Ch¨¢vez, sin contrapesos
La Constituci¨®n venezolana, en vigor desde hace un a?o y redactada al dictado de Hugo Ch¨¢vez, estipula, entre otras cosas, que los sindicatos no pueden ser suspendidos o disueltos administrativamente y que las decisiones sobre sus asuntos internos deben ser adoptadas por sus miembros, no por el conjunto de la ciudadan¨ªa. Nada de esto ha impedido al presidente venezolano culminar el domingo su amenaza anunciada de celebrar un refer¨¦ndum para "unificar y democratizar" la Confederaci¨®n de Trabajadores de Venezuela; es decir, para sustituir el paraguas sindical actual, con m¨¢s de un mill¨®n de afiliados, por una federaci¨®n adicta a las consignas gubernamentales. Seg¨²n los t¨¦rminos de una consulta en la que se abstuvo casi el 80% de los electores y que cont¨® con dos tercios de los votos emitidos, los jefes sindicales quedan suspendidos mientras se elige en un plazo m¨¢ximo de seis meses a sus sucesores.Las organizaciones sindicales internacionales y de derechos humanos, incluyendo la representante de la ONU Mary Robinson, hab¨ªan alertado contra una votaci¨®n que conculca derechos b¨¢sicos. Ahora, am¨¦n de no reconocer sus resultados, amenazan a Venezuela con el ostracismo. Junto con la Iglesia cat¨®lica y algunos medios informativos, la Confederaci¨®n forma uno de los escasos focos de oposici¨®n al impulsor de la "revoluci¨®n bolivariana". Que esta organizaci¨®n sindical haya sido durante muchos a?os una mera correa de transmisi¨®n de partidos pol¨ªticos tan desacreditados y venales como Acci¨®n Democr¨¢tica no autoriza obviamente su liquidaci¨®n pura y simple en nombre de la democracia para sustituirla por otra af¨ªn al nuevo l¨ªder.
La votaci¨®n del domingo, en la que se eleg¨ªan tambi¨¦n cargos municipales, ha sido la s¨¦ptima en dos a?os. Un proceso en el que el presidente Ch¨¢vez ha ido construyendo a golpe de urna un sistema de concentraci¨®n de poder pr¨¢cticamente sin contrapesos. No s¨®lo dispone de una Constituci¨®n a su medida y del control absoluto del Parlamento unicameral; el mes pasado firm¨® una ley que le autoriza a legislar temporalmente por decreto en asuntos que van desde la delincuencia a la econom¨ªa, pasando por la organizaci¨®n del Estado. As¨ª, el "movimiento revolucionario" de Ch¨¢vez, que promet¨ªa un papel relevante a la sociedad civil y al que no bastaba como garant¨ªa democr¨¢tica la divisi¨®n efectiva de poderes del Estado, se dirige en la pr¨¢ctica al monopolio unipersonal del mando a trav¨¦s del plebiscito. Hacia una reedici¨®n revisada del nefasto caudillismo latinoamericano.
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