Un gol para el recuerdo

Minuto 92 del Barcelona-Valladolid. El j¨²bilo se desborda en las gradas de un Camp Nou que segundos antes permanec¨ªa mudo por los inquietantes guarismos del marcador (1-1). Guardiola, emulando al maestro Ronald Koeman en la noche m¨¢gica de Wembley, ha marcado el gol decisivo. Ha colocado el bal¨®n y lo ha chutado para que, burlando la oposici¨®n de la barrera vallisoletana, se colara por la escuadra izquierda sin que Bizarri pudiera hacer nada por alcanzarlo. 'Sent¨ª que le pegaba bien, con confianza, y lo vi dentro', explic¨® m¨¢s tarde un Guardiola desbordado a¨²n por la euforia. En el campo corri¨®, salt¨® delante del ¨¢rbitro y gesticul¨® de tal modo que, amonestado ya con una tarjeta amarilla, incluso se jug¨® la expulsi¨®n.

Pero no era para menos. Diez a?os ha tenido que esperar el capit¨¢n azulgrana para ver, por fin, cumplido su sue?o de poner r¨²brica a un gol decisivo. 'Nunca hab¨ªa resuelto un partido as¨ª. Teniendo en cuenta, adem¨¢s, que ha sido un mal partido m¨ªo, que he jugado mal... Estoy content¨ªsimo', admiti¨® el centrocampista con un rostro que se debat¨ªa entre la euforia y la sorpresa.

No era un gesto gratuito. En los 245 partidos de Liga que ha disputado como jugador del Barcelona s¨®lo cinco tantos jalonan su curr¨ªculo. Otros cinco, anotados en las restantes competiciones, lo completan. De modo que la media establece un gol por temporada, si bien este curso ya ha marcado dos -anot¨® tambi¨¦n ante el Gand¨ªa en la Copa del Rey-. 'Como no he marcado muchos goles en mi carrera, seguramente ¨¦ste ser¨¢ uno de los mejores', dijo; 'el equipo tiene el compromiso de sacar esto adelante y de ayudar al entrenador [Lloren? Serra Ferrer]. Pero a m¨ª a¨²n me quedan muchas cosas que mejorar'.

No obstante, la genialidad de Guardiola se eval¨²a al margen de su capacidad goleadora. De hecho, la mayor¨ªa de los diez goles que ha marcado no se recuerdan por su escasez, sino por su belleza. Fue bello el del s¨¢bado, como lo fue el que le marc¨® al Deportivo, casi desde medio campo, hace cinco a?os. O el que le endos¨® al Fiorentina (0-2), esa misma temporada (1996-97), tambi¨¦n de falta, en las semifinales de la Recopa.

Sin embargo, s¨®lo el tanto del s¨¢bado pudo acallar las voces que le reprochaban al capit¨¢n su inoperancia en los momentos decisivos. Frank de Boer no quiso obviar el hecho tras terminar el partido. 'Pep tiraba as¨ª las faltas en los entrenamientos. Por fin, lo hizo cuando lo necesit¨¢bamos', celebr¨® el defensa holand¨¦s. Cierto es. Guardiola se hab¨ªa especializado en marcar en los entrenamientos las faltas que no lograba materializar en los partidos. Lo hac¨ªa desde la ¨¦poca del dream team, cuando alargaba las sesiones para perfeccionar su t¨¦cnica bajo la batuta del jugador que, adem¨¢s de su n¨²mero, el 4, le cedi¨® parte de su magisterio: Koeman. Pero incluso el maestro holand¨¦s le recordaba: 'Esto, Pep, tambi¨¦n hay que hacerlo en los partidos'.

El mal, que por reiterado se antojaba ya end¨¦mico, se trunc¨® el s¨¢bado de modo preciosista, en el momento oportuno, en la pr¨®rroga, cuando el Bar?a ve¨ªa morir el partido sin visos de deshacer el empate. A buen seguro, Koeman, desde su stage con el Vitesse en Marbella, tambi¨¦n lo festej¨®.