El Hombre
Sigo con pasi¨®n las entrevistas institucionales que sus televisiones efect¨²an al presidente del Gobierno, b¨¢sicamente porque confirman mi sospecha de que ha vuelto El Hombre, ese cl¨¢sico que nuestras madres nos inculcaron que exist¨ªa a pesar de que ellas mismas no lo hab¨ªan encontrado m¨¢s que en el personaje que Clark Gable interpretaba en Lo que el viento se llev¨®: seguro de s¨ª mismo, protector, firme en sus prop¨®sitos, tajante en sus afirmaciones. Nuestras madres sab¨ªan, y nosotras lo aprendimos con el tiempo, que era mucho m¨¢s real, como hombre, el personaje encarnado por Leslie Howard: d¨¦bil, tierno, dubitativo y con el ego necesitado de la protecci¨®n camuflada de Melita, la esposa, o la m¨¢s pr¨¢ctica de Escarlata.
Pero h¨¦te aqu¨ª que la fantas¨ªa ha regresado, como tantas otras cosas retro, y que don Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se ha convertido en el Rhett Butler de la Espa?a del 2001. Es tal su serena conducci¨®n de esta fr¨¢gil dama o pa¨ªs cuyo destino ha enderezado desde que la encontr¨® como quien dice en el arroyo y la sac¨® de hacer la calle, que par¨¦ceme incluso bello. Por eso vi anteanoche La Entrevista. Despu¨¦s de haber iniciado el milenio en la onda Ahora Vienen las Plagas, y con Marihuesos Villalobos suelta (qu¨¦ gran pareja se ha perdido Chaves para sus recitales en Venezuela), necesitaba una viril transfusi¨®n de tranquilidad. La tuve.
Durante casi una hora fui informada de que estamos bien, de que no pasa nada, y de que si estuvi¨¦ramos mal, lo que es imposible, o nos ocurriera algo, lo que resulta remoto, ¨¦l y su cuaderno azul sabr¨ªan perfectamente qu¨¦ hacer. Por consiguiente, el efecto Presidente Valeriana se adue?¨® de m¨ª, entr¨¦ en la modorra y el sosiego, y me fui a la cama, so?ando que naveg¨¢bamos juntos por el Misisip¨ª.
Mas soy una mujer contradictoria, al igual que nuestras madres que, pese a seguir creyendo en Rhett Butler sufr¨ªan en la realidad por sus Leslies Howard. Lo soy. S¨®lo a mi contradicci¨®n puedo achacar que esa noche no pudiera conciliar el sue?o, por m¨¢s que, de madrugada, me puse a ingerir sopor¨ªferos; y que, a la ma?ana siguiente, continuara intranquila y, lo que es peor, mosqueada. Como ahora.
La culpa no es de El Hombre. O es m¨ªa, o es de Espa?a.
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