Academia Marshall
A lo largo de este a?o se celebrar¨¢n diversos actos conmemorativos del centenario de un acontecimiento importante de la cultura musical catalana: la fundaci¨®n de la Academia Granados, continuada por su alumno Frank Marshall a partir de la temprana muerte de su fundador y dirigida actualmente por Alicia de Larrocha. S¨®lo el prestigio de esos tres nombres -gran compositor, gran pedagogo y gran int¨¦rprete- acreditar¨ªan la calidad de esa centenaria aventura, pero su prestigio se afirma todav¨ªa m¨¢s con la lista de los grandes artistas profesionales que ha generado a lo largo de su historia -Robert Gerhard, los hermanos Corma, Conxita Badia, Alicia de Larrocha, Rosa Sabater, Rosa M. Kucharsky, Alberto Attenelle, Carlota Garriga, etc¨¦tera- y, sobre todo, por la amplia estela de aficionados que, sin pasar a la profesionalidad, crearon una extensa base social de aficionados a la m¨²sica, activos y exigentes. Porque la Academia Marshall no ha sido solamente un centro pedag¨®gico, sino un vivero de maestros y un centro de irradiaci¨®n cultural en el que han intervenido, en grado diverso, m¨²sicos insignes como Pedrell, Falla, Turina, Cortot, Casals, Nin, Rubinstein, Sauer, Montsalvatge, Mompou y en el que se ha mantenido un ritmo inteligente de conciertos experimentales. La antigua sede de la Rambla de Catalunya y la de la calle de Comte de Salvatierra han sido ejes de referencia discretos pero profundamente eficaces.
Espero que, adem¨¢s del tributo a Granados como compositor, no falte un acento especial sobre los aspectos pedag¨®gicos que alcanzaron su punto ¨¢lgido con el maestrazgo de Marshall
Por otra parte, dir¨ªa que la Academia Granados-Marshall particip¨® en ciertos cambios muy considerables en las tendencias del gusto musical en Barcelona. Es dif¨ªcil precisarlos con exactitud, pero una primera aproximaci¨®n nos dar¨ªa la actitud posrom¨¢ntica de su fundador en un momento en que la emergencia del noucentisme implicaba una valoraci¨®n casi exclusivista de la m¨²sica barroca, especialmente de la obra ingente de Bach en la que incluso parec¨ªa resumirse una general reordenaci¨®n est¨¦tica del pa¨ªs. Bach y Wagner -noucentisme y Modernismo en permanente confusi¨®n-, por razones muy distintas y hasta con apoyos que parec¨ªan contradictorios, eran la m¨²sica de fondo del Institut d'Estudis Catalans, de la Asociaci¨®n de M¨²sica de C¨¢mara, de los conciertos m¨¢s solemnes del Orfe¨®, de las sesiones del Teatre ?ntim y de las vertientes m¨¢s culturalistas de las ¨®peras del Liceo, mientras las m¨²sicas de Chopin, de Schubert, de Liszt o incluso de Brahms se clasificaban en grados de menor significaci¨®n cultural. La Academia sigui¨® fiel a la tradici¨®n bachiana pero apoy¨® el repertorio rom¨¢ntico en una l¨ªnea de interpretaci¨®n marcada por una cierta modernidad en la que la precisi¨®n arm¨®nica aprendida del barroco permit¨ªa superar el viejo protagonismo de unas melod¨ªas que hab¨ªan sido v¨ªctimas de la vulgarizaci¨®n del rubato o del expresionismo de sal¨®n. El Chopin a las ¨®rdenes de Marshall estaba ya bastante lejos del Chopin de las imitadoras de Rubinstein.
Otra tendencia importante fue la reconsideraci¨®n -y la utilizaci¨®n incluso en t¨¦rminos pedag¨®gicos- de la m¨²sica del siglo XX, sobre todo la m¨²sica francesa y espa?ola del entorno de la obra de Granados. Seguramente de la Academia han salido los mejores int¨¦rpretes de la m¨²sica pian¨ªstica espa?ola moderna, fundamentalmente centrada en los cuatro maestros catalanes -Alb¨¦niz, Granados, Mompou y Montsalvatge- pero tambi¨¦n extendida al resto de la Pen¨ªnsula y a las generaciones y las tendencias m¨¢s recientes. No conozco con detalle las ¨²ltimas propuestas pedag¨®gicas de la Academia actual, pero imagino que se habr¨¢n incorporado muchas novedades sin perder la estructura metodol¨®gica de la tradici¨®n cl¨¢sica y rom¨¢ntica.
Todos estos valores se recordar¨¢n a lo largo de este a?o de aniversario y es l¨®gico que se centren en la gran personalidad de Enric Granados, un compositor que con su muerte prematura en un accidente naval de la Guerra Europea trunc¨® una carrera gloriosa. Un gran concierto en el Palau de la M¨²sica de Alicia de Larrocha y la edici¨®n integral de la obra para piano que hasta ahora se ha publicado insuficiente o deficientemente ser¨¢n los centros del itinerario conmemorativo. Pero se programa tambi¨¦n una exposici¨®n hist¨®rica, unos coloquios concierto, la ordenaci¨®n del archivo documental de la Academia y un concurso de piano dedicado exclusivamente a la interpretaci¨®n de compositores espa?oles. Y espero que, adem¨¢s del tributo debido a Granados como compositor, no falte un acento especial sobre los aspectos pedag¨®gicos que alcanzaron su punto ¨¢lgido con el maestrazgo indiscutible de Frank Marshall, el personaje central de toda esta historia. No s¨®lo con su maestrazgo, sino con el de todo el equipo que supo aglutinar a su alrededor: los profesores auxiliares -los antiguos alumnos no podemos olvidar, por ejemplo, a Merc¨¨ Rold¨®s-, los consejeros culturales e incluso los que hicieron posible su organizaci¨®n, en la que recordamos la tarea incansable de su esposa, Teresa Cabarr¨²s. Y espero, tambi¨¦n, que se aprovechar¨¢ la ocasi¨®n para rememorar un grupo social barcelon¨¦s, los restos de una burgues¨ªa ilustrada y cosmopolita que supo marcar unos intereses perdurables de alcance general.
Oriol Bohigas es arquitecto.
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