Roma dedica la primera gran retrospectiva a Keith Haring
El Chiostro del Bramante, uno de los fant¨¢sticos palacios-museos que salpican el casco antiguo de Roma, acoge hasta febrero la primera gran retrospectiva que la Ciudad Eterna dedica a Keith Haring (1959-1990), el pintor y escultor estadounidense muerto de sida en 1990 a los 31 a?os. Haring, que adoraba esta ciudad y gustaba de visitarla y participar en todas las performances que se organizaban en ella, regresa doblemente porque a partir de enero se colocar¨¢n en las principales plazas del centro sus esculturas de colores, piezas que parecen pensadas como grandes decorados de guarder¨ªa infantil. Algo del aspecto f¨ªsico de Haring queda patente, sublimado, esquematizado al m¨¢ximo, en los monigotes que pint¨® hasta la saciedad en diez a?os de una actividad art¨ªstica fren¨¦tica. Haring, junto a Basquiat, el pintor americano m¨¢s famoso de los a?os ochenta, era un tipo m¨¢s bien larguirucho, de cabeza menuda y unos ojos en los que brillaba a menudo el asombro infantil.La muestra re¨²ne setenta obras del artista, nacido en Kutzown (Pensilvania). Algunas, pura parodia de personajes de Walt Disney, como su famosa versi¨®n de Cruella Deville; otras, gigantescas met¨¢foras burlescas del mundo actual, como el inmenso cuadro Untitled de 1987, de m¨¢s de tres metros de alto por 11,5 metros de ancho.
Haring siempre reconoci¨® en su obra la influencia decisiva de los dibujos animados de Disney, pero tambi¨¦n la de Picasso, y todo el legado est¨¦tico de las escrituras decorativas, como los jerogl¨ªficos egipcios. Su carrera de artista se inicia casi accidentalmente en 1980, cuando comienza a dibujar grafitti y monigotes en el metro de Nueva York. Perseguido y encarcelado, el pintor vuelve a la carga cuando lo ponen en libertad, convirti¨¦ndose de la noche a la ma?ana en una firma famosa. En la d¨¦cada de 1980-90, Keith Haring realiz¨® 3.000 obras, sin criterios de pureza art¨ªstica demasiado exigentes. H¨¢bil comunicador, y al mismo tiempo sin especial inter¨¦s por la fama y el ¨¦xito, comercializ¨® su propio arte y explot¨® al m¨¢ximo sus habilidades. "Algunos de mis cuadros se venden por miles de d¨®lares y otros terminan en la basura", declaraba.
Babelia
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