?D¨®nde vas, Alfonso XII? (y 2)
Un curioso lapsus se desliz¨® la semana pasada en estas p¨¢ginas, por cuya obra y gracia el conocido atentado que sufriera Alfonso XIII el d¨ªa de su boda, el 31 de mayo de 1906, a manos del anarquista catal¨¢n Mateo Morral, se desplaz¨® a la figura del padre, Alfonso XII, quien tambi¨¦n sufri¨® un intento de atentado, el 25 de octubre de 1878, y a manos de otro anarquista, el joven barcelon¨¦s Juan Oliva. (Por cierto, ¨¦ste ¨²ltimo fue ajusticiado a garrote vil, tras rechazar el indulto, y no fusilado, como cree el romance al que aqu¨ª aludimos).Sin duda fueron tantas semejanzas las que jugaron en pro de la suplantaci¨®n, cual si de un complejo de Edipo se tratara, s¨®lo que al rev¨¦s. Pero de la an¨¦cdota a la categor¨ªa: el aura rom¨¢ntica del progenitor es tan fuerte que opera como un magnetismo bals¨¢mico sobre esa ¨¦poca complej¨ªsima de la Historia de Espa?a. No tanto, sin embargo, como para no dejar algunos rastros interesantes en la mirada popular.
Nos sorprend¨ªamos la semana pasada de que algunas versiones del romance ?D¨®nde vas, Alfonso XII? atribuyeran a envenenamiento la muerte de la joven esposa del rey, Mar¨ªa de las Mercedes. Aunque no sea cierto, est¨¢ en la l¨®gica de la gente el que as¨ª se creyera.
No hay que olvidar que Alfonso XII eligi¨® a su prima como primera esposa, contra la voluntad manifiesta de C¨¢novas, aquel malague?o ceceoso que fue el verdadero art¨ªfice de una Espa?a caciquil de tan nefastas consecuencias. C¨¢novas ya estaba curado de devaneos amorosos con los antecedentes de Isabel II (es m¨¢s que probable que el propio Alfonso XII fuera hijo de uno de aqu¨¦llos), y en modo alguno estaba dispuesto a que el joven monarca se le acabara yendo de las manos por los caprichos del coraz¨®n. De ah¨ª la creencia popular en el envenenamiento.
El sucesor de aquel rey rom¨¢ntico tuvo ya menos simpat¨ªas en el cancionero oral. En efecto, Alfonso XIII, convertido en un pelele en manos del primer dictador del siglo, Primo de Rivera, acab¨® haci¨¦ndose protagonista de un remedo cruel del c¨¦lebre romance protagonizado por su padre. Y fue como consecuencia del fusilamiento, en 1930, de dos significados militares filoanarquistas, sublevados contra la dictadura: Ferm¨ªn Gal¨¢n y ?ngel Garc¨ªa. Un suceso que produjo gran consternaci¨®n entre mucha gente y que contribuy¨® al fatal debilitamiento del rey.
Menos extendido que el modelo, pero con la misma m¨²sica y, naturalmente, en voz baja, se cantaba: "?D¨®nde vas, Alfonso XIII, / con chistera y sin gab¨¢n? / -Voy a la sepultura / que tengo en El Escorial. / -?Bien merecida la tienes / por fusilar a Gal¨¢n! / -?Qui¨¦nes son esas se?oras / que tan enlutadas van? / -Es la mujer de Garc¨ªa / y la novia de Gal¨¢n. / Garc¨ªa ten¨ªa una hija / que apenas sab¨ªa hablar; / va diciendo por las calles: / '?que viva la libertad!".
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