El PSOE
El socialismo tiene a sus espaldas una vida accidentada; y seg¨²n nos dec¨ªa a sus alumnos el buen cl¨¦rigo que nos ense?aba la asignatura, tambi¨¦n diab¨®lica. "Voltaire muri¨® revolc¨¢ndose en sus heces", clamaba. El clero la ten¨ªa tomada con Voltaire. Yo era muy ni?o entonces y me hac¨ªa un l¨ªo con t¨¦rminos como marxismo, comunismo, socialismo y anarquismo; pero no asociaba a Voltaire con ninguno de ellos. Cuando un d¨ªa el maestro nos batane¨® una vez m¨¢s con su muletilla le ped¨ª aclaraciones y mi audacia me cost¨® el recreo.Del capitalismo cabe decir, laxamente, que se origin¨® por lenta generaci¨®n espont¨¢nea, acaso porque se percib¨ªa como el desarrollo del orden natural o divino. Por eso segreg¨® con facilidad una ret¨®rica de apoyo. El socialismo lo tuvo m¨¢s crudo porque estaba m¨¢s cerca de Dios que de la naturaleza y no s¨®lo quer¨ªa cambiar el orden econ¨®mico y social, sino tambi¨¦n al ser humano. Precariedad e idealismo generar¨ªan una cr¨®nica situaci¨®n de pol¨¦mica con respecto a las estrategias, a las t¨¢cticas e incluso al alcance y los matices del cuerpo doctrinal. Utilizando una y otra dial¨¦ctica se fue abriendo paso un gradualismo que, contra las apariencias cotidianas, contentaba a ambas partes, al capitalismo y a la herej¨ªa marxista llamada socialdemocracia. El capitalismo, leyes intr¨ªnsecas aparte, necesitaba un factor ex¨®geno que le creara anticuerpos contra sus propios y autodestructivos excesos; buena muestra de ello es que ni siquiera el neoliberalismo americano est¨¢ totalmente exento de esta profil¨¢ctica dosis de influjo socialdem¨®crata.
As¨ª pues, de no haber existido la socialdemocracia el capitalismo habr¨ªa tenido que inventarla para hacer de ella su m¨¦dico de cabecera. Pero de pronto las cosas han cambiado a causa de la irrupci¨®n y asentamiento en primer plano de una ciencia tangiblemente revolucionaria. La ciencia y su hija leg¨ªtima, la tecnolog¨ªa, hab¨ªan sido, hasta ahora, apol¨ªticas. Meros instrumentos de las doctrinas dominantes. Todav¨ªa lo son, pero a medida que alcancen momentum se har¨¢ patente su incompatibilidad con el capitalismo. Esto, sin embargo, puede llevar d¨¦cadas y hoy por hoy, el capitalismo neoliberal es el que sale reforzado, hasta el extremo que parece necesitar menos el contrapunto de la socialdemocracia. ?sta se halla en franco retroceso.
En Espa?a, como en toda Europa con la titubeante salvedad de Francia- ser socialista va significando un poco m¨¢s cada d¨ªa, resignarse a erigir muros de contenci¨®n, en realidad, a trazar fronteras movedizas en la arena. En cambio, lo que no significa es perder una elecci¨®n tras otra; antes es bien probable que se sigan ganando. Pues en pa¨ªses m¨¢s ricos y avanzados que el nuestro, todav¨ªa es posible, si no un Estado de bienestar, s¨ª un Estado h¨ªbrido. Mucho hablamos de la poderosa influencia de los medios de comunicaci¨®n, pero ¨¦stos a¨²n se estrellan contra factores tales como la seductora inseguridad que el neoliberalismo ofrece. ?No es la historia del ser humano, entre otras cosas, una rebeli¨®n contra la inseguridad de su existencia? Y, ?acaso el propio neoliberalismo no ha cre¨ªdo prudente cambiar para que el statu quo siga igual? Existe una cierta dial¨¦ctica mim¨¦tica entre el bando fuerte y el d¨¦bil.
El PSOE constituye un gran ejemplo porque aqu¨ª todav¨ªa el PIB est¨¢ entre Pinto y Valdemoro y as¨ª todo resulta m¨¢s visible. Renovado el partido, la nueva ejecutiva se present¨® en sociedad paso a paso, pues ya se sabe que se hace camino al andar porque as¨ª quiso que fuera Antonio Machado. (El camino no se hace, existe, si bien con derivaciones. Eso no es lo mismo que dijo el poeta, pero hay que reconocer que lo que dijo suena precioso, aunque ah¨ª empiece y termine el poder del arte). Al final ha quedado patente, por m¨¢s que quiera ocultarse tras un muro de ret¨®rica, que Zapatero y Blanco apenas si se diferencian de la tercera v¨ªa de Blair m¨¢s que en el nombre. "No preguntes lo que Am¨¦rica puede hacer por ti, preg¨²ntate lo que t¨² puedes hacer por Am¨¦rica", hab¨ªa dicho a?os atr¨¢s Kennedy, inspirador de m¨¢s de un precepto de la tercera v¨ªa. La nueva socialdemocracia espa?ola cabalga en la misma onda. Y nosotros murmuramos, rezongando, eso que se lo digan al tornero, al alba?il, a la se?ora de la limpieza y a cuantos trabajan a destajo. Valiente sarcasmo. Un tejedor ha de preguntarse qu¨¦ puede hacer por su pa¨ªs. S¨®lo se me ocurre, podr¨ªa decir este hombre, que me introduzcan en el trasero el mango de una escoba y de este modo barro mi ¨¢rea mientras trabajo. Por el mismo dinero, aumento mi productividad.
En efecto, nos ha dicho el nuevo l¨ªder, que la reforma laboral es cada d¨ªa cosa m¨¢s secundaria para la creaci¨®n de empleo, en virtud de la nueva econom¨ªa. Yo me digo que en este pa¨ªs casi todo el mundo se gana todav¨ªa el sustento con la vieja. Los empleados de banca temen m¨¢s las fusiones que la banca por Internet; no les vengan con que un marco jur¨ªdico laboral es secundario y que lo importante es la formaci¨®n permanente. No generalicen lo que a¨²n es cuesti¨®n de ¨¦lites del trabajo. Dentro de una d¨¦cada el trabajo fijo o a destajo, a tiempo total o parcial, todav¨ªa ser¨¢ predominante.
Abdicaciones. Ahora propugnan la disminuci¨®n del Estado y sus autonom¨ªas, tambi¨¦n Estado. Un giro copernicano. M¨¢s neoliberalismo a lo Blair. Pero meter¨¢n en cintura a los "prepotentes grupos econ¨®micos". Yo no comprendo c¨®mo el debilitamiento de lo que ya es m¨¢s d¨¦bil podr¨¢ vulnerar la fuerza de lo que ya es m¨¢s fuerte. As¨ª como tampoco entiendo que bajar los impuestos sea cuesti¨®n s¨®lo t¨¦cnica, no ideol¨®gica. Si se incentiva el consumo en tiempo de vacas gordas, ?con qu¨¦ dinero se cubrir¨¢n los servicios sociales cuando las vacas flacas? Borrellismo y guerrismo fruncen el ce?o. Mientras tanto, en las federaciones la tarta sigue sin estar repartida a gusto de todos. El PSPV. Dudoso honor de ser al PSOE lo que Bruto a Julio C¨¦sar. Qu¨¦ digo. Los motivos de Bruto ten¨ªan grandeza. Y pensar que en su coraz¨®n Zapatero est¨¢ m¨¢s cerca de Jospin que de Blair y de Schr?der. Con el alma transida dele Dios buen galard¨®n. Entre la necesidad y el s¨ªndrome de Estocolmo.
Manuel Lloris es doctor en Filosof¨ªa y Letras.
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