Un a?o sin Yeltsin
El ex presidente ruso disfruta tranquilamente de su retiro protegido por una inmunidad vitalicia
El 31 de diciembre pasado, exactamente un a?o despu¨¦s de que Bor¨ªs Yeltsin dimitiera, el primer presidente de Rusia visit¨® el que fue su despacho del Kremlin durante casi una d¨¦cada. Lo recibi¨® el actual presidente, Vlad¨ªmir Putin, en un gesto de deferencia y agradecimiento hacia quien lo encumbr¨® a la cima del poder. En el a?o transcurrido, Yeltsin ha podido descansar, pasar much¨ªsimo m¨¢s tiempo que antes con su familia, gozar de sus nietos y de su primer bisnieto, operarse de cataratas y, lo m¨¢s importante, escribir y publicar su nuevo libro de memorias.
Lo mejor que ha podido suceder a la familia Yeltsin el a?o pasado, adem¨¢s del primer decreto de Putin por el cual se le garantiza inmunidad de por vida, es el carpetazo que el mes pasado la fiscal¨ªa rusa dio al caso Mabetex, en el que figuraban ambas hijas del ex presidente, Yelena Ok¨²lova y Tatiana Diachenko. Supuestamente habr¨ªan utilizado tarjetas de cr¨¦dito pagadas por una firma relacionada con Mabetex, la empresa que hizo las multimillonarias reparaciones del Kremlin y de la sede del Gobierno ruso. La justicia suiza, que sigue investigando a la citada empresa, tampoco acusa de nada a la familia Yeltsin, que ahora puede olvidarse del esc¨¢ndalo.
Yeltsin, a pesar de haber abandonado el Kremlin, no tuvo que mudarse: Putin le dej¨® la residencia Gorki-9, en los alrededores de Mosc¨², donde el primer presidente pasaba la mayor parte del tiempo de los ¨²ltimos a?os de su mandato e incluso recib¨ªa a veces a hu¨¦spedes extranjeros.
El a?o pasado algunos dirigentes extranjeros que visitaron Rusia tambi¨¦n se entrevistaron o hablaron por tel¨¦fono con Yeltsin. El ¨²ltimo en hacerlo fue el chino Li Pen, quien visit¨® en septiembre a su viejo amigo -se conocen desde 1992- en Gorki-9 y lo invit¨® a Pek¨ªn.
No s¨®lo la invitaci¨®n al Kremlin el 31 de diciembre muestra que Putin no ha olvidado a Yeltsin. El presidente ha visitado a su benefactor en su residencia y en varias oportunidades ha conversado con ¨¦l por tel¨¦fono. Yeltsin, aunque ha preferido no opinar p¨²blicamente sobre la gesti¨®n pol¨ªtica de su sucesor, por lo menos en dos ocasiones ha criticado abiertamente a Putin.
La primera fue despu¨¦s del hundimiento del submarino at¨®mico Kursk, el verano pasado. Yeltsin consider¨® un grave error de Putin el que hubiera permanecido descansando a orillas del mar Negro mientras se desarrollaba la tragedia en las g¨¦lidas aguas del mar de Barents. Yeltsin tambi¨¦n estuvo entre los que se opon¨ªan a la restauraci¨®n de la m¨²sica del himno sovi¨¦tico como himno nacional ruso. Pero Putin esta vez no escuch¨® a su padrino, y hoy la m¨²sica del compositor Alexandr Alexandrov, al igual que en tiempos de I¨®sif Stalin, vuelve a resonar en las ceremonias, y las radios y televisiones estatales comienzan y terminan sus programas con ella.
Muchos pronosticaban que al menos un miembro de la familia Yeltsin continuar¨ªa en la pol¨ªtica rusa. Por supuesto, ten¨ªan en mente a la hija menor, Tatiana Diachenko, que hab¨ªa desempe?ado un papel clave en v¨ªsperas y durante el ¨²ltimo mandato de su padre. Del ¨²ltimo libro de Yeltsin se desprende que es gracias a Tatiana que en 1996 Rusia sigui¨® siendo un pa¨ªs democr¨¢tico. Yeltsin, creyendo que no pod¨ªa ganar las presidenciales, ya ten¨ªa redactados los decretos por los cuales prohib¨ªa el Partido Comunista y aplazaba las elecciones. Tatiana lo convenci¨® de que deb¨ªa escuchar a quienes opinaban que eso ser¨ªa contraproducente, y Yeltsin acept¨® entrevistarse con Anatoli Chub¨¢is. Como resultado, esos decretos nunca fueron promulgados y Yeltsin, al fin y al cabo, gan¨® los comicios.
Fue Tatiana tambi¨¦n la que le convenci¨® de que deb¨ªa explicar a la naci¨®n que iba a ser operado del coraz¨®n. Yeltsin cre¨ªa que mientras menos sab¨ªa el pueblo del estado de salud de sus dirigentes, mejor. Entonces su hija le tradujo las palabras con que Ronald Reagan se dirigi¨® a los estadounidenses al explicarles que sufr¨ªa del mal de Alzheimer. Despu¨¦s de ello, Yeltsin dio una entrevista televisiva en que anunci¨® que se operar¨ªa del coraz¨®n.El 31 de diciembre pasado, exactamente un a?o despu¨¦s de que Bor¨ªs Yeltsin dimitiera, el primer presidente de Rusia visit¨® el que fue su despacho del Kremlin durante casi una d¨¦cada. Lo recibi¨® el actual presidente, Vlad¨ªmir Putin, en un gesto de deferencia y agradecimiento hacia quien lo encumbr¨® a la cima del poder. En el a?o transcurrido, Yeltsin ha podido descansar, pasar much¨ªsimo m¨¢s tiempo que antes con su familia, gozar de sus nietos y de su primer bisnieto, operarse de cataratas y, lo m¨¢s importante, escribir y publicar su nuevo libro de memorias.
Lo mejor que ha podido suceder a la familia Yeltsin el a?o pasado, adem¨¢s del primer decreto de Putin por el cual se le garantiza inmunidad de por vida, es el carpetazo que el mes pasado la fiscal¨ªa rusa dio al caso Mabetex, en el que figuraban ambas hijas del ex presidente, Yelena Ok¨²lova y Tatiana Diachenko. Supuestamente habr¨ªan utilizado tarjetas de cr¨¦dito pagadas por una firma relacionada con Mabetex, la empresa que hizo las multimillonarias reparaciones del Kremlin y de la sede del Gobierno ruso. La justicia suiza, que sigue investigando a la citada empresa, tampoco acusa de nada a la familia Yeltsin, que ahora puede olvidarse del esc¨¢ndalo.
Yeltsin, a pesar de haber abandonado el Kremlin, no tuvo que mudarse: Putin le dej¨® la residencia Gorki-9, en los alrededores de Mosc¨², donde el primer presidente pasaba la mayor parte del tiempo de los ¨²ltimos a?os de su mandato e incluso recib¨ªa a veces a hu¨¦spedes extranjeros.
El a?o pasado algunos dirigentes extranjeros que visitaron Rusia tambi¨¦n se entrevistaron o hablaron por tel¨¦fono con Yeltsin. El ¨²ltimo en hacerlo fue el chino Li Pen, quien visit¨® en septiembre a su viejo amigo -se conocen desde 1992- en Gorki-9 y lo invit¨® a Pek¨ªn.
No s¨®lo la invitaci¨®n al Kremlin el 31 de diciembre muestra que Putin no ha olvidado a Yeltsin. El presidente ha visitado a su benefactor en su residencia y en varias oportunidades ha conversado con ¨¦l por tel¨¦fono. Yeltsin, aunque ha preferido no opinar p¨²blicamente sobre la gesti¨®n pol¨ªtica de su sucesor, por lo menos en dos ocasiones ha criticado abiertamente a Putin.
La primera fue despu¨¦s del hundimiento del submarino at¨®mico Kursk, el verano pasado. Yeltsin consider¨® un grave error de Putin el que hubiera permanecido descansando a orillas del mar Negro mientras se desarrollaba la tragedia en las g¨¦lidas aguas del mar de Barents. Yeltsin tambi¨¦n estuvo entre los que se opon¨ªan a la restauraci¨®n de la m¨²sica del himno sovi¨¦tico como himno nacional ruso. Pero Putin esta vez no escuch¨® a su padrino, y hoy la m¨²sica del compositor Alexandr Alexandrov, al igual que en tiempos de I¨®sif Stalin, vuelve a resonar en las ceremonias, y las radios y televisiones estatales comienzan y terminan sus programas con ella.
Muchos pronosticaban que al menos un miembro de la familia Yeltsin continuar¨ªa en la pol¨ªtica rusa. Por supuesto, ten¨ªan en mente a la hija menor, Tatiana Diachenko, que hab¨ªa desempe?ado un papel clave en v¨ªsperas y durante el ¨²ltimo mandato de su padre. Del ¨²ltimo libro de Yeltsin se desprende que es gracias a Tatiana que en 1996 Rusia sigui¨® siendo un pa¨ªs democr¨¢tico. Yeltsin, creyendo que no pod¨ªa ganar las presidenciales, ya ten¨ªa redactados los decretos por los cuales prohib¨ªa el Partido Comunista y aplazaba las elecciones. Tatiana lo convenci¨® de que deb¨ªa escuchar a quienes opinaban que eso ser¨ªa contraproducente, y Yeltsin acept¨® entrevistarse con Anatoli Chub¨¢is. Como resultado, esos decretos nunca fueron promulgados y Yeltsin, al fin y al cabo, gan¨® los comicios.
Fue Tatiana tambi¨¦n la que le convenci¨® de que deb¨ªa explicar a la naci¨®n que iba a ser operado del coraz¨®n. Yeltsin cre¨ªa que mientras menos sab¨ªa el pueblo del estado de salud de sus dirigentes, mejor. Entonces su hija le tradujo las palabras con que Ronald Reagan se dirigi¨® a los estadounidenses al explicarles que sufr¨ªa del mal de Alzheimer. Despu¨¦s de ello, Yeltsin dio una entrevista televisiva en que anunci¨® que se operar¨ªa del coraz¨®n.
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