Bush se reunir¨¢ con Clinton y Gore con un mensaje conciliador para los dem¨®cratas
George W. Bush viaj¨® anoche a Washington para iniciar de hecho su presidencia. Hoy se reunir¨¢ con los l¨ªderes parlamentarios de los dos partidos con el objetivo de "reconciliar", tras la crispaci¨®n de los ¨²ltimos a?os y de su ag¨®nica elecci¨®n, y sondear¨¢ a posibles miembros de su Gobierno entre la oposici¨®n. "Denme la oportunidad de dialogar con todos", pidi¨® Bush en el nombramiento de otros tres miembros de su equipo: Condoleezza Rice, directora del Consejo de Seguridad Nacional; Alberto Gonzales, asesor jur¨ªdico, y Karen Hugues, asesora de estrategia. El martes, Bush se encontrar¨¢ con Bill Clinton y Al Gore.
Los tres nombramientos eran esperados y confirman la voluntad de Bush de integrar a las minor¨ªas en su Administraci¨®n. Rice, que trabaj¨® con el ex presidente George Bush como especialista en la URSS y ayer prometi¨® una pol¨ªtica exterior "de humildad y fuerza", es negra; Gonzales, ex secretario de Estado de Tejas durante el primer mandato del presidente electo como gobernador, es hispano. Karen Hugues ha sido portavoz de Bush durante seis a?os, y en la Casa Blanca se ocupar¨¢ probablemente de las relaciones con los medios de comunicaci¨®n. "Este viaje a Washington es un momento ¨²nico en mi vida", dijo ayer Bush, que no pisa la capital desde el verano. La llegada a Washington constituye, en realidad, el arranque de la presidencia. Coincide con la votaci¨®n, hoy, de los 538 electores estatales, que, salvo sorpresa monumental, le elegir¨¢n como presidente n¨²mero 43 de Estados Unidos. Y marcar¨¢, adem¨¢s, el tono con que empezar¨¢ su mandato. Una de sus principales promesas durante la campa?a fue la de "cambiar los modos pol¨ªticos" en Washington y acabar con la crispaci¨®n de los ¨²ltimos a?os.
Hoy, cuando se re¨²na con los l¨ªderes republicanos y dem¨®cratas de las dos C¨¢maras, deber¨¢ demostrar que puede cumplir sus compromisos. Su "presentaci¨®n" ante la densa sociedad parlamentaria de la capital tendr¨¢ un aspecto formal, de simple toma de contacto. Pero dar¨¢ la medida en que Bush, escudado en su vicepresidente, Dick Cheney, desde que el Tribunal Supremo le dio la victoria, es capaz de seducir a la oposici¨®n o, al menos, de dialogar abiertamente con ella sobre qu¨¦ puntos de su programa (reducci¨®n de impuestos y reforma de la educaci¨®n, sobre todo) pueden recibir la aprobaci¨®n parlamentaria. La estancia en Washington ha de servir tambi¨¦n para perfilar el Gobierno, del que por el momento s¨®lo se conoce un miembro, el general Colin Powell, como secretario de Estado.
Bush aspira a captar dem¨®cratas para su Administraci¨®n. El vicepresidente Cheney confirm¨® ayer el prop¨®sito de ceder alguna cartera a la oposici¨®n. Esta semana ser¨¢ crucial para sondear a los posibles candidatos, y la tarea no ser¨¢ f¨¢cil. John Breaux, senador por Louisiana, ya declin¨® una oferta, y no se ha olvidado que Ronald Reagan nombr¨® a algunos dem¨®cratas e independientes para te?ir su Administraci¨®n de un supuesto bipartidismo que nunca existi¨®. "Lo que hace falta son acuerdos pol¨ªticos honestos; colocar a uno de los nuestros en el escaparate no basta", advirti¨® el l¨ªder parlamentario dem¨®crata, Richard Gephardt.
La presentaci¨®n en Washington comenzar¨¢, de forma muy simb¨®lica, con una visita a Alan Greenspan, el respetado presidente de la Reserva Federal. Greenspan ya ocupaba el cargo durante la presidencia de George Bush y las relaciones entre ambos fueron tensas y directamente calamitosas al final. La familia Bush atribuy¨® a Greenspan la responsabilidad por la derrota del patriarca ante Bill Clinton, culp¨¢ndole de subir los tipos de inter¨¦s y de ensombrecer las perspectivas econ¨®micas. George W. Bush, que entonces formaba parte de la campa?a de su padre, tuvo palabras muy duras hacia el responsable de la pol¨ªtica monetaria. Ayer, el presidente dirigi¨® grandes elogios a Greenspan, con quien quiere hablar de los crecientes problemas econ¨®micos.Bush desayunar¨¢ el martes con Bill Clinton, con quien hablar¨¢ principalmente de las cuestiones m¨¢s urgentes en pol¨ªtica exterior. El momento m¨¢s intenso, a ojos del p¨²blico estadounidense, llegar¨¢ ese mismo d¨ªa, cuando el presidente electo acuda a la residencia del vicepresidente saliente. George W. Bush y Al Gore se encontrar¨¢n por fin cara a cara tras su feroz combate electoral y jur¨ªdico, y en circunstancias muy especiales para ambos.
Mientras Bush trabaja en la formaci¨®n de su primer Gobierno, Gore, que ayer descansaba a orillas del Caribe en las Islas V¨ªrgenes, no tiene nada garantizado. Ni siquiera la influencia sobre su partido, que prefiere mantener a Bill Clinton como l¨ªder para las elecciones parlamentarias de 2002.
Por otra parte, el Gobierno de Irak respondi¨® ayer con una actitud desafiante a las "amenazas" de Colin Powell, y afirm¨® que tiene sus efectivos militares preparados para hacer frente a cualquier ataque de EE UU y sus aliados. El designado secretario de Estado por declar¨® el viernes que su Gobierno trabajar¨¢ con sus aliados para "reforzar el embargo impuesto a Irak" hace diez a?os.
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