El esp¨ªritu de Atocha
?Cu¨¢ntos fueron los que pasaron por aquel recinto donde la madera estaba a la vista y el cemento entr¨® mucho m¨¢s tarde?Qu¨¦ de nombres ilustres, qu¨¦ maneras, qu¨¦ cuidado, qu¨¦ elegancia -aquella que no se nota, la ¨²nica-, qu¨¦ iron¨ªa por encima de la aceptaci¨®n de lo imposible: bajar de categor¨ªa formal, irse a Segunda, pero sin perder un instante la consideraci¨®n de que, si uno juega y pierde, las formas de aceptar el destino deben ser exquisitamente las mismas. Porque no importa que nos miren, en el caso de lo que hagan, sino conservar aquello que gener¨® Atocha. Sin sombra de nostalgia. Con la simple voluntad de hacer bien las cosas. Porque, quiz¨¢ est¨¢ de m¨¢s recordarlo, el car¨¢cter es el destino. Y la elegancia tambi¨¦n.
Nunca la Real debe dejar de ser el mejor equipo de f¨²tbol del mundo. Aunque nadie lo sepa. Aunque nadie lo note. Aun en Segunda. O sea, Atocha.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.