Un t¨²nel al Nuevo Mundo
Mosc¨² resucita el viejo sue?o de unir el extremo norte ruso con la pen¨ªnsula de Alaska
Con el comienzo de a?o, V¨ªktor Razbeguin, director del Centro para Proyectos Regionales de Transporte, decidi¨® dar un nuevo impulso a su antiguo sue?o, que gracias a los petrod¨®lares rusos podr¨ªa convertirse en realidad este siglo o al menos este milenio: la construcci¨®n de un t¨²nel que una el extremo oriente ruso con Alaska, pen¨ªnsula que hasta 1867 perteneci¨® a Rusia.
El t¨²nel, de casi 100 kil¨®metros de largo seg¨²n c¨¢lculos del Razbeguin, tiene un coste de m¨¢s de 10,5 billones de pesetas e incluso si se comenzara a trabajar ahora mismo en la realizaci¨®n del proyecto, ¨¦ste no estar¨ªa terminado antes del a?o 2021. Pero nada indica que el sue?o de Razbeguin empezar¨¢ a plasmarse en un futuro pr¨®ximo. Los problemas son much¨ªsimos. El t¨²nel, que pasar¨ªa bajo el estrecho de Behring, unir¨ªa regiones que tanto en Rusia como en Estados Unidos son sumamente remotas. Baste decir que el camino m¨¢s cercano del estrecho en la parte rusa se encuentra a cerca de 1.610 kil¨®metros de distancia y en la parte estadounidense habr¨ªa que ganarle la batalla a los ecologistas para lograr tender un camino o alargar la v¨ªa f¨¦rrea desde Fairbanks. Precisamente en esta localidad comienza la carretera Panamericana, que cruza las tres Am¨¦ricas, y la estaci¨®n terminal del ferrocarril de Alaska. Y la estaci¨®n de ferrocarril importante m¨¢s cercana est¨¢ a menos de 2.000 kil¨®metros de distancia del estrecho, en Prince George, en la provincia canadiense de la Colombia Brit¨¢nica.
Despu¨¦s de seis a?os de haber comenzado a impulsar su idea -que en la ¨¦poca sovi¨¦tica, caracterizada por proyectos gigantescos, hubiera sido recibida con aplausos-, el estudio est¨¢ listo para ser presentado al Banco Mundial y a los Gobiernos de Rusia y Estados Unidos. Hay que decir que en su punto m¨¢s cercano, la tierra firme de Rusia y Alaska las separan s¨®lo 37 kil¨®metros de aguas y la distancia entre territorio ruso y las islas Di¨®medes, que pertenecen a EE UU, es a¨²n menor: cinco kil¨®metros. Pero por parad¨®jico que parezca, un estudio de viabilidad determin¨® que un t¨²nel en esta zona deber¨ªa tener casi 200 kil¨®metros si quer¨ªa garantizarse su seguridad.
No es a Razbeguin al primero que se le ha ocurrido esta idea. Ya a principios de siglo un grupo de empresarios estadounidenses la propuso oficialmente al Gobierno ruso. El general Alexandr R¨¦diguer, ministro de Guerra desde 1905 a 1909, recuerda en sus memorias de 1907: 'Me referir¨¦ ahora a un grandioso proyecto que fue examinado por el Gobierno: la propuesta de capitalistas norteamericanos de construir una v¨ªa f¨¦rrea desde una de las estaciones del Ferrocarril de Siberia Occidental a trav¨¦s de toda Siberia a la pen¨ªnsula de Chukotka, con un puente o un t¨²nel a trav¨¦s del estrecho de Behring, para unirla con las v¨ªas f¨¦rreas de Am¨¦rica del Norte'. Los norteamericanos propon¨ªan tender esta enorme obra a condici¨®n de que les rusos les dieran los terrenos de ambos lados de la v¨ªa a construir, pero Mosc¨² no acept¨® esa condici¨®n. El ministro R¨¦diguer concluy¨® con este comentario: 'Teniendo en cuenta nuestra pobreza y nuestra pasividad, esas riquezas seguir¨¢n sin explotar y nosostros haremos el papel del perro del hortelano'.
Hay otro proyecto para construir un t¨²nel submarino desde el extremo oriente ruso, que est¨¢ en una etapa mucho m¨¢s avanzada. Se trata del que debe unir Rusia y Jap¨®n a trav¨¦s de la isla nipona de Hokkaido y la rusa de Sajal¨ªn. La construcci¨®n de este t¨²nel deber¨ªa comenzar el a?o en curso.
El principal problema para hacer realidad el sue?o de Razbeguin es de d¨®nde obtener la astron¨®mica suma que se necesita para construir el t¨²nel. Rusia carece, al menos en estos momentos, de la posibilidad de financiar semejante proyecto. Baste decir que poblaciones enteras del extremo oriente ruso, concretamente de la provincia de Primorie, est¨¢n sin calefacci¨®n ni luz. Las autoridades de Vladivostok, el principal puerto de la zona, son incapaces de dar calor y electricidad a barrios enteros, a las escuelas y jardines de infancia.
Hoy por hoy, los rusos de la zona tienen otros problemas prioritarios que resolver, pero quiz¨¢ en un futuro no muy lejano esta nueva ruta al nuevo mundo pueda plasmarse en un ferrocarril subterr¨¢neo.Con el comienzo de a?o, V¨ªktor Razbeguin, director del Centro para Proyectos Regionales de Transporte, decidi¨® dar un nuevo impulso a su antiguo sue?o, que gracias a los petrod¨®lares rusos podr¨ªa convertirse en realidad este siglo o al menos este milenio: la construcci¨®n de un t¨²nel que una el extremo oriente ruso con Alaska, pen¨ªnsula que hasta 1867 perteneci¨® a Rusia.
El t¨²nel, de casi 100 kil¨®metros de largo seg¨²n c¨¢lculos del Razbeguin, tiene un coste de m¨¢s de 10,5 billones de pesetas e incluso si se comenzara a trabajar ahora mismo en la realizaci¨®n del proyecto, ¨¦ste no estar¨ªa terminado antes del a?o 2021. Pero nada indica que el sue?o de Razbeguin empezar¨¢ a plasmarse en un futuro pr¨®ximo. Los problemas son much¨ªsimos. El t¨²nel, que pasar¨ªa bajo el estrecho de Behring, unir¨ªa regiones que tanto en Rusia como en Estados Unidos son sumamente remotas. Baste decir que el camino m¨¢s cercano del estrecho en la parte rusa se encuentra a cerca de 1.610 kil¨®metros de distancia y en la parte estadounidense habr¨ªa que ganarle la batalla a los ecologistas para lograr tender un camino o alargar la v¨ªa f¨¦rrea desde Fairbanks. Precisamente en esta localidad comienza la carretera Panamericana, que cruza las tres Am¨¦ricas, y la estaci¨®n terminal del ferrocarril de Alaska. Y la estaci¨®n de ferrocarril importante m¨¢s cercana est¨¢ a menos de 2.000 kil¨®metros de distancia del estrecho, en Prince George, en la provincia canadiense de la Colombia Brit¨¢nica.
Despu¨¦s de seis a?os de haber comenzado a impulsar su idea -que en la ¨¦poca sovi¨¦tica, caracterizada por proyectos gigantescos, hubiera sido recibida con aplausos-, el estudio est¨¢ listo para ser presentado al Banco Mundial y a los Gobiernos de Rusia y Estados Unidos. Hay que decir que en su punto m¨¢s cercano, la tierra firme de Rusia y Alaska las separan s¨®lo 37 kil¨®metros de aguas y la distancia entre territorio ruso y las islas Di¨®medes, que pertenecen a EE UU, es a¨²n menor: cinco kil¨®metros. Pero por parad¨®jico que parezca, un estudio de viabilidad determin¨® que un t¨²nel en esta zona deber¨ªa tener casi 200 kil¨®metros si quer¨ªa garantizarse su seguridad.
No es a Razbeguin al primero que se le ha ocurrido esta idea. Ya a principios de siglo un grupo de empresarios estadounidenses la propuso oficialmente al Gobierno ruso. El general Alexandr R¨¦diguer, ministro de Guerra desde 1905 a 1909, recuerda en sus memorias de 1907: 'Me referir¨¦ ahora a un grandioso proyecto que fue examinado por el Gobierno: la propuesta de capitalistas norteamericanos de construir una v¨ªa f¨¦rrea desde una de las estaciones del Ferrocarril de Siberia Occidental a trav¨¦s de toda Siberia a la pen¨ªnsula de Chukotka, con un puente o un t¨²nel a trav¨¦s del estrecho de Behring, para unirla con las v¨ªas f¨¦rreas de Am¨¦rica del Norte'. Los norteamericanos propon¨ªan tender esta enorme obra a condici¨®n de que les rusos les dieran los terrenos de ambos lados de la v¨ªa a construir, pero Mosc¨² no acept¨® esa condici¨®n. El ministro R¨¦diguer concluy¨® con este comentario: 'Teniendo en cuenta nuestra pobreza y nuestra pasividad, esas riquezas seguir¨¢n sin explotar y nosostros haremos el papel del perro del hortelano'.
Hay otro proyecto para construir un t¨²nel submarino desde el extremo oriente ruso, que est¨¢ en una etapa mucho m¨¢s avanzada. Se trata del que debe unir Rusia y Jap¨®n a trav¨¦s de la isla nipona de Hokkaido y la rusa de Sajal¨ªn. La construcci¨®n de este t¨²nel deber¨ªa comenzar el a?o en curso.
El principal problema para hacer realidad el sue?o de Razbeguin es de d¨®nde obtener la astron¨®mica suma que se necesita para construir el t¨²nel. Rusia carece, al menos en estos momentos, de la posibilidad de financiar semejante proyecto. Baste decir que poblaciones enteras del extremo oriente ruso, concretamente de la provincia de Primorie, est¨¢n sin calefacci¨®n ni luz. Las autoridades de Vladivostok, el principal puerto de la zona, son incapaces de dar calor y electricidad a barrios enteros, a las escuelas y jardines de infancia.
Hoy por hoy, los rusos de la zona tienen otros problemas prioritarios que resolver, pero quiz¨¢ en un futuro no muy lejano esta nueva ruta al nuevo mundo pueda plasmarse en un ferrocarril subterr¨¢neo.
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