40.000 millones para nada
El ¨¢rbitro a¨²n no hab¨ªa dado por finalizado el partido en el que el Parma humillaba por 6-1 al Inter cuando ya por las gradas circulaban chistes contra el equipo de Mil¨¢n: "?Sabes por qu¨¦ le llaman taxi grande? Porque en un taxi normal entran cuatro y a ¨¦l le entran seis". M¨¢ssimo Moratti, el presidente interista, seguramente no escuch¨® las risitas socarronas porque abandon¨® el estadio al final del primer acto, cuando la derrota a¨²n era digna. El momento de este empresario petrolero lleno de ¨¦xitos y poder es dif¨ªcil: le est¨¢n dado donde m¨¢s le duele, en su club.En menos de 16 meses, desde que contrat¨® como entrenador a Marcello Lippi por casi 550 millones de pesetas netos al a?o, Moratti ha desembolsado unos 40.000 millones en jugadores y no s¨®lo no ha ganado ni el m¨¢s modesto de los t¨ªtulos, sino que su equipo ha sido eliminado de la Liga de Campeones, va el d¨¦cimo en la Liga nacional y se encuentra virtualmente eliminado de la Copa tras su sonoro rev¨¦s ante el Parma.
Moratti, que hab¨ªa cambiado a cuatro t¨¦cnicos en la temporada anterior, otorg¨® a Lippi carta blanca y cheque abierto. Partiendo al inicio del periodo 1999-2000 de la compra de Vieri por la suma entonces r¨¦cord de 9.000 millones de pesetas, el Inter ha fichado a 21 jugadores: Peruzzi, Panucci, Georgatos, Domoraud, Blane y Jugovic, primero; Seedorf, C¨®rdoba, Di Biaggio, Mutu, Serena, Farin¨®s, Vampeta, Keane, Peralta, Cirillo, Ballota, Brocchi, Sukur y Macellari, despu¨¦s.
Alguno tuvo tiempo de hacer un viaje de ida y vuelta, como el portero Frey, cedido por Lippi y despu¨¦s recuperado por el propio preparador. Otros muchos se vieron obligados a emigrar, como Simeone, ahora figura en el Lazio; Pagliuca, West, Fousa o Baggio, entre otros. De los que se quedaron en la primera etapa no continuaron luego, por evidentes litigios con el t¨¦cnico, Peruzzi, Georgatos y Panucci. S¨®lo cuatro han resistido los vendavales: Ronaldo, Zanetti, Recoba y Zamorano.
Hace poco menos de dos meses, con los resultados por un lado y los costes por otro, Moratti decidi¨® cerrar el grifo al fracaso m¨¢s rumboso de los ¨²ltimos a?os despu¨¦s de que Lippi se despachara con una pesada declaraci¨®n al perder ante el humilde Reggina. "Me averg¨¹enzo de entrenar a este equipo", dijo Lippi, obligando a Moratti a echarle porque "era imposible recomponer las buenas relaciones dentro del conjunto".
La batuta la tiene hoy Marco Tardelli, quien con su sola, aunque exitosa, experiencia en la selecci¨®n sub-21, est¨¢ sentado en el banquillo m¨¢s caliente. Darle un lenguaje com¨²n a un equipo en el que se hablan nueve idiomas diferentes seguramente no es f¨¢cil, aunque el ¨²nico que cuente es el del f¨²tbol: el de los movimientos y la explotaci¨®n de los espacios, el del gesto t¨¦cnico y la mentalidad ganadora.
A juzgar por lo que pudo verse en los ¨²ltimos tiempos, muy lejos est¨¢ el Inter de poder expresarse en esa lengua. Sin continuidad, sin alma, lleno de peque?os ego¨ªsmos y miserias, los jugadores de Moratti, no levantan el vuelo. Despu¨¦s del 6-1 ante el Parma, Tardelli se apresur¨® a proclamar: "El partido lo perd¨ª yo". Disfrazado de psic¨®logo, ahora deber¨¢ convencer a los suyos de que a¨²n pueden volver a ser un gran conjunto.
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