7 CLAVES
Las vacas locas, los fallos de ETA y los problemas de la justicia, en una semana en que el Supremo corrigi¨® al gobierno por el indulto de Lia?o y Pujol ascendi¨® al heredero
1. Mutaciones
De la bomba at¨®mica al poder v¨ªrico: la gran amenaza ya no tiene la forma apabullante del hongo que todo lo destruye sino la invisibilidad del virus y del pri¨®n que se nos come uno a uno y desde dentro. Del sida a las vacas locas, la sociedad del riesgo vuelve a la cultura de la epidemia. Y los gobiernos -inexpertos ante estas amenazas- se ven desbordados. El ministro franc¨¦s Jean Glavany acusa a Alemania, Italia y Espa?a de haber hecho perder unos meses decisivos a la Uni¨®n Europea: 'tres o cuatro pa¨ªses han impedido tomar diversas medidas sanitarias escud¨¢ndose en que la enfermedad no les concern¨ªa'. Era la doctrina oficial del gobierno espa?ol cuando hace cinco meses, el ministro Arias, tild¨® de irresponsable al Comit¨¦ Director Cient¨ªfico que asesora a la Uni¨®n Europea por incluir a Espa?a en los pa¨ªses de 'alto riesgo'. Los hechos han dado la raz¨®n a los cient¨ªficos. En Alemania, los ministros de Sanidad y Agricultura han tenido que dimitir por sus negligencias. Y el canciller Schroeder ha decidido reorientar la pol¨ªtica agr¨ªcola, con una nueva organizaci¨®n ministerial y un giro ecologista que dar¨¢ preferencia a los consumidores frente al lobby de los agricultores y ganadores. En Espa?a, la ministra de Sanidad y el de Agricultura se contradicen. Se aprueba un decreto que se cambia, por inviable, a las tres semanas. No hay otra orientaci¨®n pol¨ªtica que torear el d¨ªa a d¨ªa. Al decir de los especialistas, las vacas locas son la consecuencia de una mutaci¨®n experimentada en un animal que era herb¨ªvoro al convertirlo en carn¨ªvoro con la finalidad de optimizar su producci¨®n de leche. Algo muy propio de unos tiempos puestos bajo el signo de la t¨¦cnica y el rendimiento. Los alemanes lo han entendido bien: el caso de las vacas locas es un ensayo general para los problemas alimentarios que vienen.
2. Detenciones
ETA ha tenido una semana de detenciones y fracasos. Hay unas reglas perversas de la comunicaci¨®n social que hacen que una acci¨®n de ETA si no produce muertes pierda toda gravedad. No ha habido v¨ªctimas, se dice, olvidando que incluso los atentados frustrados dejan una secuela de miedo e de intimidaci¨®n en much¨ªsima gente. Esta l¨®gica ha contribuido a que durante mucho tiempo se minimizara la kale borroka, al fin y al cabo los da?os personales eran escasos. El atentado frustrado contra la c¨²pula del PP vasco, reunida en el cementerio de Zarauz para homenajear al concejal Ignacio Iruretagoyena asesinado hace tres a?os, no produjo desgracias personales. Pero ello no quita nada a la gravedad y la crueldad de la acci¨®n. Una acci¨®n que por s¨ª sola deber¨ªa iluminar a los que todav¨ªa piensan que hay algo a negociar con ETA. Afortunadamente, ETA falla. Y sus comandos siempre acaban cayendo. Ha habido suerte en Barcelona. Pero tambi¨¦n ha habido mucha tensi¨®n -y mucha atenci¨®n- en la ciudad. Sorprenden, a primera vista, las pocas precauciones tomadas por los terroristas: la matr¨ªcula mal puesta, la puerta del coche forzada, la escasa capacidad de reacci¨®n. Puede que Mayor Oreja tenga raz¨®n cuando dice que ETA no est¨¢ en su mejor momento.
3. Elecciones
La vida corre y el Lehendakari camina. Ibarretxe ha tenido que perder 52 votaciones en el ¨²ltimo per¨ªodo parlamentario de sesiones para darse cuenta de que ten¨ªa que convocar elecciones. Y ahora necesita unos cu¨¢ntos meses m¨¢s -unas cuantas derrotas m¨¢s- para decidir la fecha en que ¨¦stas tendr¨¢n lugar. ?Qu¨¦ espera el PNV alargando la agon¨ªa de un gobierno sin mayor¨ªa parlamentaria? Espera que el pacto entre el PP y el PSOE se deteriore y espera que ETA se decida por una nueva tregua. Da la impresi¨®n que son esperas in¨²tiles. Sobre todo la segunda: aseguran que el PNV lleva meses llamando a la puerta de ETA sin que ¨¦sta conteste.
4. Competencias
El Tribunal Supremo detect¨® una ilegalidad en el decreto del indulto que el gobierno concedi¨® a G¨®mez de Lia?o y la enmend¨®. Acept¨® el indulto de los catorce a?os de inhabilitaci¨®n que quedaban por cumplir, pero no el reingreso en la carrera judicial porque seg¨²n el Tribunal no se ajusta a derecho. No hay por tanto conflicto de jurisdicciones. Simplemente, un tribunal corrige un acto administrativo del gobierno, como ocurre a menudo, porque tambi¨¦n el poder ejecutivo est¨¢ obligado a cumplir la ley. Y, l¨®gicamente, as¨ª se reflejar¨¢ en la correspondiente resoluci¨®n judicial. Un indulto es una decisi¨®n pol¨ªtica, dicen desde el entorno gubernamental. Por supuesto, pero las decisiones pol¨ªticas no pueden vulnerar las leyes. Queda ahora por ver la actuaci¨®n del gobierno. La l¨®gica pol¨ªtica sugerir¨ªa aceptar la decisi¨®n de los jueces y procurar que el tema se olvide lo m¨¢s pronto posible: la tenacidad en la defensa de G¨®mez de Lia?o no favorece en nada al PP, seg¨²n dicen las encuestas. Si el ejecutivo opta por plantear el conflicto jurisdiccional, lo har¨¢ contra la evidencia de que el Supremo dice que tal conflicto no existe, y tendr¨¢ que cargar inevitablemente con la sospecha de que tiene razones inconfesables para seguir defiendo al ex-juez.
5. Deficiencias
El protagonismo medi¨¢tico es para la c¨²pula del poder judicial, pero la realidad de la justicia espa?ola est¨¢ en otra parte. Dos importantes leyes han entrado en vigor: la ley de enjuiciamiento civil y la ley del menor. La primera deber¨ªa mejorar sustancialmente la justicia cotidiana. Pero para que lo escrito en el BOE tenga realmente eficacia pr¨¢ctica se necesitar¨ªan 200 jueces m¨¢s y una inversi¨®n inicial de 10.000 millones. Nadie lo ha previsto. Como nadie ha previsto crear las instituciones adecuadas de acogida de los menores que exige la nueva ley. Estos son los problemas de la justicia espa?ola: el p¨¦simo estado de las oficinas judiciales, la falta de recursos, la falta jueces, la falta de dedicaci¨®n, la falta de instrumentos para la persecuci¨®n de los nuevos delitos. Se hacen leyes. Pero los procedimientos se siguen acumulando, los conflictos se alargan, los afectados sufren el desgaste de esperas inacabables. Y todo ello no parece que contabilice en el debe gubernamental. Hasta que los ciudadanos se organicen por una justicia que sea realmente un servicio.
6. Valoraciones
A pesar de la buena imagen que Zapatero da en las encuestas -incluso mejor que la de Aznar- ?por qu¨¦ sigue a m¨¢s de seis puntos de distancia del PP en expectativas electorales? Porque Zapatero gusta a mucha gente pero no ha conseguido todav¨ªa movilizar a su electorado. El votante socialista no est¨¢ para m¨¢s sorpresas. Despu¨¦s de Felipe Gonz¨¢lez ha visto desfilar a demasiada gente: Almunia, Borrell, Almunia, Chaves. Se acab¨® la confianza ciega. El elector quiere convencerse de que Zapatero no va a ser otra flor de un d¨ªa. Y espera. Por eso la gr¨¢fica de valoraci¨®n de Zapatero es muy homog¨¦nea: le punt¨²an casi igual los electores del PP que los del PSOE. Cae bien, pero todav¨ªa no est¨¢ para ganar. Cuando lo est¨¦ subir¨¢ r¨¢pidamente su valoraci¨®n entre el electorado socialista y empezar¨¢ a caer en el electorado del PP. En pol¨ªtica, como en f¨²tbol, el aplauso del rival no es un buen s¨ªntoma.
7. Herencias
Pujol da el paso: nombra a Artur Mas conseller en cap, algo as¨ª como primer ministro -o consejero delegado, seg¨²n se mire- de su gobierno-. Pujol ejercer¨¢ de rey padre: primero sobre el pa¨ªs, desde la presidencia de la Generalitat, y despu¨¦s sobre el ¨¢rea nacionalista, desde la presidencia del partido. En tiempo de descuento, Pujol prueba el modelo Arzalluz, por necesidad que no por convicci¨®n. Mas nunca podr¨¢ quejarse de falta de ayuda: Pujol recorta su propio poder y reconoce que se acerca el d¨ªa en que esto se acabar¨¢ para ¨¦l. Mayor sacrificio imposible. Al mismo tiempo, Pujol liquida la pugna sucesoria M¨¢s-Dur¨¢n, aprovechando el desgaste del caso Pallarols. Dur¨¢n o sube al monte y rompe con Converg¨¨ncia (no se atrever¨¢) o se queda discretamente (y procurando que no se note demasiado) a la espera de una derrota de Mas que vuelva a darle opciones. Pujol se la juega con Mas con la esperanza de conseguir, al menos, una derrota digna en las pr¨®ximas auton¨®micas. Sabe que, despu¨¦s de una derrota estrepitosa, Converg¨¨ncia no aguanta tres meses unida.1. Mutaciones
De la bomba at¨®mica al poder v¨ªrico: la gran amenaza ya no tiene la forma apabullante del hongo que todo lo destruye sino la invisibilidad del virus y del pri¨®n que se nos come uno a uno y desde dentro. Del sida a las vacas locas, la sociedad del riesgo vuelve a la cultura de la epidemia. Y los gobiernos -inexpertos ante estas amenazas- se ven desbordados. El ministro franc¨¦s Jean Glavany acusa a Alemania, Italia y Espa?a de haber hecho perder unos meses decisivos a la Uni¨®n Europea: 'tres o cuatro pa¨ªses han impedido tomar diversas medidas sanitarias escud¨¢ndose en que la enfermedad no les concern¨ªa'. Era la doctrina oficial del gobierno espa?ol cuando hace cinco meses, el ministro Arias, tild¨® de irresponsable al Comit¨¦ Director Cient¨ªfico que asesora a la Uni¨®n Europea por incluir a Espa?a en los pa¨ªses de 'alto riesgo'. Los hechos han dado la raz¨®n a los cient¨ªficos. En Alemania, los ministros de Sanidad y Agricultura han tenido que dimitir por sus negligencias. Y el canciller Schroeder ha decidido reorientar la pol¨ªtica agr¨ªcola, con una nueva organizaci¨®n ministerial y un giro ecologista que dar¨¢ preferencia a los consumidores frente al lobby de los agricultores y ganadores. En Espa?a, la ministra de Sanidad y el de Agricultura se contradicen. Se aprueba un decreto que se cambia, por inviable, a las tres semanas. No hay otra orientaci¨®n pol¨ªtica que torear el d¨ªa a d¨ªa. Al decir de los especialistas, las vacas locas son la consecuencia de una mutaci¨®n experimentada en un animal que era herb¨ªvoro al convertirlo en carn¨ªvoro con la finalidad de optimizar su producci¨®n de leche. Algo muy propio de unos tiempos puestos bajo el signo de la t¨¦cnica y el rendimiento. Los alemanes lo han entendido bien: el caso de las vacas locas es un ensayo general para los problemas alimentarios que vienen.
2. Detenciones
ETA ha tenido una semana de detenciones y fracasos. Hay unas reglas perversas de la comunicaci¨®n social que hacen que una acci¨®n de ETA si no produce muertes pierda toda gravedad. No ha habido v¨ªctimas, se dice, olvidando que incluso los atentados frustrados dejan una secuela de miedo e de intimidaci¨®n en much¨ªsima gente. Esta l¨®gica ha contribuido a que durante mucho tiempo se minimizara la kale borroka, al fin y al cabo los da?os personales eran escasos. El atentado frustrado contra la c¨²pula del PP vasco, reunida en el cementerio de Zarauz para homenajear al concejal Ignacio Iruretagoyena asesinado hace tres a?os, no produjo desgracias personales. Pero ello no quita nada a la gravedad y la crueldad de la acci¨®n. Una acci¨®n que por s¨ª sola deber¨ªa iluminar a los que todav¨ªa piensan que hay algo a negociar con ETA. Afortunadamente, ETA falla. Y sus comandos siempre acaban cayendo. Ha habido suerte en Barcelona. Pero tambi¨¦n ha habido mucha tensi¨®n -y mucha atenci¨®n- en la ciudad. Sorprenden, a primera vista, las pocas precauciones tomadas por los terroristas: la matr¨ªcula mal puesta, la puerta del coche forzada, la escasa capacidad de reacci¨®n. Puede que Mayor Oreja tenga raz¨®n cuando dice que ETA no est¨¢ en su mejor momento.
3. Elecciones
La vida corre y el Lehendakari camina. Ibarretxe ha tenido que perder 52 votaciones en el ¨²ltimo per¨ªodo parlamentario de sesiones para darse cuenta de que ten¨ªa que convocar elecciones. Y ahora necesita unos cu¨¢ntos meses m¨¢s -unas cuantas derrotas m¨¢s- para decidir la fecha en que ¨¦stas tendr¨¢n lugar. ?Qu¨¦ espera el PNV alargando la agon¨ªa de un gobierno sin mayor¨ªa parlamentaria? Espera que el pacto entre el PP y el PSOE se deteriore y espera que ETA se decida por una nueva tregua. Da la impresi¨®n que son esperas in¨²tiles. Sobre todo la segunda: aseguran que el PNV lleva meses llamando a la puerta de ETA sin que ¨¦sta conteste.
4. Competencias
El Tribunal Supremo detect¨® una ilegalidad en el decreto del indulto que el gobierno concedi¨® a G¨®mez de Lia?o y la enmend¨®. Acept¨® el indulto de los catorce a?os de inhabilitaci¨®n que quedaban por cumplir, pero no el reingreso en la carrera judicial porque seg¨²n el Tribunal no se ajusta a derecho. No hay por tanto conflicto de jurisdicciones. Simplemente, un tribunal corrige un acto administrativo del gobierno, como ocurre a menudo, porque tambi¨¦n el poder ejecutivo est¨¢ obligado a cumplir la ley. Y, l¨®gicamente, as¨ª se reflejar¨¢ en la correspondiente resoluci¨®n judicial. Un indulto es una decisi¨®n pol¨ªtica, dicen desde el entorno gubernamental. Por supuesto, pero las decisiones pol¨ªticas no pueden vulnerar las leyes. Queda ahora por ver la actuaci¨®n del gobierno. La l¨®gica pol¨ªtica sugerir¨ªa aceptar la decisi¨®n de los jueces y procurar que el tema se olvide lo m¨¢s pronto posible: la tenacidad en la defensa de G¨®mez de Lia?o no favorece en nada al PP, seg¨²n dicen las encuestas. Si el ejecutivo opta por plantear el conflicto jurisdiccional, lo har¨¢ contra la evidencia de que el Supremo dice que tal conflicto no existe, y tendr¨¢ que cargar inevitablemente con la sospecha de que tiene razones inconfesables para seguir defiendo al ex-juez.
5. Deficiencias
El protagonismo medi¨¢tico es para la c¨²pula del poder judicial, pero la realidad de la justicia espa?ola est¨¢ en otra parte. Dos importantes leyes han entrado en vigor: la ley de enjuiciamiento civil y la ley del menor. La primera deber¨ªa mejorar sustancialmente la justicia cotidiana. Pero para que lo escrito en el BOE tenga realmente eficacia pr¨¢ctica se necesitar¨ªan 200 jueces m¨¢s y una inversi¨®n inicial de 10.000 millones. Nadie lo ha previsto. Como nadie ha previsto crear las instituciones adecuadas de acogida de los menores que exige la nueva ley. Estos son los problemas de la justicia espa?ola: el p¨¦simo estado de las oficinas judiciales, la falta de recursos, la falta jueces, la falta de dedicaci¨®n, la falta de instrumentos para la persecuci¨®n de los nuevos delitos. Se hacen leyes. Pero los procedimientos se siguen acumulando, los conflictos se alargan, los afectados sufren el desgaste de esperas inacabables. Y todo ello no parece que contabilice en el debe gubernamental. Hasta que los ciudadanos se organicen por una justicia que sea realmente un servicio.
6. Valoraciones
A pesar de la buena imagen que Zapatero da en las encuestas -incluso mejor que la de Aznar- ?por qu¨¦ sigue a m¨¢s de seis puntos de distancia del PP en expectativas electorales? Porque Zapatero gusta a mucha gente pero no ha conseguido todav¨ªa movilizar a su electorado. El votante socialista no est¨¢ para m¨¢s sorpresas. Despu¨¦s de Felipe Gonz¨¢lez ha visto desfilar a demasiada gente: Almunia, Borrell, Almunia, Chaves. Se acab¨® la confianza ciega. El elector quiere convencerse de que Zapatero no va a ser otra flor de un d¨ªa. Y espera. Por eso la gr¨¢fica de valoraci¨®n de Zapatero es muy homog¨¦nea: le punt¨²an casi igual los electores del PP que los del PSOE. Cae bien, pero todav¨ªa no est¨¢ para ganar. Cuando lo est¨¦ subir¨¢ r¨¢pidamente su valoraci¨®n entre el electorado socialista y empezar¨¢ a caer en el electorado del PP. En pol¨ªtica, como en f¨²tbol, el aplauso del rival no es un buen s¨ªntoma.
7. Herencias
Pujol da el paso: nombra a Artur Mas conseller en cap, algo as¨ª como primer ministro -o consejero delegado, seg¨²n se mire- de su gobierno-. Pujol ejercer¨¢ de rey padre: primero sobre el pa¨ªs, desde la presidencia de la Generalitat, y despu¨¦s sobre el ¨¢rea nacionalista, desde la presidencia del partido. En tiempo de descuento, Pujol prueba el modelo Arzalluz, por necesidad que no por convicci¨®n. Mas nunca podr¨¢ quejarse de falta de ayuda: Pujol recorta su propio poder y reconoce que se acerca el d¨ªa en que esto se acabar¨¢ para ¨¦l. Mayor sacrificio imposible. Al mismo tiempo, Pujol liquida la pugna sucesoria M¨¢s-Dur¨¢n, aprovechando el desgaste del caso Pallarols. Dur¨¢n o sube al monte y rompe con Converg¨¨ncia (no se atrever¨¢) o se queda discretamente (y procurando que no se note demasiado) a la espera de una derrota de Mas que vuelva a darle opciones. Pujol se la juega con Mas con la esperanza de conseguir, al menos, una derrota digna en las pr¨®ximas auton¨®micas. Sabe que, despu¨¦s de una derrota estrepitosa, Converg¨¨ncia no aguanta tres meses unida.
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