Maravilloso y terrible
La ¨¦poca de la burgues¨ªa se caracteriza y distingue de todas las dem¨¢s por el constante y agitado desplazamiento de la producci¨®n, por la conmoci¨®n ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una din¨¢mica incesantes".Esta frase del Manifiesto Comunista, escrita a mediados del XIX, se aplica perfectamente al siglo XX. La historia de este siglo ha exhibido "una inquietud y una din¨¢mica incesantes"; ha dado lugar a una sucesi¨®n de contrastes y altibajos realmente inaudita. Se ha dicho que ha sido la era de los extremos; ha sido tambi¨¦n el siglo de la ciencia, de la exploraci¨®n espacial y del desarrollo econ¨®mico; pero tambi¨¦n ha sido el siglo de las guerras mundiales, de las dictaduras totalitarias, de la bomba at¨®mica y de los cohetes intercontinentales, de la gran depresi¨®n y el paro masivo, de los grandes contrastes de pobreza y riqueza. Genios y monstruos lo caracterizan, personajes de dimensiones extraordinarias en lo bueno y en lo malo: f¨ªsicos, bi¨®logos o economistas como Einstein, Curie, Barnard, Fleming, Watson, Crick, Keynes o Friedman frente a Hitler, Stalin, Pol Pot, Mao Zedong, Idi Amin, Sadam Husein, y un largo etc¨¦tera; aunque frente a los monstruos pol¨ªticos ha habido, asimismo, h¨¦roes como Churchill, De Gaulle, Zapata o Gandhi. Tambi¨¦n ha sido la era del gran crecimiento demogr¨¢fico, ya que la poblaci¨®n del planeta casi se ha cuadruplicado de 1900 a 2000, superando en la actualidad la cifra de 6.000 millones, algo verdaderamente impensable en periodos anteriores.
Pero adem¨¢s el siglo XX termina como empez¨®: en pleno proceso de globalizaci¨®n. La globalizaci¨®n se inici¨® a mediados del siglo XIX, y qued¨® bruscamente interrumpida por la Primera Guerra Mundial, en 1914. Tras la guerra hubo intentos de volver a la integraci¨®n econ¨®mica internacional, pero fracasaron, y lo que se produjo fue la Gran Depresi¨®n de los a?os treinta. Con la Depresi¨®n y la Segunda Guerra Mundial prevalecieron el nacionalismo econ¨®mico y el autarquismo, que alcanzaron sus cotas m¨¢ximas en la URSS, la Alemania nazi y la Espa?a franquista. Tras la guerra se volvi¨® muy gradualmente a la cooperaci¨®n mundial, pero la divisi¨®n del planeta en tres bloques (capitalista, comunista y no alineados) constitu¨ªa un grave obst¨¢culo. La globalizaci¨®n se ha impuesto en toda regla tras el derrumbe del comunismo europeo y la aceptaci¨®n por China de la econom¨ªa mixta y el mercado internacional.
Ahora bien: ?pudieron las cosas haber ocurrido de otra manera? Hoy est¨¢ de moda entre los historiadores negar la regularidad hist¨®rica y reducir la evoluci¨®n social al azar. As¨ª, los contrastes y extremismos del siglo ser¨ªan un conjunto de eventos inconexos, curiosidades anecd¨®ticas. Seg¨²n esto, los que vivieron este siglo tuvieron la suerte de poder viajar en avi¨®n o usar el tel¨¦fono y la penicilina, pero tuvieron la mala suerte de verse mezclados en terribles guerras y en muchos casos de sufrir dictaduras, de ser coet¨¢neos de los monstruos antes mencionados.
En mi opini¨®n, sin embargo, los hechos tienen una explicaci¨®n, y los extremos del siglo no son producto del azar, sino que est¨¢n profundamente imbricados. El XX es un siglo de revoluciones, de crisis debidas al crecimiento. El desarrollo econ¨®mico del siglo XIX entra?¨® un profundo cambio social. Las clases despose¨ªdas presionaban para lograr el voto y la reforma social desde finales del siglo XIX, y comenzaron a alcanzar sus objetivos en la segunda d¨¦cada del siglo XX, con el aceler¨®n democr¨¢tico que produjo la Primera Guerra Mundial. Se generaliz¨® en esos a?os el sufragio universal, una rareza antes de la guerra. Con ¨¦l llegaron al poder los partidos socialdem¨®cratas, que iniciaron el programa que hemos dado en llamar el Estado de bienestar, y que era incompatible con el capitalismo de entonces; pero nadie lo advirti¨®, y el intento de poner en pr¨¢ctica dos sistemas contradictorios (capitalismo liberal y Estado de bienestar) produjo la Gran Depresi¨®n.
Entretanto, el susto que en las clases altas y medias europeas causaron la Revoluci¨®n Rusa y el programa socialdem¨®crata, junto con el p¨¢nico provocado por la Gran Depresi¨®n, propiciaron el ¨¦xito de los partidos fascistas. La llegada al poder de Hitler y las vacilaciones de los gobiernos democr¨¢ticos condujeron inevitablemente a una nueva guerra mundial.
Tras la Segunda Gran Guerra se impuso un nuevo capitalismo de corte keynesiano, con fuertes gastos sociales y tendencias inflacionistas. El crecimiento econ¨®mico que este nuevo modelo produjo fue algo espectacular. Tras d¨¦cadas de guerra fr¨ªa, y pese a que el hermetismo y la militarizaci¨®n econ¨®mica dieron al comunismo un prestigio desproporcionado con sus escasos m¨¦ritos, el "socialismo real" no pudo competir y termin¨® por derrumbarse. La ¨²nica revoluci¨®n duradera hab¨ªa sido la socialdem¨®crata. Capitalismo, globalizaci¨®n y Estado de bienestar son los grandes logros sociales que el siglo que se va lega al que viene. Las herencias negativas son el nacionalismo, la superpoblaci¨®n y la agresi¨®n a la naturaleza.
Gabriel Tortella es catedr¨¢tico en la Universidad de Alcal¨¢ y Premio de Econom¨ªa Rey Juan Carlos de 1994. Su ¨²ltimo libro, La revoluci¨®n del siglo XX. Capitalismo, comunismo y democracia, ha sido publicado por Taurus.
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