El Rayo sigue en la gloria
El conjunto vallecano hace m¨¢s historia al eliminar al Lokomotiv
Durante veinte minutos se fue la luz en Vallecas, pero a esas alturas de partido el Lokomotiv ya se hab¨ªa quedado a oscuras, tesitura que aprovech¨® el Rayo, un equipo que vive iluminado y que est¨¢ a la que cae, para marcar dos goles y certificar su hist¨®rico pase a los octavos de final. Vallecas sigue de fiesta y el Rayo fue capaz ayer de sobrevivir a un partido complicad¨ªsimo, en el que el conjunto ruso no mereci¨® tanto castigo. Pero ocurre que el Rayo ya reacciona como los grandes. Perdon¨® el Lokomotiv cuando tuvo su momento y acab¨® zarandeado y despedido del torneo.Que conste que el partido, lleno de altibajos, lo pudo ganar cualquiera. Fren¨¦tico empez¨® la tarea el Rayo, como si aquello no durara 90 minutos. Y bien pudo acabar con todas las dudas a las primeras de cambio, cuando acumul¨® ocasiones a velocidad de v¨¦rtigo. M¨ªchel, Bolo, Quevedo...Parec¨ªa como si todo el que asomara por el ¨¢rea del Lokomotiv tuviera patente para probar fortuna. Pero el tiro al blanco, o lo que fuera aquello, dur¨® s¨®lo un rato, 15 minutos para ser exactos. Justo hasta que el Lokomotiv aceler¨® por vez primera.
RAYO VALLECANO 2 LOKOMOTIV 0
Rayo: Keller; Alc¨¢zar, Ballesteros, De Quintana, Mingo; Helder (Mauro, m. 46), Poschner, Quevedo (Setvalls, m. 82), Michel; Bolo y Bolic (Pablo Sanz, m. 72).Lokomotiv: Nigmatuline; Nijegorodov, Tchugainov, Tcherevtchenko; Sennikov, Drozdov, Maminov, Evseev; Sarkisian (Janashia, m. 68), Kharlatchev; y Bulkyne. Goles. 1-0. M. 64. Bolic. 2-0. M. 67. Alc¨¢zar. ?rbitro: Sorin (Rumania). Amonest¨® a Mauro, Quevedo, Maminov, Drzdov y Sarkisian. En el minuto 68 se fue la luz y el partido se suspendi¨® durante 20 minutos.
Y poco le cost¨® al Lokomotiv plantarse las veces que crey¨® necesarias en el ¨¢rea de Keller, que abort¨® hasta cinco llegadas de los solitarios jugadores rusos, que vieron el cielo abierto con tan suicida defensa. A los 25 minutos, cuando ya el Rayo ni llegaba arriba ni parec¨ªa preparado para hacerlo, Boulkine mand¨® el bal¨®n al palo. Viv¨ªa un suplicio el Rayo porque, al menos durante la primera parte, la posibilidad de que su centro del campo gobernara el partido no ven¨ªa prevista en tratado alguno. Tras ese arre¨®n de los minutos iniciales, el equipo de Vallecas se fue empeque?eciendo y comenz¨® a fiarlo todo a un lanzamiento largo, que lo mismo hab¨ªa suerte y de all¨ª se sacaba algo. Lo fi¨® todo a eso o a una jugada de estrategia. O a un error, quiz¨¢. En definitiva, a un accidente.
Metido Quevedo en tierra de nadie, sin saber si acudir en auxilio de Poschner, que se hart¨® de ver pasar rivales a todo tren, o de los delanteros, doloridos de tanto recibir de espaldas, y siendo las bandas territorio enemigo, el Rayo dej¨® que su rival, un equipo magn¨ªficamente plantado y repleto de tipos que van a cien por hora, se adue?ara del partido. Sin embargo, el Lokomotiv no era precisamente un dechado en ataque. Eso fue aliviando los males del Rayo, que en la segunda parte acerc¨® m¨¢s su defensa a Keller y vivi¨® con mayor tranquilidad.
Era evidente que si el equipo quer¨ªa tener la m¨¢s m¨ªnima posibilidad de seguir so?ando, deb¨ªa ser fiel a sus principios, lo que significaba abandonar esa extra?a alergia al bal¨®n que le acompa?¨® ayer. Y con el bal¨®n, en este equipo, el que mejor se lleva es M¨ªchel. ?l se invent¨® el primer gol, apareciendo al borde del ¨¢rea para amagar, para irse, para volver a amagar y para irse definitivamente. Bolic le puso broche a la jugada. Sin soluci¨®n de continuidad, Bolic se encontr¨® con un regalito insperado -el defensa ruso Nijegorodov midi¨® mal la distancia y se comi¨® el bal¨®n- y su centro lo caz¨® Alc¨¢zar en el segundo palo. Luego lleg¨® el apag¨®n, pero ya por entonces el Rayo hab¨ªa hecho los deberes y en Vallecas se cantaba aquello de "la pr¨®xima ronda, Rayo-Liverpool".
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