Clinton intenta de nuevo un acuerdo para Oriente Pr¨®ximo
Poner fin a la violencia
Israel¨ªes y palestinos enviaron ayer sus negociadores a Washington por en¨¦sima vez en los ¨²ltimos meses. Bill Clinton, que parece el ¨²nico con esperanzas de lograr un acuerdo de paz a corto plazo, quiere exprimir su presidencia en la recta final y no descarta un viaje a la zona del conflicto antes de abandonar el Despacho Oval, el 20 de enero. Sin embargo, nada m¨¢s pisar el suelo de EE UU, las dos delegaciones expresaron su poca confianza en los contactos que acaban de comenzar.Al llegar a Washington, Saeb Erecta, que encabeza la delegaci¨®n palestina, asegur¨®: "Para ser sincero, no tengo muchas esperanzas en los contactos".
Clinton, que ha invertido en este proceso de paz sus mayores esfuerzos por pasar a la historia, asegur¨® que israel¨ªes y palestinos quieren volver a acercarse. "Nos han pedido que nos involucremos, lo cual es bueno", asegur¨®. Clinton dijo que les corresponde a ellos fijar un calendario; "yo estar¨¦ dispuesto a hacer todo lo que pueda, como siempre", a?adi¨®. De hecho, el presidente puede tratar de dar un impulso final a las negociaciones con un viaje a Oriente Pr¨®ximo antes de que concluya su segundo y ¨²ltimo mandato presidencial.
Philip Reeker, portavoz del Departamento de Estado, asegur¨® que la negociaci¨®n de un acuerdo estable no ser¨¢ fruct¨ªfera si no se pone fin al ciclo de violencia en la zona. "La situaci¨®n sobre el terreno tiene que cambiar. De la violencia nunca puede surgir un acuerdo; eso s¨®lo llegar¨¢ a trav¨¦s de la negociaci¨®n", dijo Reeker.Dennis Ross se reuni¨® la semana pasada en Marruecos con Yasir Arafat y regres¨® con la sensaci¨®n de que el l¨ªder palestino parece estar dispuesto a aportar algo de moderaci¨®n si de ello depende un posible acuerdo. Ehud Barak sabe que su futuro pol¨ªtico depende enteramente de las negociaciones con los palestinos.
A Clinton le quedan cinco semanas de presidencia, demasiado poco para siquiera dejar el proceso de paz en una situaci¨®n prometedora. Arafat y Barak hab¨ªan adjudicado al presidente estadounidense un papel mediador que ahora se pierde con el fin de su mandato.
Su sucesor, George W. Bush, tiene demasiado trabajo dom¨¦stico por delante como para ocuparse de conflictos exteriores en los que no ha mostrado demasiado inter¨¦s. De hecho, quiz¨¢ su primera decisi¨®n en ese sentido sea tambi¨¦n sumamente conflictiva: ha indicado su deseo de trasladar la Embajada de EE UU en Israel de Tel Aviv a Jerusal¨¦n, algo a lo que Clinton siempre se ha opuesto para no alimentar un enfrentamiento que se aviva con cualquier decisi¨®n, por simb¨®lica que sea.
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