S¨ªntomas de una desintegraci¨®n
La Real Sociedad, sin juego y con un presidente dimitido, se aleja de su afici¨®n y de su pasado
Necesidad de refuerzos
Asegura Javier Clemente que el p¨²blico de San Sebasti¨¢n nunca le apoy¨®. Y Luis Uranga, que escuch¨® a su afici¨®n para destituir al baracald¨¦s, alega que deja la presidencia de la Real Sociedad cansado de sufrir, entre otras cosas, los ataques de una parte de los seguidores donostiarras. No s¨®lo los de la Pe?a Mujika, la m¨¢s consistente y beligerante que puebla Anoeta, la que le esper¨® para insultarle tras la eliminaci¨®n en la Copa a pies del Beasain. Tambi¨¦n la de los aficionados de a pie, cansados de observar los vaivenes de un equipo sumido desde hace dos a?os en una profunda depresi¨®n. Mod¨¦lica en la gesti¨®n de sus recursos econ¨®micos, la Real se hunde por incapacidad futbol¨ªstica.El club, tradicional balsa de aceite, es ahora un polvor¨ªn con claros s¨ªntomas de desintegraci¨®n. Todo ha ocurrido en un visto y no visto, aunque los or¨ªgenes de la d¨¦b?cle tengan m¨¢s que ver con decisiones adoptadas a?os atr¨¢s. La dimisi¨®n de Uranga eleva lo que s¨®lo era una crisis deportiva al ¨¢mbito institucional.
En los ¨²ltimos meses, los rumores colocaron en un par de ocasiones a Uranga en el disparadero. No se hablaba entonces de una dimisi¨®n masiva del Consejo de Administraci¨®n, sino de un relevo interno en la presidencia al que aspiraban Luis Lekuona, portavoz del club, y, en menor medida, Txatxan Irusta. Sin confirmarse tal extremo, naci¨® otro runr¨²n: alguien estaba interesado en acelerar el proceso degenerativo para hacerse con las riendas del club, alguien que aceleraba la compra de acciones de la entidad para colocarse con ventaja en cuanto Uranga aflojase. El presidente de la Real no quiso personalizar, pero denunci¨®, el d¨ªa que destituy¨® a Clemente, tales movimientos desestabilizadores. En esas mismas fechas, fuentes del club denunciaron asimismo la presi¨®n de los medios de comunicaci¨®n locales como otro elemento de desuni¨®n entre el club y sus seguidores.
Pero el problema fundamental sigue siendo el p¨¦simo f¨²tbol de los jugadores, que ayer mismo asumieron toda la responsabilidad deportiva y se aprestaron a acoger como una medida positiva cualquier incorporaci¨®n extra¨ªda del mercado invernal. "Todo lo que sea mejorar ser¨¢ bueno", dijo al respecto De Pedro, hasta hace poco referencia del cuadro y ahora blanco de la frustraci¨®n de sus seguidores. Lo mismo que el internacional Aranzabal, un mal recuerdo de lo que fue, un espectro por la banda izquierda. "Pensamos que val¨ªamos para hacer las cosas bien, pero se est¨¢ demostrando que no es as¨ª, con lo cual asumimos que hacen falta fichajes", asegura Loren, capit¨¢n de un equipo cuyo vestuario se halla m¨¢s cerca del div¨¢n que de la reacci¨®n corajuda.
Periko Alonso necesitar¨ªa un refuerzo por l¨ªnea: un central solvente -Corino no le convence; Loren ni juega-, un centrocampista organizador que cubra la lesi¨®n de Aranburu y un delantero capaz de asumir su soledad y extraer de ella algo positivo. S¨®lo falta atinar con la elecci¨®n, algo que casi nunca ha ocurrido en la ¨¦poca m¨¢s reciente. La Real s¨®lo usa regularmente a Jankauskas y Tayfun -salido de una larga lesi¨®n-, puesto que el resto de sus siete jugadores extranjeros o comunitarios se debaten entre la suplencia y la enfermer¨ªa.La coyuntura allan¨® en su d¨ªa la elecci¨®n de Alonso, m¨¢s cerca de los jugadores locales que de las incorporaciones for¨¢neas. Pero su apuesta se estrell¨® tanto como la de su antecesor y toc¨® fondo el mi¨¦rcoles en la eliminatoria copera. Salvo en casos puntuales, la actitud de los jugadores parece intachable y se declaran "dispuestos a todo" para ganar hoy al Villarreal. Su juego, en cambio, dice lo contrario.
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