢s paradigm¨¢tica del nuevo enfoque: pese a que el acuerdo result¨® imposible, ha permitido una discusi¨®n ordenada en un asunto clave, la formulaci¨®n de alternativas claras sobre los derechos de los inmigrantes no regularizados y la emergencia de un proyecto diferenciado. Otro tanto ocurre con la actual pol¨¦mica sobre las pol¨ªticas vasca y antiterrorista. Zapatero ha logrado contener la l¨®gica tentaci¨®n al desquite de un partido cuyos gobiernos se vieron sometidos al inclemente uso partidista de la pol¨ªtica antiterrorista por la oposici¨®n del PP, estableciendo un marco de colaboraci¨®n leal contra la violencia etarra. Lo que no le ha impedido esbozar pautas diferenciadas sobre el enfoque de estrategias sobre asuntos pol¨ªticos opinables, conexos con la pol¨ªtica antiterrorista, pero deslindables de ¨¦sta, como el intento de a?adir a la firmeza frente a la c¨²pula del PNV la apertura de nuevas v¨ªas para el di¨¢logo dentro del campo democr¨¢tico y estatutario -dif¨ªcil, pero deseable- de la mayor¨ªa de los nacionalistas vascos.
Tambi¨¦n el contenido program¨¢tico de los dirigentes del PSOE resulta a¨²n demasiado difuso (el socialismo libertario), aunque todo apunta a la versi¨®n moderada de la socialdemocracia hegem¨®nica en la UE. Si el equipo de Zapatero ha generado expectativas por lo que supone de cambio generacional, tiene pendiente todav¨ªa una s¨ªntesis que incorpore los aspectos m¨¢s positivos de la experiencia de gobierno de su partido.
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