La larga noche de la rebeli¨®n contra los poderosos
"Es inaceptable, desequilibrada e injusta". El primer ministro de Portugal, Ant¨®nio Guterres, desat¨® con esos calificativos la guerra nocturna en el Consejo Europeo de Niza. Era poco antes de las diez de la noche y todo el nuevo Tratado de Niza estaba ya listo, s¨®lo a la espera de resolver el tema m¨¢s espinoso: el reparto de votos en el Consejo de Ministros de la UE, m¨¢ximo ¨®rgano de decisi¨®n de la Uni¨®n.El l¨ªder portugu¨¦s rechazaba frontalmente el excesivo peso que, en su opini¨®n, ten¨ªan los pa¨ªses grandes, con 30 votos cada uno en la propuesta que estaba entonces encima de la mesa. Tampoco le gustaba que s¨®lo tres pa¨ªses grandes, siempre que uno de ellos fuera Alemania, pudieran bloquear cualquier acuerdo, aunque fuera por la puerta de atr¨¢s: no por votos, sino por la red de seguridad de poblaci¨®n.
A la posici¨®n portuguesa se sum¨® con alborozo B¨¦lgica y, minutos despu¨¦s, Austria, Suecia y Finlandia. Los contactos y presiones bilaterales no s¨®lo no desatascaban la situaci¨®n, sino que la empeoraban. Hacia las once de la noche, el primer ministro griego, Costas Simitis, se sum¨® al equipo opuesto a la posibilidad de que s¨®lo tres pa¨ªses pudieran ejercer un bloqueo de decisiones.
La cumbre hab¨ªa entrado en barrena. La crisis parec¨ªa inevitable. El presidente Jacques Chirac amenaz¨® dos veces con suspender el encuentro y postergar el debate para unos d¨ªas despu¨¦s en Bruselas, provocando las llamadas a la prudencia del primer ministro italiano, Giuliano Amato, siempre conciliador. Se opt¨® por levantar la reuni¨®n para que la presidencia francesa elaborase una propuesta aceptable. En ese par¨¦ntesis, Portugal lleg¨® a plantear que hab¨ªa que empezar de cero. "La cumbre lleg¨® a estar absolutamente bloqueada", reconoci¨® despu¨¦s el presidente espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Al filo de la una de la madrugada, Francia present¨® una alternativa. Los seis grandes, incluida Espa?a, hab¨ªan perdido un voto, y los nueve medianos, incluido Portugal, ten¨ªan uno m¨¢s. A la 1.20, Portugal se declar¨® satisfecho. El primer ministro belga, Guy Verhofstadt, resist¨ªa. Su verdadero resquemor se centraba en que todas las propuestas daban a Holanda (15 millones de habitantes) m¨¢s votos que a B¨¦lgica (10 millones), cuando los dos pa¨ªses han tenido el mismo peso desde que se cre¨® la Uni¨®n. Uno de los argumentos de B¨¦lgica es que Rumania, con 22,5 millones de habitantes, ten¨ªa en esa propuesta los mismos votos que Holanda. Las presiones de los grandes, y especialmente la del canciller Gerhard Schr?der, ablandaron a Verhofstadt, quien finalmente se rindi¨® por la v¨ªa de dar un voto m¨¢s a Rumania para que se despegara de los holandeses.
Eran las 4.20. Acababa de nacer el Tratado de Niza. Eso s¨ª, tras la cumbre m¨¢s larga de la historia de la UE, que finaliz¨® tambi¨¦n a m¨¢s altas horas de la madrugada que nunca. Atr¨¢s hab¨ªan quedado 88 horas de negociaci¨®n y m¨¢s las 330 de reuniones preparatorias previas. "La construcci¨®n europea es el arte de lo posible", coment¨® al filo de las 5.00 de la madrugada un Chirac en cuyo rostro se dibujaban las huellas de una noche de combate.
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