El lanzamiento de un pol¨ªtico
El hecho objetivo es que el juez Baltasar Garz¨®n es todo un personaje. Por sus manos han pasado los GAL, el Cesid, Mario Conde, Pinochet, narcotraficantes, etarras y todos los esc¨¢ndalos m¨¢s notorios de la democracia espa?ola; es, pues, uno de los pocos tipos de este pa¨ªs que ha tenido acceso privilegiado tanto a las cloacas propias como a las internacionales, y a sus correspondientes salones. Un libro sobre tal ejemplar humano tiene, de entrada, no poco inter¨¦s para un lector medianamente interesado en explicarse por qu¨¦ pasa lo que pasa. No es raro, por tanto, que del texto escrito por la periodista Pilar Urbano (Garz¨®n, el hombre que ve¨ªa amanecer, Plaza y Jan¨¦s) se hayan distribuido 250.000 ejemplares en escasas semanas.Pero, como era previsible y qued¨® demostrado la otra noche en la presentaci¨®n que Urbano y Garz¨®n hicieron en Barcelona ante un p¨²blico acaso tan respetuoso como at¨®nito, este libro, m¨¢s que un fen¨®meno sociol¨®gico o editorial, es, quiz¨¢, el lanzamiento de un pol¨ªtico. ?Como el juez Di Pietro en Italia? M¨¢s que eso. Con los cad¨¢veres a¨²n calientes y el terror acechando, el nacimiento de un pol¨ªtico llamado Garz¨®n s¨®lo presagia el retorno a la idea de "el hombre providencial" y a "la verdad ¨²nica". ?Sue?a, acaso, "el hombre que ve¨ªa amanecer" con que "en Espa?a empiece a amanecer"?
Urbano, cual Dem¨®stenes con faldas y look de Telva, no ahorr¨® explicaciones: "He escrito un libro de alto voltaje, un thriller para la historia. Y dio la casualidad de que yo andaba por ah¨ª para poder contarlo.(...) Es periodismo caliente, candente", rectific¨® enseguida. "Durante dos a?os, he saqueado, liofilizado y vaciado al personaje [Garz¨®n] para llevarme su alma y radarizar a los lectores desde el v¨¦rtigo de la realidad. (...) El personaje no es una superestrella, sino un hombre valiente y solo [ante el peligro], un funcionario que vive de su sue?o [de justicia universal] y se la juega". En suma, un h¨¦roe para el que es tan normal entregar el importe de un premio a una ONG como, con el sueldo de un juez, llevarse a toda su familia a esquiar o a ver a Curro Romero. Urbano dijo que no ha encontrado en el juez "ni un punto oscuro", cosa que el libro corrobora, y asegur¨® que Garz¨®n no le ha dado "ni un solo papel" relacionado con los extraordinarios sucesos que protagoniza este h¨¦roe ¨ªntegro, ejemplar, discreto y prof¨¦tico. Llam¨¦mosle san Baltasar Garz¨®n, la historia lo merece.
El libro, pese a eso, no se ha hecho solo. La autora ha reunido 9.000 documentos, 48 testigos ("una org¨ªa de testigos", dijo) y hace responsable a su propia pericia profesional "de todas las novedades y noticias del texto: son s¨®lo m¨ªas". Urbano, dispuesta a aguantar todas las querellas, da la cara por Garz¨®n; nada m¨¢s l¨®gico. "Yo s¨®lo me vendo a la verdad", nos aclar¨®. Tal para cual. Para Urbano, la verdad, la Verdad con may¨²scula, est¨¢ ah¨ª fuera, con el h¨¦roe Garz¨®n. Y tambi¨¦n la ¨¦tica: "Esta es una sociedad joven que necesita un referente de musculatura ¨¦tica [como el juez]".
Garz¨®n, sentado en primera fila, muy serio, miraba m¨¢s all¨¢ del espacio y del tiempo, sin asomo de rubor ni sorpresa por ser presentado como referente de justicia, de verdad, de ¨¦tica y tambi¨¦n de modestia ("¨¦l s¨®lo ha corregido el libro para quitarse protgonismo a s¨ª mismo") y de ejemplo de imparcialidad que hila muy fino ("s¨®lo alter¨® el texto para equilibrar las citas a sus hijos y que en casa haya paz"). ?C¨®mo va a sorprenderle si esta epopeya del bien, subrayada por el hedor de la cloaca, es justamente la que Pilar Urbano explica en casi 660 p¨¢ginas, dirigidas a todas las marujas y marujos del pa¨ªs? El juez no tuvo, pues, sorpresas en esa noche barcelonesa ya que el mismo espect¨¢culo se repite por toda la geograf¨ªa espa?ola: no hay mejor campa?a electoral, aunque -hay que dejar la puerta abierta- se trate s¨®lo de un buen negocio, legal por supuesto, para el h¨¦roe y su bi¨®grafa. De momento, no hay manera de confirmar la cifra que una y otro han recibido por contar la verdad. La verdad de Garz¨®n, por supuesto.
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