El camino de ida y vuelta de los museos a sus colecciones
"El cuestionamiento de la exposici¨®n forma parte de la contemporaneidad y se remonta a los a?os sesenta, pero lo que ayer era vanguardia ahora es un elemento com¨²n aceptado por todos", afirma Manuel Borja-Villel, director del Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba). "Cada vez m¨¢s, la exposici¨®n, y el museo, han dejado de ser un lugar de contemplaci¨®n para ser un lugar de actividad y debate". "De igual manera", a?ade, "antes se pensaba que la historia era ¨²nica y ahora cada vez est¨¢ m¨¢s claro que hay muchas historias y diferentes maneras de explicarla. Por eso no es de extra?ar que las exposiciones o la presentaci¨®n de las colecciones permanentes reflejen esta diversidad de puntos de vista". Algo parecido explica Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, para explicar la revoluci¨®n que ha producido en el ambiente museol¨®gico la reciente presentaci¨®n que de sus colecciones han realizado la Tate Modern y el Moma de Nueva York. En ambos casos, y con distintas excusas, han presentado sus fondos no de forma cronol¨®gica, sino tem¨¢tica, mediante peque?as o medianas exposiciones que abordan un concepto desde diferentes disciplinas. "El cambio es m¨¢s grande en los museos de arte contempor¨¢neo, pero tambi¨¦n est¨¢ llegando a los hist¨®ricos", afirma Zugaza. "El criterio ahora es de una mayor movilidad de los fondos que, sin perder el rigor hist¨®rico, ayude a despertar nuevas miradas del espectador mediante exposiciones rotatorias de sus colecciones a partir de conceptos tem¨¢ticos".
Al principio, los museos se limitaban a exhibir sus colecciones, m¨¢s adelante se vieron obligados a organizar exposiciones temporales para atraer a m¨¢s p¨²blico y completar sus generalmente incompletas colecciones. Ahora, sin abandonar esta segunda faceta, est¨¢n aplicando las t¨¦cnicas aprendidas en la reorganizaci¨®n de sus fondos, lo que, tal vez, impulse su crecimiento. "Las exposiciones temporales han influido mucho porque han permitido experimentar y probar lo que vale y lo que no vale", se?ala ?ngela Garc¨ªa Blanco. "El visitante empieza a tener voz, y como los museos queremos que venga, su mayor exigencia obliga a una renovaci¨®n".
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