A 230 por hora y sin carn¨¦

Cuando Mario Santos G¨®mez (Castell¨®n, 1983) cumpli¨® tres a?os, su padre, Juan, propietario de un circuito de karts en Benic¨¤ssim, le construy¨® unos pedales especiales para que pudiera pilotar uno de los coches. "No me llegaban los pies, as¨ª que mi padre me hizo unos pedales m¨¢s grandes de lo normal, muy largos, que parec¨ªan una escalera, y los cambiaba seg¨²n crec¨ªa", recuerda ahora Mario, que con s¨®lo 17 a?os ha vencido en las Winter Series del Campeonato de f¨®rmula Ford en Inglaterra, una competici¨®n que presume de un gran prestigio en el mundo del automovilismo: aqu¨ª han corrido 16 de los 22 pilotos actuales de la f¨®rmula 1. Nombres como el m¨ªtico Ayrton Senna (el ¨ªdolo de Mario Santos), Coulthard, Hakkinnen, Schumacher, Hill, Irvine y los espa?oles Pedro Mart¨ªnez de la Rosa y Marc Gen¨¦, en los que Mario se fija especialmente. "Todo el mundo dec¨ªa que iban a fracasar, pero este a?o han demostrado que pueden correr con los mejores", afirma el joven piloto, que marc¨® en Inglaterra los mejores tiempos.Este campeonato de invierno no es, pues, un torneo menor, sino la antesala que atraviesan los campeones. Y Mario se ha impuesto rotundamente, ante m¨¢s de 30.000 espectadores, con tres victorias y un segundo puesto en cuatro carreras, convirti¨¦ndose en el vencedor m¨¢s joven de la carrera, seg¨²n la organizaci¨®n. "Sab¨ªa que era el m¨¢s r¨¢pido", dice. No en vano alcanza los 230 kil¨®metros por hora. "A esa velocidad no te da tiempo a enterarte de nada de lo que pasa fuera. S¨®lo escuchas el ruido de tu motor".

Ya con seis a?os, Mario particip¨® en su primera carrera, el campeonato territorial de Levante de karts, en que qued¨® tercero. Con 15, aparc¨® su kart y apost¨® por la f¨®rmula Ford. De piedra se qued¨® cuando hace dos meses le dijeron que hiciera el equipaje para irse a Inglaterra, a disputar las Winter Series. "No hab¨ªa subido nunca antes en un avi¨®n, no hab¨ªa facturado una maleta en mi vida y de ingl¨¦s, lo justito", comenta. Una aventura y un sue?o. Todo gracias a Hectra Internacional, una empresa que selecciona los mejores pilotos de Espa?a e Italia para competir en Inglaterra. All¨ª se encuentra toda la industria del automovilismo y el 80% de las escuder¨ªas. All¨ª aterrizaba Mario, un viernes de finales de octubre, con la mochila llena de ilusiones.

El piloto castellonense, campe¨®n de Espa?a de karting en categor¨ªa cadete (1994) y junior (1997), pasaba desapercibido con su veh¨ªculo naranja en el circuito de Silverstone, en Londres. "La primera carrera no me conoc¨ªa nadie. La gente pensaba: '?¨¦ste qui¨¦n es?, ?espa?ol?' Y cuando gan¨¦, los mec¨¢nicos se quedaron sorprendidos y vinieron a saludarme", dice. Mario pas¨® un mes viviendo con el patr¨®n y patrocinador de su equipo, m¨ªster Andy Welch, con su mujer y su hijo, algo t¨ªpico en este tipo de competiciones, pero inaudito para ¨¦l. Iba a clases de ingl¨¦s dos horas al d¨ªa y pasaba el resto del tiempo con los mec¨¢nicos, montando y desmontando motores, m¨¢s contento que unas casta?uelas.

La vida de este chaval, que vive con sus padres en Benic¨¤ssim, ha cambiado radicalmente en los ¨²ltimos meses. Hace poco m¨¢s de un a?o dejaba los estudios de cuarto de ESO, y en menos de cinco meses, en abril, viajar¨¢ de nuevo a Inglaterra para disputar el campeonato completo de la f¨®rmula Ford: 14 carreras y 30 d¨ªas de entrenamiento. All¨ª piensa seguir estudiando mec¨¢nica, en un college brit¨¢nico y, si puede, sacarse el carn¨¦ de conducir, cuando en julio cumpla 18 a?os, aunque no sabe si se acostumbrar¨¢ a eso de ir por la izquierda.

De momento, Mario dedica los d¨ªas a correr y a pasar el tiempo con sus amigos -"est¨¢n alucinados conmigo"- y con su novia. A jugar al front¨®n y al tenis (pasa del f¨²tbol), y a la consola. Y a so?ar, claro: "Me gustar¨ªa llegar a la f¨®rmula 1". En Benic¨¤ssim se van acostumbrando a verle en las revistas o en la tele. Sus padres, Juan (due?o del circuito de karts) y Manoli (que trabaja en la Diputaci¨®n de Castell¨®n), dicen que es un chico t¨ªmido, modesto, que no expresa sus emociones. "No se le han subido para nada los humos a la cabeza", comenta orgulloso su padre. "Antes de ir all¨ª no esperaba conseguir el campeonato, era un sue?o, sobre todo por la competitividad existente. Pero lo hemos logrado y espero que esto s¨®lo sea el principio", dice Mario, que muestra una rara mezcla de modestia y ambici¨®n. Eso aparenta cuando dice que va a toda pastilla con su coche, a 230 kil¨®metros por hora, y sin carn¨¦ de conducir.