El Valladolid y el Athletic, penosos en Zorrilla

Un horror. El partido de ayer result¨® deleznable. El Athletic ofreci¨® su peor versi¨®n y result¨® lamentable porque a Txetxu Rojo le sali¨® una alineaci¨®n que s¨®lo serv¨ªa para tener el bal¨®n unos segundos y jugar a 15 metros de su porter¨ªa. El mejor, al final, fue el portero, Lafuente, que deshizo todo lo que le lleg¨® con peligro y tuvo que soportar hasta 12 saques de esquina. Adem¨¢s, la cosecha de Valladolid tendr¨¢ consecuencias muy negativas en el futuro bilba¨ªno. Julen Guerrero y Alkorta se marcharon lesionados, Urzaiz expulsado y Del Horno y ?scar Vales vieron su quinta tarjeta amarilla y no estar¨¢n el mi¨¦rcoles ante el Valencia.El Valladolid no mejor¨® mucho a su rival porque el equipo de Ferraro ni est¨¢ preparado para mover un partido por s¨ª mismo ni para dar contenido a su f¨²tbol cuando el contrario no quiere jugar. Pero, sobre todo, porque su centro del campo est¨¢ en pleno proceso de formaci¨®n, repleto de jugadores debutantes en Primera, y Eusebio es el ¨²nico que sabe a lo que juega. Con todo, el equipo local gener¨® sus oportunidades habituales y al estilo habitual en jugadas muy trabadas y con tan poca definici¨®n que ni solo ante Lafuente fue capaz de marcar.

La primera parte hab¨ªa sido tan mala que, a poco que ocurriese algo en la segunda, el choque deber¨ªa ir a mejor. Y fue as¨ª, aunque tan poco mejor y tan lentamente que apenas fue apreciable. El Athletic tuvo mayor decisi¨®n, apoyado en Felipe, Urzaiz y los disparos con la zurda de Yeste, y en esa fase s¨ª le llegaron ocasiones. El Valladolid, como le ocurre siempre, comenzaba a sufrir el baj¨®n f¨ªsico de sus veteranos: Caminero ya no era un problema entre l¨ªneas para ?scar Vales y a Eusebio le costaba coser el bal¨®n a la bota porque el Athletic empezaba a quererlo.

Ferraro hizo lectura e introdujio a Kaviedes y Pach¨®n, la pareja titular del comienzo de la temporada. El cuadro vallisoletano recuper¨® entonces el dominio de las operaciones y Rojo convirti¨® la actitud mezquina y reservona del suyo en un encierro a cal y canto; sobre todo, en los ¨²ltimos minutos, tras la expulsi¨®n de Urzaiz. Llegados a este punto, el estado de nervios del entrenador bilba¨ªno se convirti¨® en su filosof¨ªa de vida desde el banquillo y protest¨® todas y cada una de las decisiones arbitrales.