6 CLAVES
La senda de las 'vacas locas' lleva a la crisis de la pol¨ªtica agraria europea. Pero ¨¦sta es una semana de historia norteamericana: se va Clinton y llega Bush
1. Alarmismo
El alarmismo es indisociable de la sociedad del riesgo. La falta de explicaciones cient¨ªficas para las nuevas enfermedades y la gesti¨®n embarullada de las administraciones genera alarma social, que puede llegar a formas de terrorismo informativo, con origen preciso en la cacofon¨ªa de los gobiernos y de los responsables de la gesti¨®n p¨²blica. La posibilidad de que el mal de las vacas locas pueda llegar a la leche y a sus derivados ha sido evocada esta semana por la nueva ministra de Agricultura alemana, Renate K¨¹nast. Meras especulaciones que van llegando a la opini¨®n p¨²blica apuntan tambi¨¦n a la posibilidad de que los productos de piscifactor¨ªa alimentados con piensos animales puedan estar infectados. Otras declaraciones, ¨¦stas del comisario de Agricultura de la UE, permiten extraer teor¨ªas catastr¨®ficas sobre la alimentaci¨®n en las sociedades industriales. V¨¦ase la cita de Franz Fischler: 'La humanidad debe trabajar con la naturaleza y no contra ella. ?sta es la lecci¨®n que debemos aprender de la enfermedad de las vacas locas. No debemos convertir a las vacas en can¨ªbales'. Pero no son ¨²nicamente declaraciones alarmistas como las que realizaba la anta?o parlachina Celia Villalobos las que generan inquietud. Tambi¨¦n la generan declaraciones supuestamente tranquilizadoras como las que ha suscitado el s¨ªndrome de los Balcanes, sobre la ausencia de relaci¨®n causa-efecto entre el uranio empobrecido de la munici¨®n y los casos de leucemia. O la mutua responsabilizaci¨®n entre militares y civiles sobre el d¨¦ficit de informaci¨®n respecto a los peligros que entra?a este tipo de munici¨®n y este tipo de guerra, que se cre¨ªa limpia.
2. Europe¨ªsmo
As¨ª es como aumenta la desconfianza de los europeos hacia sus Gobiernos y hacia las instituciones de la UE, seg¨²n el Eurobar¨®metro Europeo, una gran encuesta realizada en ocho pa¨ªses por encargo de varios peri¨®dicos, entre ellos, EL PA?S. La falta de respuestas adecuadas a los temas vinculados a la sociedad del riesgo est¨¢n en el origen del foso abierto entre ciudadanos e instituciones. Los europeos precisamente son m¨¢s europe¨ªstas, es decir, quieren m¨¢s Gobierno europeo, cuando se trata de seguridad alimentaria, medio ambiente o control de la inmigraci¨®n ilegal, y son reacios cuando se trata de la fiscalidad o de la defensa com¨²n. En un caso afecta a derechos y en otros directamente al bolsillo. Aznar ha expuesto en Berl¨ªn su propio concepto de Europa, contrario al federalismo y a las construcciones visionarias, y a favor de mantener las identidades nacionales. De la ¨¦poca de los visionarios el presidente espa?ol conserva, sin embargo, su apoyo a una Comisi¨®n Europea fuerte. Pero es la actual Europa de los pragm¨¢ticos la que tiene que lidiar con la crisis alimentaria y agraria que est¨¢ abriendo la enfermedad de las vacas locas, y de momento es una lidia m¨¢s bien penosa y desalentadora.
3. La PAC
Poco se sabe sobre el peso pol¨ªtico de los visionarios en la UE, pero es evidente el peso pol¨ªtico de los grupos de presi¨®n agrarios, desde el Tratado de Roma hasta ahora mismo. La agricultura sigue llev¨¢ndose la parte del le¨®n del presupuesto de la UE, concebido, a pesar de las sucesivas reformas, como una enorme repartidora de subvenciones para el mantenimiento de la producci¨®n y de los precios. La crisis de las vacas locas puede llevarse ahora por delante todo el sistema. La nueva ministra alemana de Agricultura ya ha anunciado que se ocupar¨¢ ante todo de los intereses de los consumidores. Los responsables de la agricultura espa?ola han demostrado, en cambio, en varias crisis sucesivas, el solapamiento entre gesti¨®n pol¨ªtica e intereses agrarios. En la misma semana se han acumulado tres casos: ha quedado reabierto el esc¨¢ndalo del lino, que afect¨® a varios altos cargos de Agricultura; ha dimitido el director general de Ganader¨ªa y secretario del comit¨¦ de crisis para las vacas locas; y la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n ha abierto una investigaci¨®n a un ex consejero de Agricultura catal¨¢n por supuesta malversaci¨®n de fondos europeos de ayuda a los afectados por la peste porcina. En todos los casos se trata de gestores p¨²blicos que tambi¨¦n se benefician como empresarios agrarios privados de las mismas pol¨ªticas que gestionan.
4. Redes
Hay una red catalana de apoyo a ETA, vinculada al radicalismo juvenil, a los okupas y a los independentistas? ?O es una leyenda urbana m¨¢s? La magnificaci¨®n del mal es un vicio ret¨®rico en el que incurre con frecuencia quien tiene como misi¨®n perseguir a los delicuentes con el objetivo de amplificar as¨ª los m¨¦ritos de la polic¨ªa y de la justicia. Su objetivo suele ser meramente corporativo, pero tiene efectos culpabilizadores sobre los grupos sociales afectados y crea inquietud en la sociedad, cuestiones que pueden convenir a veces a quienes tienen responsabilidades pol¨ªticas. ?Hubo alguna vez una red internacional de pederastia en el barrio del Raval de Barcelona o es un caso similar al de la red de apoyo a ETA? Esta semana han coincidido las dos leyendas urbanas. La primera, con el juicio contra los supuestos implicados en la trama de delicuencia sexual tan profusamente aireada y cuya inexistencia demostr¨® el periodista Arcadi Espada en su libro Raval. Del amor a los ni?os. La segunda, con la detenci¨®n de un joven catal¨¢n radical, al parecer ahora integrado en el comando Barcelona de ETA. El terrorismo, a pesar de las piadosas declaraciones sobre el necesario consenso entre los dem¨®cratas, es zona franca para el alarmismo y para el cultivo de todo tipo de manipulaciones. ?Pertenecen a la misma clase de objetos la detenci¨®n de Pepe Rei por actuar como indicador p¨²blico de ETA a trav¨¦s de un semanario y la destituci¨®n del director de Telemadrid por el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallard¨®n? ?Es todo esto parte coherente de una misma pol¨ªtica, que conduce a condecorar al torturador franquista Melit¨®n Manzanas y a rechazar el homenaje a Ernest Lluch en San Sebasti¨¢n?
5. Terremoto
La tierra no ha parado de temblar en toda la semana en El Salvador. A las consecuencias del hurac¨¢n Mitch hace dos a?os y a la pobreza cr¨®nica del peque?o pa¨ªs del istmo americano se ha a?adido ahora un terremoto que ha sepultado a millares de personas y ha dejado sin casa a varios millares m¨¢s. Hay causas naturales en el origen de las cat¨¢strofes, pero la mano del hombre no es ajena a la envergadura de los desastres. La construcci¨®n excesiva y descontrolada y la mala calidad de las viviendas contribuyen a amplificar los efectos de los movimientos s¨ªsmicos. El dolor de los salvadore?os ha levantado una ola de solidaridad, pero tambi¨¦n ha planteado de nuevo la necesidad de mecanismos de cooperaci¨®n financiera internacional que atiendan permanentemente a los pa¨ªses postrados en la pobreza, las epidemias y los desastres naturales.
6. Adi¨®s a Clinton
Clinton ha agotado su ¨²ltima semana en la Casa Blanca con provecho desigual. Ha resuelto de una vez por todas sus cuentas con la justicia, que pod¨ªa perseguirle todav¨ªa por las secuelas del caso Lewinski. Pero no ha conseguido que avanzara ni un mil¨ªmetro el proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo, que contar¨¢ ahora con la pr¨®xima cita de las elecciones para primer ministro israel¨ª en febrero. Bush llega a la presidencia en una semana agitada en la escena internacional. Laurent Desir¨¦ Kabila, presidente desp¨®tico de la Rep¨²blica de Congo, ha sido asesinado y sustituido por su hijo Joseph. En Filipinas, Joseph Estrada se ha visto obligado a dimitir por un enorme esc¨¢ndalo de corrupci¨®n y ha sido sustituido por la vicepresidente, Gloria Macapagal. En Portugal, Jorge Sampaio renueva por cinco a?os su mandato presidencial con una alta abstenci¨®n. En Nueva York, el FBI detiene a P¨¢vel Borod¨ªn, el tesorero de Yeltsin, bajo la acusaci¨®n de un juez suizo de cobro de comisiones ilegales. En Alemania, el ministro de Exteriores, Joschka Fischer, sigue bajo el fuego graneado por su pertenencia a la extrema izquierda en los a?os setenta. Fischer, como el ya ex presidente Clinton, pertenecen a una generaci¨®n que se opuso al sistema en su juventud y que ahora se halla en la c¨²spide de la sociedad del riesgo. El mundo ha cambiado, pero el cambio en las personas suele suscitar mayores y m¨¢s hip¨®critas alarmismos que el cambio en las cosas.
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