RBA se consolida entre las grandes editoriales espa?olas con una facturaci¨®n de 61.000 millones
'Somos un grupo independiente que se basa en la rentabilidad', afirma Ricardo Rodrigo
El grupo RBA empez¨® a funcionar en 1981 con un capital social de 100 millones de pesetas y ahora tiene un patrimonio de 2.600 millones, explica Rodrigo. 'Se puede invertir a posteriori o simult¨¢neamente el beneficio que se va generando. Nosotros lo hemos ido reinvirtiendo simult¨¢neamente y reinvertimos con la suficiente serenidad como para que la falta de capital no frene nuestro crecimiento y con la suficiente cautela o conservadurismo como para no tener que endeudarnos, lo que ser¨ªa un riesgo de p¨¦rdida de independencia: no poder desarrollar un proyecto como el que queremos'.
El grupo RBA, iniciales de Ricardo Rodrigo, Carmen Balcells y Roberto Altarriba, fue fundada en 1981 como packager (agencia de servicios editoriales). Tanto Rodrigo como Altarriba proced¨ªan de Bruguera, que cerr¨®, tras unos a?os de agon¨ªa, en 1986. 'La editorial empezaba a ser decepcionante y la relaci¨®n con Carmen, que ya era de gran amistad, nos hizo pensar que el ofrecer creatividad y realizaci¨®n editorial era una salida razonable para lo que eran nuestras expectativas. Montamos esta empresa de packaging, que funcion¨® extraordinariamente bien'.
'Lo primero que hicimos fue la Historia de la literatura universal, una colecci¨®n de fasc¨ªculos y libros, que public¨® Orbis'. En los tres primeros meses, RBA sac¨® adelante otros dos proyectos para quiosco: una historia de la literatura espa?ola y otra de los premios Nobel. 'Ofrec¨ªamos a los editores una cosa razonable para ellos y muy razonable para nosotros: compartir los costes de la creaci¨®n entre un editor de Espa?a, otro de M¨¦xico, otro del Pacto Andino y otro del Cono Sur. Cada uno de ellos pagaba mucho menos de lo que realmente val¨ªa el proyecto, pero entre los cuatro pagaban lo suficiente para dejarnos un margen razonable de beneficios'.
Los primeros ochenta fueron a?os de efervescencia para los coleccionables, pero la actividad del fasc¨ªculo es c¨ªclica y se inici¨® una etapa de reflujo. 'Planeta qued¨® como primer cliente de RBA y coincidieron varias cosas: yo tengo la misma edad exactamente que Jos¨¦ Manuel Lara Bosch y, adem¨¢s de la colaboraci¨®n empresarial que pudiera existir, nos hicimos amigos; cuando se fusionaron Planeta y DeAgostini, en 1985, me pidi¨® que fuera el consejero delegado'. De hecho, se asociaron y RBA trabaj¨® para Planeta casi 'exclusivamente', aunque sigui¨® como packager. 'La primera consecuencia fue que Carmen Balcells dej¨® RBA. Siempre enormemente celosa de su independencia y pese a la amistad que nos un¨ªa, no pod¨ªa mantener una relaci¨®n tan estrecha con Planeta. Planteamos la separaci¨®n y fue muy amistosa'.
Esta 'relaci¨®n tan estrecha', planteada al principio como temporal, dur¨® cinco a?os, y la vinculaci¨®n a Planeta, hasta 1997. Curiosamente, durante este tiempo, adem¨¢s de socios, RBA y Planeta-DeAgostini compitieron en coleccionables.
?C¨®mo pudieron ser ambas editoriales l¨ªderes, por separado, del mercado de la edici¨®n de fasc¨ªculos siendo socios? 'La paradoja es que nosotros seguimos haciendo lo que hac¨ªamos. Evidentemente, s¨®lo se explica por la gran amistad que exist¨ªa entre Jos¨¦ Manuel Lara, Marco Drago [el presidente de DeAgostini] y yo. S¨®lo a partir de una gran amistad y confianza se puede ser socio y dur¨ªsimo competidor'.
Ahora no son socios, pero siguen compitiendo a muerte en este mercado. El grupo RBA sac¨® en septiembre 42 coleccionables para quiosco, y Planeta DeAgostini, otros 40. Saber hacer negocios y conservar la amistad es una de las claves del secreto, seg¨²n Ricardo Rodrigo. A esta combinaci¨®n se debe, asegura, el ¨¦xito de unos de los proyectos m¨¢s populares de RBA: la colecci¨®n Narrativa Actual, en 1992, una edici¨®n para quiosco de 50 t¨ªtulos procedentes de los fondos de siete editoriales (Alfaguara, Anagrama, Destino, Lumen, Planeta, Seix Barral y Tusquets), que vendi¨® en su conjunto 12 millones de ejemplares.
En 1991, Rodrigo hizo una especie de refundaci¨®n de RBA. 'Despu¨¦s de la experiencia de Bruguera, y cuando creamos RBA, yo ten¨ªa bastante claro que trabajar por cuenta ajena no era exactamente lo que se adecuaba a mis intereses, y no hablo de intereses econ¨®micos, sino vitales, de c¨®mo desarrollar un proyecto editorial. Comenzamos con nuestros propios coleccionables en 1991; en 1993 iniciamos un peque?¨ªsimo proyecto de revistas y en 1997 nos planteamos la edici¨®n de libros'.
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