El Gobierno corrige su decreto de las 'vacas locas' a las tres semanas de promulgarlo

El plan integral contra las vacas locas (Real Decreto 3454/2000), que ocupa 16 p¨¢ginas en el BOE del 23 de diciembre, contiene un anexo de un p¨¢rrafo que, pese a su car¨¢cter aparentemente t¨¦cnico y anodino, ha constituido un verdadero tormento para los ministros de Agricultura y Sanidad, Miguel Arias Ca?ete y Celia Villalobos. La modificaci¨®n del anexo XI, que impone los mencionados certificados veterinarios, fue el objetivo ¨²nico de la reuni¨®n urgente con todos los consejeros auton¨®micos de Salud y Agricultura que los dos ministros convocaron el pasado martes, frustrada al final por el malestar que hab¨ªan provocado las declaraciones de Villalobos sobre los huesos para caldo.

El mi¨¦rcoles, los directores generales auton¨®micos tomaron el relevo a sus consejeros en una extenuante reuni¨®n que concluy¨® a las dos de la madrugada de ayer. El anexo XI hab¨ªa sido por fin modificado a gusto de todas las administraciones. ?C¨®mo era ese anexo y c¨®mo ha quedado?

Se trata de un formato homologado para que un 'veterinario oficial o habilitado' y asignado a la explotaci¨®n ganadera certifique que los animales destinados al matadero 'no presentan s¨ªntomas cl¨ªnicos' de una lista de 27 enfermedades. En su versi¨®n original, esa lista no inclu¨ªa los s¨ªntomas nerviosos que pueden indicar que la res padece el mal de las vacas locas.

Adem¨¢s, el formato original exig¨ªa al veterinario certificar que 'en la explotaci¨®n no se ha producido ninguna incidencia, en los ¨²ltimos 30 d¨ªas, que haga pensar en una presunta patolog¨ªa'. Los colegios veterinarios, adem¨¢s de quejarse por no haber sido consultados, consideraban incumplibles estas condiciones.

La esencia de la modificaci¨®n acordada ayer es dividir el formato en dos partes: un certificado veterinario propiamente dicho y una declaraci¨®n firmada por el titular (o el responsable) de la explotaci¨®n ganadera, seg¨²n explica la directora general de Salud P¨²blica y Consumo, Mar¨ªa Dolores Flores.

La parte del certificado incluye ahora, adem¨¢s de las 27 enfermedades mencionadas antes, la obligaci¨®n de descartar 's¨ªntomas evidentes de alteraci¨®n neurol¨®gica'. Este a?adido resuelve una omisi¨®n bastante evidente en un decreto dedicado, precisamente, a las vacas locas.

Y las garant¨ªas sobre la falta de incidencias en los ¨²ltimos 30 d¨ªas de vida de la vaca, y sobre los plazos transcurridos desde los ¨²ltimos tratamientos que haya recibido el animal, se hacen recaer sobre la declaraci¨®n del ganadero (el giro legal es en realidad un poco m¨¢s espeso, y obliga al veterinario a certificar que el ganadero ha declarado que cumple esas garant¨ªas en un papel adjunto).

El presidente del Consejo General de Colegios Veterinarios de Espa?a, Antonio Borreg¨®n, no se da por satisfecho con la modificaci¨®n del decreto. Aduce, en primer lugar, que 'la figura del veterinario habilitado no existe'. Su posici¨®n es que cualquier colegiado puede firmar los certificados, sin que las comunidades aut¨®nomas le tengan que 'habilitar' para ello.

Borreg¨®n considera 'absurdo' que se insista en la lista de 27 enfermedades: 'Si el plan es sobre las vacas locas, no s¨¦ qu¨¦ pinta esa lista, y si no lo es, no veo por qu¨¦ s¨®lo habla de rumiantes'. Tambi¨¦n considera que el ganadero firma unas garant¨ªas que no le corresponden.

Una cr¨ªtica, esta ¨²ltima, que comparten las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA. 'No podemos aceptar que quieran convertir a los ganaderos en veterinarios', dijo el presidente de Asaja, Pedro Barato, tras conocer el nuevo certificado. El responsable de COAG, Miguel L¨®pez, afirm¨® que el texto genera la 'indefensi¨®n' del ganadero y anunci¨® recursos judiciales. Y el secretario general de UPA, Fernando Moraleda, se?al¨® que el ganadero 'no es ni un veterinario ni un notario'.