Plan hidrol¨®gico racional
El autor afirma que un trasvase debe estar precedido de compromisos sobre las estrategias de crecimiento y ahorro del agua
De la atenta lectura de los cinco vol¨²menes que integran la documentaci¨®n b¨¢sica de proyecto de Plan Hidrol¨®gico Nacional, propuesta para su debate p¨²blico por el Ministerio de Medio Ambiente, pueden extraerse las cuatro decisiones pol¨ªticas que inspiran el plan. Para quien no haya tenido ocasi¨®n de aproximarse a su lectura, la propuesta bien podr¨ªa quedar resumida en los siguientes t¨¦rminos: a) al amparo y por requerimiento de lo establecido en la Ley de Aguas, se propone -primera decisi¨®n pol¨ªtica- el trasvase de un m¨¢ximo de 1.200 Hm3 de recursos que se estiman sobrantes desde una cuenca cedente y desde una sola captaci¨®n -el Bajo Ebro- hacia otras cuencas receptoras (J¨²car, Segura, Guadalquivir y cuencas internas de Catalu?a). La propuesta de cantidades sobrantes a trasvasables se considera un avance positivo respecto a las contenidas en el plan de 1993; b) el trasvase propuesto no cuestiona en ning¨²n caso los planes de cuenca. En consecuencia -segunda decisi¨®n pol¨ªtica-, no se introduce previsi¨®n alguna de limitaci¨®n de usos ni obligaci¨®n adicional de ahorro en la cuenca cedente. S¨ª se incorpora, en cambio, la exigencia formal de no ampliaci¨®n del regad¨ªo en las cuencas receptoras; c) el plan incluye un conjunto de requisitos relacionados con la dimensi¨®n medioambiental y se defiende su sostenibilidad; d) dedica un amplio volumen a estudiar y demostrar su viabilidad y racionalidad econ¨®mica a partir del estudio de costes y su repercusi¨®n en el usuario, avanzando el precio medio de 52 pesetas/litro -¨¦sta ser¨ªa la tercera decisi¨®n importante que incluye el plan-. Incluye igualmente un mecanismo de compensaci¨®n econ¨®mica concreta a la cuenca cedente -cuarta decisi¨®n novedosa y positiva-, y e) sugiere la idea de que es un plan socialmente viable.Expuestas las principales decisiones pol¨ªticas para hacer posible un trasvase de sobrantes que parte de la base de que es un proyecto viable desde el punto de vista hidr¨¢ulico, ambiental, econ¨®mico y social, entramos en el terreno, opinable, de las consideraciones que a cada uno le puede merecer una propuesta estrat¨¦gica de esta importancia. Y es desde ese terreno opinable desde el que aqu¨ª se avanzan algunas reflexiones, que bien podr¨ªan quedar igualmente resumidas en una idea b¨¢sica: el trasvase propuesto tal vez es imprescindible, probablemente inevitable, viable desde el punto de vista hidr¨¢ulico (aunque con la d¨¦cima parte de las obras inicialmente previstas en opini¨®n de expertos en ingenier¨ªa hidr¨¢ulica), pero existen muchas posibilidades de que en el medio plazo su ejecuci¨®n no solamente no contribuya a resolver el problema, sino que puede agravar la actual situaci¨®n. En las actuales circunstancias el trasvase tal vez sea una actuaci¨®n necesaria, pero no es suficiente y mucho menos previa. Dicho en otros t¨¦rminos, si no se incorporan garant¨ªas y compromisos de todas las administraciones implicadas, es muy discutible que sea sostenible en el medio plazo, desde la ¨®ptica ambiental, econ¨®mica y social, precisamente en el ¨²nico ¨¢mbito en el que es realmente necesario.
La primera consideraci¨®n est¨¢ referida a la naturaleza del documento. A mi juicio, no debe ser considerado como un Plan Hidrol¨®gico Nacional. Ni siquiera estamos ante lo que podr¨ªa ser definido como un proyecto de Plan Hidr¨¢ulico Nacional. Se trata, y no es una cuesti¨®n accesoria, de un anteproyecto de trasvase que pretende resolver uno de los problemas m¨¢s graves que en estos momentos existen en toda la cuenca del mediterr¨¢neo: la existencia de un d¨¦ficit de agua en la cuenca sobreexplotada de la regi¨®n geogr¨¢fica del sureste espa?ol que ya no puede ser resuelto recurriendo a f¨®rmulas de ahorro y eficiencia. A juicio de los expertos en hidr¨¢ulica, el problema dram¨¢tico de esta regi¨®n geogr¨¢fica no es una cuesti¨®n de eficiencia del sistema sino que, en conjunto, el sistema del sureste presenta un d¨¦ficit actual no inferior a 1.000 Hm3 que s¨®lo puede ser resuelto reduciendo en m¨¢s de 80.000 Ha la superficie regada o recurriendo a aportes externos.
La segunda reflexi¨®n hace referencia a la actual realidad del Estado auton¨®mico. El proyecto de Plan Hidrol¨®gico sintetiza mejor que ninguna otra cuesti¨®n de ¨¢mbito estatal las notables carencias existentes en Espa?a en materia de coordinaci¨®n institucional. Un aut¨¦ntico Plan Hidrol¨®gico Nacional debe ser una iniciativa que implique y obligue a todas las administraciones que son el Estado espa?ol. El marco de decisi¨®n pol¨ªtica que aborde el problema en complejidad -y ¨¦sta es una cuesti¨®n muy relevante que ¨²nicamente admite soluciones complejas-, se sit¨²a en un ¨¢mbito competencial que excede a las posibilidades reales de actuaci¨®n territorial del propio gobierno central. T¨¦ngase en cuenta que es un territorio que forma una unidad geogr¨¢fica sobre la que se superponen tres cuencas hidrogr¨¢ficas, tres confederaciones -cuyos l¨ªmites no se ajustan a los de los gobiernos aut¨®nomos- y tres gobiernos regionales entre los que no existe ninguna coordinaci¨®n en sus pol¨ªticas territoriales. Como suele decirse de forma expresiva, los gobiernos aut¨®nomos de Arag¨®n, Valencia, Murcia y Andaluc¨ªa deben hacer sus deberes y han de garantizar que van a seguir haci¨¦ndolos con anterioridad a la decisi¨®n de proceder a un trasvase desde el Ebro. La responsabilidad de cada uno, en un contexto de profunda descentralizaci¨®n pol¨ªtica como la nuestra, es fundamental. Un problema como ¨¦ste no se puede pretender resolver dejando que cada parte afectada haga todo lo que tenga previsto en el futuro, a condici¨®n de que deje que la otra lo haga tambi¨¦n. En el marco de una discusi¨®n racional, no fijar ninguna obligaci¨®n de ahorro a ning¨²n nivel, en la cuenca del Ebro y prever un aumento de 400.000 Ha de regad¨ªo est¨¢n alejadas de todo planteamiento sensato en el actual contexto. En el otro extremo, no se puede pretender que la soluci¨®n a problemas generados en un ¨¢mbito que cuenta con niveles de responsabilidad pol¨ªtica muy elevados, le venga proporcionada desde fuera sin aceptar plenamente decisiones corresponsables.
Creo que deber¨ªa acometerse la soluci¨®n del problema partiendo de una metodolog¨ªa distinta. El gobierno central deber¨ªa tomar la iniciativa y, v¨ªa conferencia de presidente del Gobierno central, presidentes auton¨®micos, establecer compromisos vinculantes previos orientados a coordinar y racionalizar estrategias de crecimiento y modelos territoriales dispares, divergentes y dotados en algunos casos de un grado de irracionalidad que ya los hace insostenibles. El trasvase propuesto puede ser una pieza necesaria, pero debe ser una m¨¢s en el conjunto y probablemente deber¨ªa ser la ¨²ltima en colocar. Ni este plan -ni el anterior de 1993- puede ni debe aspirar a convertirse en el elemento vertebrador de una estrategia territorial que resuelva los problemas actuales y futuros del litoral mediterr¨¢neo. El trasvase deber¨ªa ser el corolario de compromisos y medidas previas que vinculen a los tres niveles de administraci¨®n que, de acuerdo con nuestra Constituci¨®n, son Estado: central, auton¨®mica y local. Podr¨ªa argumentarse que para eso est¨¢n los planes de cuenca, pero a mi juicio -y ¨¦sta ser¨ªa la tercera reflexi¨®n que propongo- precisamente ah¨ª radica una de las mayores debilidades de este plan. Hablar en Espa?a de planificaci¨®n hidrol¨®gica equivale a hablar de regad¨ªos, porque el regad¨ªo consume el 80% del agua. Tal vez el punto m¨¢s d¨¦bil del plan sea no haber presentado una propuesta integrada con el Plan Nacional de Regad¨ªos, o mejor, con los escenarios de proyecci¨®n de la superficie regada en las diferentes comunidades aut¨®nomas que son cuencas cedentes y receptoras. Porque si se hace una lectura comparada de planes nacionales, planes regionales, planes de cuenca, ausencia, en su caso, de planes de modernizaci¨®n y ahorro... la conclusi¨®n que se obtiene es que los diferentes escenarios regionales deber¨ªan incluir la posibilidad de reducir las previsiones futuras de ampliaci¨®n de regad¨ªos en la cuenca cedente y el compromiso de reducci¨®n de algunos regad¨ªos en las cuencas receptoras.
Por ¨²ltimo, el plan no parte de un an¨¢lisis completo de la ¨²nica gran experiencia de este tipo hasta ahora acometida, el trasvase Tajo-Segura. A mi juicio deber¨ªa hacerse y sentar las bases que pudieran garantizar que lo que ha ocurrido en ese caso no vuelva a ocurrir con ocasi¨®n de un nuevo trasvase. Las conclusiones del trasvase Tajo-Segura son, por conocidas, poco esperanzadoras: a) ha habido una deficiente explotaci¨®n reconocida por todos; b) el caudal trasvasado apenas ha alcanzado el 35% del previsto en la ley; c) las expectativas inicialmente creadas tras el anuncio del trasvase y la desidia y falta de control posterior demostrada por las autoridades competentes -en cada momento y en cada nivel competencial- han acabado por generar un problema que actualmente es de mucha mayor envergadura que el que inicialmente se pretend¨ªa solucionar. Un problema incrementado por un trasvase que ahora se pretende resolver en la zona afectada con un segundo trasvase que, a su vez, ampl¨ªa de nuevo las expectativas como puede comprobarse ya con el aumento incontrolado de perforaciones y trasformaciones recientes, y d) ha evidenciado el nivel que pueden alcanzar las tensiones pol¨ªticas interterritoriales en el nuevo Estado auton¨®mico, con independencia de las mayor¨ªas parlamentarias existentes en cada parlamento regional. A la vista de la ¨²nica experiencia previa ?Qu¨¦ certeza existe de que con un futuro trasvase del Ebro no va a desencadenarse un proceso similar, aunque de mayor dimensi¨®n? ?Qu¨¦ garant¨ªas existen de que no volver¨¢ a incrementarse la superficie regada de forma descontrolada, irracional y an¨¢rquica en la pr¨®xima d¨¦cada? ?C¨®mo y qui¨¦n garantiza que los recursos sobrantes procedentes del Ebro llegar¨¢n finalmente y en las cantidades establecidas en la ley a las cuencas receptoras? ?Podr¨ªa ocurrir que se acometieran las obras de infraestructuras previstas -un presupuesto billonario- y el agua llegara en mucha menos cantidad? ?Qui¨¦n garantiza con m¨¢s seguridad que en el anterior trasvase los mecanismos de gesti¨®n? La propuesta de plan, a mi juicio, no puede dar respuesta a estas y a otras muchas cuestiones fundamentales.
Joan Romero es catedr¨¢tico de Geograf¨ªa Humana en la Universidad de Valencia.
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